La Caravana por la Paz, un encuentro binacional entre la gente de abajo

Laura Carlsen/ Programa de Las Américas

www.caravanforpeace.org

Estados Unidos/México. Junto con las víctimas de la guerra contra el narcotráfico en México, asociaciones estadounidenses antirracistas, contra la prohibición de las drogas, por los derechos de los migrantes, entre otras, construyen un camino para detener una guerra financiada desde los Estados Unidos.

Con el mensaje: “Alto a la guerra contra las drogas”, la Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad emprendió su viaje por los Estados Unidos el 11 de agosto. Después de una escala en la ciudad fronteriza de Tijuana, se inauguró en San Diego con un acto en el muro de la frontera, el 12 de agosto, y terminará en la capital del país, Washington DC, el 12 de septiembre.

La caravana nació formalmente en una reunión binacional realizada en la ciudad de México durante los días 15 y16 de junio. Varios representantes de organizaciones sociales y ONG de Estados Unidos participaron en determinar, junto con familiares de las víctimas y organizadores del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad (MPJD) de México, la ruta, los mensajes y la logística de la caravana.

Después de compartir las problemáticas y prioridades de cada país, a grandes rasgos, se identificaron tres objetivos. El primero es abrir espacios en los medios y en la sociedad estadunidense para las voces de las víctimas de la guerra contra las drogas. En México, son las voces de  familiares y amigos de las personas asesinadas y desaparecidas en la guerra, encabezados por el poeta y activista Javier Sicilia del MPJD; en Estados Unidos, estas voces incluyen a miles de personas encarceladas por las políticas prohibicionistas que criminalizan el consumo de drogas, a sus familias y las personas que han perdido seres queridos por la violencia generada por estas políticas. Se suman las personas migrantes, que sufren las consecuencias de la militarización, el odio y el miedo fomentado por la guerra contra el narcotráfico y las políticas anti-inmigrantes, que forman parte del mismo paquete del mal nombrado asunto de “seguridad regional”.

El segundo objetivo es informar y educar al público estadunidense, en las ciudades que se visiten, sobre el costo en términos humanos de la guerra que se libra en México, promovida y financiada -en parte- por el gobierno de los Estados Unidos a través de la Iniciativa Mérida. En sus testimonios, los caravaneros insisten en que los 70 mil muertos y miles de desaparecidos en México no pueden ser considerados “daños colaterales” de una guerra que ni siquiera tiene los resultados esperados; también en que, junto con los ciudadanos del país vecino, pueden cambiar las políticas para reducir la violencia y rehacer el tejido social.

El tercero es promover algunas demandas específicas para la reforma de políticas sobre el control de armas ilegales, la prohibición y regulación de drogas, inmigración y seguridad regional.

El grupo binacional definió cinco ejes de acción en la caravana:

  1. En cuanto a las políticas sobre drogas, propone una estrategia multidisciplinaria con enfoque en la salud, la dignidad y el bienestar humanos. Hace un llamado a las sociedades estadunidense y mexicana a abrir un debate público y participativo en torno a las alternativas a las políticas de prohibición y criminalización de drogas, que han fracasado en ambos  países.
  2. En cuanto al tráfico de armas, propone que el presidente Obama prohíba la importación de armas de asalto de los Estados Unidos, ya que una gran parte de ellas acaban en México. Asimismo, propone dar a las autoridades estadunidenses más instrumentos para regular y aplicar la ley contra el tráfico ilegal de armas, sobre todo en los estados fronterizos de Arizona y Texas.
  3. Respecto al lavado de dinero,  propone que los gobiernos a los dos lados de la frontera tomen medidas más enérgicas para combatir este delito. Exigen que las instituciones financieras responsables por llevar a cabo el lavado sean enjuiciadas y sentenciadas, que haya vigilancia efectiva por parte de los gobiernos y que, en caso de encontrarse culpables,  se apliquen las multas y sentencias  que correspondan a la gravedad del crimen y sus implicaciones sociales. Asimismo, hace un llamado al Departamento del Tesoro a aplicar la medida del Congreso de 2009, que estableció leyes contra el lavado de dinero mediante tarjetas bancarias prepagadas.
  4. Sobre la política de ayuda extranjera, exige la suspensión de toda ayuda a las fuerza armadas mexicanas. Propone un cambio del apoyo para la guerra para pasar a un enfoque de seguridad humana y desarrollo, que da prioridad al bienestar de las personas y las comunidades mexicanas. Señala que “la responsabilidad compartida” por la que abogan los gobernantes debería empezar con la aplicación y cumplimiento justos y efectivos de las leyes nacionales, por parte de cada gobierno,  dentro de sus propias fronteras.
  5. Respecto a la migración, pide un alto a las políticas de militarización de la frontera y criminalización de migrantes. La caravana señala que “estas políticas nos han llevado a una crisis humanitaria con niveles históricos de deportaciones y detención de migrantes, y además han causado daños al medio ambiente”. Llama a proteger la dignidad de todo ser humano, incluyendo a la población migrante desplazada por la violencia que busca asilo y una vida mejor en los Estados Unidos.

