Quebec, Canadá. Desde que el gobierno anunció un aumento de los gastos de escolaridad – que podría alcanzar hasta el 75 por ciento en los próximos cinco años – y de un nuevo recorte del presupuesto de la educación, la Asociación de Solidaridad Sindical Estudiantil (ASSE) encabeza la nueva campaña de protesta: “Juntos, bloqueemos el alza”. Este acto de protesta se inscribe en un contexto de inconformidad de los jóvenes de Quebec quienes están decididos a defender su derecho a una educación pública y gratuita para todos.
¿Educación en peligro?
Para Hugo es inaceptable que más del 60 por ciento de los estudiantes salgan de la universidad con una deuda promedio de 15 mil dólares. Cerca del 90 por ciento de los padres-estudiantes tienen dificultades para conciliar su vida de familia con sus estudios, por falta de tiempo y dinero. Un nuevo aumento de los costos de escolaridad de mil 625 dólares, empeorará esa situación que de por sí ya es difícil. Más allá de la situación de cada uno, se trata de defender el acceso universal a la educación. Y cabe preguntarse cuál será la situación en 2012.
“Mientras que los liberales se llenan los bolsillos aprovechándose de la corrupción en la industria de la construcción, se le pide a los estudiantes que paguen más para poder ingresar a la universidad y se hacen recortes en el presupuesto educativo. El dinero público debería financiar un sistema de educación público, gratuito y de calidad, y no enriquecer al partido liberal y sus amigos”, opina Gabriel Nadeau-Dubois, portavoz del sindicato ASSÉ, recordando que a su vez el gobierno se niega a iniciar una investigación pública sobre los presuntos alegatos de corrupción en el sector de la construcción. “A todos los niveles sucede lo mismo. Ya sea en las universidades o en las escuelas primarias y secundarias, cada vez se toman más medidas de privatización y tarificación, que comprometen el acceso y el carácter público de nuestras escuelas”, agrega el portavoz.
“¡Debemos indignarnos!”
Según el sindicato estudiantil, el gobierno liberal en turno dirige al país en pro de los más pudientes y de los grandes corporativos, en detrimento del interés colectivo. “¡Debemos indignarnos!”, asegura el ASSÉ. ¿De qué forma? “Usando los medio que tenemos a nuestro alcance. Comenzaremos por una movilización masiva en todos los campus de Quebec. Esa movilización culminará en una gran manifestación nacional en noviembre”. ¿Y después? “Después, si el gobierno aun mantiene su postura tendremos que plantearnos hasta dónde estamos dispuestos a llegar para bloquear el aumento de los costos para los estudiantes. Tres letras se rumorean cada vez más en los corredores de las universidades: GGI (Grève Générale Illimitée- Huelga General Ilimitada). Si en unos meses Jean Charest sigue manteniendo su postura y no retira sus medidas regresivas, no tendremos otra opción que la de recurrir a la huelga general ilimitada. No será por placer, sino por necesidad. Esa misma necesidad que ha estado impulsando a los pueblos del mundo entero desde hace ya más de un año. La necesidad de preservar un sistema educativo público, autónomo y accesible a todos, sin el cual no puede existir una democracia genuina. La necesidad de poder estudiar, de poder cumplir sus sueños y llevar a cabo sus proyectos de vida, sin importar la profesión, ni el dinero que se tenga en el banco.
Una victoria de la comunidad estudiantil sobre el gobierno liberal de Jean Charest abriría una serie de puertas. Permitiría politizar a toda una generación y llevar la lucha a los demás sectores de la sociedad, así como darle un nuevo soplo a los movimientos sociales de Quebec, y sobre todo, sería una forma de enviarle un mensaje muy claro al gobierno de que la población no está dispuesta a que le quiten sus derechos, derechos adquiridos a fuerza de lucha durante más de cincuenta años. “A lo largo de la historia, la escuela pública ha sido uno de los principales factores de justicia social e igualdad. Con estos nuevos aumentos anunciados por el gobierno, se escatima una vez más el acceso a la educación de los desfavorecidos”, considera Gabriel Nadeau-Dubois, y recuerda que se celebra este año en Quebec el 50 aniversario de la Ley constitucional de la Educación (Carta Magna de la Educación), Ley revolucionaria que llevó a la creación del ministerio de la Educación. Para los movimientos sociales es la lucha de la última oportunidad. Si fracasa el movimiento estudiantil, el Primer Ministro y sus aliados tendrán el campo libre para continuar demoliendo Quebec.
La ASSÉ representa indistintamente a todos los ciclos de enseñanza superior de Quebec y reúne a cerca de 45 mil miembros en los colegios y universidades en todo el territorio. Esta organización de tipo sindical milita desde su fundación para la accesibilidad de los jóvenes a un sistema educativo gratuito, público y de calidad, capaz de cumplir con su misión principal: asegurar la transmisión del conocimiento y de la cultura.
Por un sindicalismo estudiantil de combate
No se puede disociar la teoría de la práctica. Las reivindicaciones en ruptura con el orden establecido exigen una estrategia de acción adecuada: un sindicalismo estudiantil de combate.
El sindicalismo de combate implica por una parte el desarrollo de prácticas sindicales dinámicas y democráticas. En tal sentido, se deben de multiplicar los debates, elaborar análisis en forma colectiva, no temerle al enfrentamiento de ideas y sobre todo prever un espacio para la toma de decisiones.
Por otro lado ya que no se puede confiar en la buena voluntad de los gobiernos para defender nuestro derecho a la educación, tenemos que posicionarnos como contra poder. La ASSÉ trabaja sin tregua a favor de la información y la movilización masiva y sistemática del movimiento estudiantil quebequense.
En Quebec, como en el resto del mundo, el pueblo obtuvo sus mayores avances sociales gracias a luchas encabezadas por movimientos combativos. El seguro medico, el seguro de desempleo, los derechos de las mujeres, el derecho a la educación, etcétera han sido el resultado de un combate encarnizado capaz de obligar a la clase dirigente ante las presiones populares.
Entre los años sesenta y ochenta, el movimiento estudiantil de Quebec fue dominado por un sindicalismo de combate que permitió una mejora substancial de la accesibilidad y calidad de la enseñanza pública. Durante todos esos años, la fuerza del movimiento logró frenar los intentos del Estado de aumentar los costos de escolaridad, y permitió mejorar radicalmente los préstamos y becas para estudiantes. Durante los años noventa, paralelamente al debilitamiento del movimiento, fue que se registraron los mayores retrocesos en materia de educación. Desde 2001, la ASSÉ revive esta tradición sindical que tanto favoreció al movimiento estudiantil.
Publicado el 01 de Noviembre de 2011