Mujeres de Frente

Mujeres de Frente

Genealogía e historia contra el castigo

Somos los rostros de la adversidad y del horizonte que la ciudad andina produce.

Mujeres de Frente somos mujeres organizadas en Quito con nuestros niños, niñas y adolescentes, a quienes cuidamos y quienes comparten nuestra búsqueda de trabajo para hacer posible el sostenimiento de la vida de todos. Somos comerciantes autónomas callejeras, recicladoras de residuos urbanos, trabajadoras del hogar y la limpieza a destajo, jóvenes con formación media y superior eventualmente remuneradas, maestras y estudiantes. Somos trabajadoras urbanas cotidianamente correteadas por las fuerzas del orden metropolitano, familiares de personas en prisión, mujeres presas y excarceladas. Mujeres heterosexuales, bisexuales y lesbianas. Algunas de nosotras somos migrantes indígenas y afrodescendientes y, prácticamente todas, mestizas acholadas. Todos, nombres de los despojos que experimentamos y de las luchas que libramos.

Como mujeres cotidianamente tironeadas por las fuerzas del orden ciudadano, el desarraigo es el castigo contra el que luchamos.

Nuestra experiencia viene siendo la de ser arrancadas. Fuimos arrancadas de nuestros vínculos infantiles cuando el empobrecimiento obligó a nuestros mayores a que nos trasladaran desde nuestra posición de hijas a la de criadas o arrimadas; cuando correteos, requisas de mercadería a pie de calle y detenciones temporales a cargo de agentes de la policía municipal nos despojaron de la certeza de la presencia sostenida de nuestras mayores; cuando policías, jueces y carceleros nos erradicaron de cuajo del vínculo materno. Trabajamos rodeando, beligerantes, a destajo, silentes, muy entrada la noche, al alba, siempre al borde de la ley, vivimos desplazadas de la economía considerada formal y de la seguridad social. Vemos cómo en los medios de comunicación masiva nuestras vidas se describen con palabras como desorden urbano y criminalidad, cómo cotidianamente somos arrancadas de la promesa de ciudadanía. Y, sin embargo, no dejamos de florecer. Aquí estamos. Aquí seguimos sosteniendo la vida.

Como migrantes de primera, segunda, tercera o ya no recordada generación, el desarraigo y la desmemoria son el castigo contra el que luchamos.

Llegamos a esta ciudad andina como chagras, hijas, nietas o descendientes de mujeres que no recordamos, mujeres que fueron arrancadas del empleo rural, de pequeñas unidades de producción campesina y economías comunitarias de subsistencia asediadas por explotadores del agro a gran escala, monopolizadores de los mercados internos e inversiones de proyectos extractivos. Nos miramos en reciprocidad y nos descubrimos perdidas en la trampa del mestizaje, despojadas de comunidad por las fuerzas del orden, apenas sostenidas por vínculos familiares que contribuimos a recoser contra fuerzas del orden dedicadas a arrancarnos y arrancarnos y arrancarnos. Y, sin embargo, no dejamos de florecer. Aquí estamos. Aquí seguimos sosteniendo la vida, pero esta vez denunciando que la estrategia del patriarcado colonial capitalista, hoy, es debilitarnos a fuerza de producir desarraigo y desmemoria. Estrategia que nosotras experimentamos como múltiples formas de castigo cotidiano contra el que nos organizamos.

Como hijas casi siempre irreconocibles de los pueblos indígenas y afrodescendientes de los que nosotras mismas o nuestras ancestras fueron arrancadas, como mujeres que hemos vivido perdidas en la trampa del mestizaje, en la trampa de la promesa de una ciudadanía que nos está negada, hoy, organizadas, trabajamos para devolvernos a nuestras ancestras y a la historia de nuestros pueblos, trabajamos para fortalecernos construyendo memoria, dignidad, arraigo y comunidad.

Y decimos: La nuestra no es una asociación mestiza, Mujeres de Frente somos una organización de raigambre indígena y afrodescendiente. Y construimos una escuela, nuestra Escuela de Formación Política Feminista y Popular, ya no como proceso para aprender lo que la militancia debe decir para hablar correctamente, sino para co-investigar juntas orientando nuestras búsquedas en dos sentidos: genealógico e histórico. Genealógico para devolvernos a nuestras ancestras, al calor de las que saben por qué venimos siendo como, a pesar de la adversidad, seguimos siendo. E histórico para devolvernos a las historias de los pueblos a los que pertenecemos, no para retornar a comunidades rurales o pequeños poblados, sino para rescatarnos de la trampa de la desmemoria y el mestizaje, para hundirnos en nuestras raíces y consolidar nuestra comunidad de raigambre indígena, afrodescendiente y chola. Y para combatir la desmemoria que hace que nuestros pueblos y compañeros nos desconozcan cuando estamos presas, cuando nuestros hermanos e hijos mueren en masacres carcelarias, cuando se lanza sobre nosotras el estado punitivo con la promesa de permanecer impune.

Una Respuesta a “Genealogía e historia contra el castigo”

  1. Carol Proaño

    Saludo el trabajo consciente y solidario con los grupos vulnerables, me gustaría dar mi apoyo con lo que yo puedo aportar puedo dar talleres de desarrollo humano para fortalecer los grupos organizados de Quito en defensa de los derechos de humanos

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