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¿Y las alternativas a la guerra?: La Escuela de Formación Política Feminista y Popular de Mujeres de Frente en la prisión

El espacio de la cárcel, aunque tiene varios kilómetros se vuelve sumamente estrecho, el cuerpo casi no puede pasar por ese lugar que cercado por el ojo de la policía, una mirada inquisidora nos pone bajo sospecha. La cárcel atrapa, la cárcel constriñe, la cárcel hace chiquito el corazón y hace que la piel se erice. La cárcel impone un estado de temor encarnado, su violencia actúa sobre lo más profundo, lo más íntimo y frágil: la piel y el corazón. Y sin embargo pieles y corazones dentro de las prisiones desacatan la imposición de muerte del sistema penitenciario ecuatoriano, resisten y se organizan. La Escuela de Formación Política Feminista y Popular de Mujeres de Frente en la Regional de Cotopaxi es el espacio donde mujeres diversas de dentro y fuera de la prisión construimos una alternativa a los mandatos patriarcales de la guerra, que en Ecuador han provocado la muerte cruenta de más de 400 persona, principalmente hombres, en una decena de masacres carcelarias, desde febrero de 2021.

La Escuela tiene como base el encuentro de confianza y afecto entre mujeres. En casi un año, la formación política ha bebido de aprendizajes sencillos pero estratégicos para descubrir la valiosísima persona que es cada mujer de este grupo heterogéneo, poder reflejarse en la otra y desde el abrazo colectivo recuperar la humanidad negada por las violencias del castigo y el encierro.

¿Cuáles son aquellas tareas sencillas pero estratégicas en las que hemos ido enfatizando? Negociar las barreras de la burocratización del trabajo en prisiones que impide a las mujeres privadas de libertad participar de los talleres si no constan en listados de engorrosa generación por parte del centro penitenciario. Abonar en experiencias gratificantes como la escucha y el aprecio de las voces diversas en círculos de confianza. Compartir un pequeño bombón de chocolate, a sabiendas que la prisión lo ha convertido en un lujo, al igual que las fragancias. Promover un intercambio epistolar entre mujeres de la red de Mujeres de Frente que se teje dentro y fuera de la prisión que ha dado un lugar para tramar vínculos de entre mujeres presas y compañeras que las sostienen desde afuera. Y la más importante: sostener el relato, a través la constante presencia de quienes sostenemos la Escuela cada sábado, de que en Mujeres de Frente existe una fuerza social, tejida y mantenida a pulso por mujeres diversas, generosa para recibirlas en una lucha abolicionista de las prisiones, pero también en la vida cotidiana.

La Escuela además se construye a través del tejido entre organizaciones. Un tercio de los talleres los dedicamos a la teoría. Compartimos conocimiento negado a las mayorías mucho antes de su encarcelamiento. Diferentes profesoras llevan saberes teóricos entre el juego, el canto y la discusión animada. La escritura es el segundo momento de la escuela, un camino que se anda con la decisión de publicar juntas. Varios retos se nos presentan, escribir no es usual para la mayoría de nosotras, recelo y miedo se juntan en el ejercicio de plasmar las experiencias de las violencias y las resistencias en una hoja en blanco. Un tercer momento de la Escuela es el bordado. Junto al colectivo Bordando la Ternura en la Escuela abrimos un espacio de circulación de la palabra. Las reflexiones teóricas inspiradas en los primeros testimonios, en el segundo momento escritos en pocas líneas, luego encarnan realidad en muñecas bordadas. El papel, la tela y agujas animan a indagar en formas de expresión capaces de desmontar los muros de la prisión, recrear un ambiente mágico donde efervesce la idea de que alguien de fuera recuerde el nombre de quién está privada de libertad, de que en la escritura y el bordado el testimonio atraviese los muros con la potencia de la crítica feminista.

El camino de nuestros aprendizajes sobre cómo guiar, cómo ordenar los momentos de la Escuela, qué recursos se van haciendo imprescindibles, lo vamos haciendo entre todas las mujeres que participamos de la Escuela, escuchándonos y sintiendo lo que se requiere para mantenernos aprendiendo juntas. Así, el intercambio de saberes entre mujeres diversas en nuestra Escuela en prisión transforma el estado de temor del sistema penitenciario en estado de gracia por vernos y sentirnos hermanadas; lo transforma en presencia activa de nuestras conciencias y nuestros cuerpos frente la hostilidad patriarcal, a fuerza de la constancia en la unidad colectiva se va transformando en movimiento feminista en el ojo policial/penitenciario. Apostamos por desbordar los muros y desmontar el estado de temor, reconocernos en la diferencia como las actoras de otros entramados de justicia y reparación.

Una Respuesta a “Genealogía e historia contra el castigo”

  1. Carol Proaño

    Saludo el trabajo consciente y solidario con los grupos vulnerables, me gustaría dar mi apoyo con lo que yo puedo aportar puedo dar talleres de desarrollo humano para fortalecer los grupos organizados de Quito en defensa de los derechos de humanos

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