El proceso organizativo de la caravana ha sido un ejemplo de lo que pretende lograr: un esfuerzo coordinado transfronterizo, plural y desde abajo a favor de la paz. Se formaron comités locales anfitriones en todas la ciudades de la ruta: San Diego, Los Ángeles, Phoenix, Tucson, Las Cruces, Albuquerque, Santa Fe, El Paso, Laredo, Harlingen, Brownsville, McAllen, San Antonio, Austin, Houston, Nueva Orleáns, Montgomery, Atlanta, Chicago, Cleveland, Nueva York, Baltimore y Washington. Los comités son en sí mismos un acontecimiento, ya que unen a varios movimientos en Estados Unidos que usualmente no se encuentran: de derechos de migrantes, sindicales, pro reforma de las políticas de drogas, contra la detención y por reformar el sistema penal, antirracistas y de derechos de los afroamericanos y latinos, por la desmilitarización y una nueva política exterior, en solidaridad con México y América Latina, etcétera. Son más de cien organizaciones que participan, entre nacionales y locales.

La Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC, por sus siglas en inglés) explica sus razones por formar parte de la caravana: “La Caravana abre la posibilidad de iniciar un debate trasnacional entre sectores interesados en la búsqueda de un nuevo paradigma de ‘seguridad humana’, que tenga como criterio central el bienestar integral de las personas”.

Para el grupo de policías y jueces  de la Ley Contra la Prohibición (Law Enforcement Against Prohibition, LEAP) los motivos de la caravana mexicana coinciden con su lucha. “Mantener la prohibición de las drogas no sólo no disminuye el consumo de drogas aquí, sino también causa muerte y destrucción por crear un mercado negro lucrativo, donde la violencia es la herramienta principal para proteger sus ganancias. La sangre de 60 mil mexicanos e incontables americanos, quienes han perdido la vida en la violencia del mercado ilegal de drogas en los Estados Unidos, está sobre las manos de los políticos que se niegan a corregir nuestras políticas fracasadas sobre las drogas,” dijo Neill Franklin, ex policía y director de la organización.

La asociación afroamericana NAACP, una de las más grandes en Estados Unidos, explicó sus motivos por unirse a la caravana: “La NAACP se ha sumado a esta coalición para exigir un alto a las políticas ineficaces de justicia criminal, como la guerra contra las drogas y el racial profiling (detención e interrogación basada en rasgos raciales), que no toman en cuenta los problemas reales de nuestras comunidades,” dijo su presidente, Todd Jealous.

Para el cabildeo en Washington, las demandas se centran en una reorientación de la relación bilateral y de la Iniciativa Mérida para priorizar la calidad de vida de las poblaciones, la seguridad humana y los derechos humanos, y dejar de apoyar a las fuerzas de seguridad mexicanas en la estrategia de enfrentamientos policiaco-militares contra el crimen organizado.

Los comités locales han mostrado mucha creatividad en la planeación de sus acciones, y la caravana ha logrado un impacto en los medios que no suelen abordar asuntos relacionados con México fuera de la nota roja. En Los Ángeles, en conferencia de prensa se sumaron celebridades mexicanas del mundo del cine, entre ellos Kate del Castillo, Diego Luna, Alejandro González Iñárritu, Guillermo del Toro y Alfonso Cuarón. En Phoenix dialogaron con el notorio aguacil antiinmigrante, Joe Arpaio, y protestaron frente a su centro de detención: “Tent City”. En otras ciudades planean eventos titulados “Manténganlos en casa”, para protestar por el encarcelamiento de los jóvenes por simple posesión de sustancias ilegales y por la desaparición de personas; “Esto está destrozando a nuestras familias”, un evento en Nuevo México sobre la guerra contra el narco; “Madres contra la guerra contra las drogas” y un día internacional de solidaridad por la paz en México.

Publicado el 20 de agosto 2012

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