Una carrera para vivir en euskera

Adazahira Chávez Fotos: Euskalakari AEK

Ciudad de México. Para vivir en euskera “vamos a caminar, correr o lo que haga falta”, señala Haizea Elizondo, joven vasca radicada en México, en la semana en que centenares de miles de vascos se lanzan a las carreteras para afirmar su determinación de conservar y hacer vivir su lengua.

La Korrika, una carrera a favor de la lengua vasca, tiene 23 años de vida y tiene como objetivo “por una parte, impulsar la concienciación a favor del euskara, y por otra, recabar fondos para llevar a cabo dicho trabajo día a día en los centros de aprendizaje de euskara”, señala la página dedicada a la carrera. Las organizaciones sociales y los vecinos se organizan para hacer el recorrido pasando un testigo de mano en mano, que en su interior lleva un mensaje que será leído al final de la marcha.

La edición 18 de la Korrika constó de 11 días sin parar, del 14 al 24 de marzo de 2013. En México, alumnos mexicanos de euskera y algunos vascos corrieron por el embarcadero de la zona turística Xochimilco. En un breve texto que repartieron a los espectadores, señalaron que “mexicanos con orígenes vascos, vascos con corazón mexicano y mexicanos comprometidos con las lenguas originarias del país nos hemos reunido para recorrer unos metros y sumarnos así a la gran carrera por nuestras lenguas, por todos los idiomas del mundo que luchan por su pervivencia frente a las culturas dominantes y dominadoras”.

La lengua

Al euskera no se le conocen parientes, es una antigua lengua aislada y existen diversas teorías sobre su origen. Aunque ya había sufrido distinta formas de prohibición (por ejemplo en 1897 y 1923), tuvo el golpe más duro durante la dictadura nacionalista y católica de Francisco Franco en el Estado Español, iniciada en 1936, y fue ilegalizado.

En septiembre de 1936, el comandante militar en Estella, Ricardo Sanz, dictó una prohibición que señalaba: “Se acabó el «¡Gora Euzkadi!». Estamos en tiempo de “¡Viva España!»”…Asimismo; se prohíbe la palabra «Agur», importada por los separatistas en lugar del «Adiós», genuinamente español”.

A pesar de la prohibición, en los senos de los hogares se intentó conservar la lengua y las costumbres vascas de manera clandestina. Las ikastolas, centros de enseñanza en lengua vasca, funcionaron de manera semiclandestina a partir de los años sesenta y lograron algunas legalizaciones a finales de la misma década. Fue hasta 1975 cuando el dictador permitió la inclusión del euskera en la educación.

Los esfuerzos de los vascos por recuperar su lengua no han parado. Dentro de la lucha por que se le reconozca como lengua oficial y las familias tengan verdaderas opciones para educar a sus hijos integralmente en euskera en los siete territorios vascos –Álava (Araba), Vizcaya (Bizkaia), Guipúzcoa (Gipuzkoa), y Navarra (Nafarroa), en el Estado español; y Baja Navarra (Nafarroa Beherea), Labort (Lapurdi) y Sola (Zuberoa), en Francia- se ubican acciones como la korrika.

Correr por el euskera

“La Korrika la organiza  Alfabetatze Euskalduntze Koordinakundea (AEK), una cooperativa que tiene como fin euskaldunizar el país y trabaja en varios frentes: la alfabetización, la euskaldunización de adultos y la normalización lingüísticas”, señala Haizea Elizondo, licenciada en lingüística. AEK cuenta con más de cien centros de enseñanza de la lengua y con cerca de 500 profesores. La falta de una subvención que le permita funcionar plenamente hace que la korrika sea otra forma de buscar financiamiento popular.

El nacimiento de la Korrika se da porque después de la dictadura había un fervor popular, señala Elizondo: “La gente sentía que había opción y que había que pelearlo mucho; había un apoyo popular grande y se decidió sacar a la gente a la calle”.

La primera Korrika se llevó a cabo del 29 de noviembre al 7 de diciembre de 1980 y recorrió caminos desde Oñati hasta Bilbao. Desde 1983, se realiza cada dos años en diferentes recorridos “con la idea de que pase por todos los pueblos de Euskal Herria”, informa Haizea. “Se hace un recorrido por toda Euskal Herria que no para; da igual que sea de noche, que nieve, que truene, lo que sea”, declara Elizondo.

“En cada pueblo hay gente que recoge el testigo y que lo vuelve a pasar para reivindicar que queremos vivir en euskera y que vamos a caminar, correr o lo que haga falta para ello”, agrega. Aunque el euskera es una lengua viva, su situación es muy precaria en algunas zonas.

La página de la korrika señala que en su organización “participan miles de personas a través de los comités que se forman en los pueblos y barrios, y durante la carrera propiamente dicha se organizan cientos de actividades culturales y lúdicas”. La participación se cifra en cientos de miles de personas, lo que “refleja en toda su magnitud la decidida apuesta que la sociedad vasca hace a favor del euskara”.

En 2013, se recorrieron 2 mil 587 kilómetros en el País Vasco -desde Andoáin a Bayona con el lema «Eman Euskara Elkarri”(Todos con el euskera)-, mientras que recorridos más breves se realizaron en Estados Unidos, Argentina, Australia, Canadá, México, Francia, China, Polonia, Portugal, Alemania y el Estado Español. Las korrikas en estos países son organizadas por las diásporas vascas (asociaciones de vascos radicados en diferentes países) o las Euskal Etxea, centros culturales vascos.

Para Uraitz Soubies, su lengua “es un idioma de los más antiguos en Europa y ha sido castigado por los gobiernos, especialmente el español y el francés”. Por ello, “el rescate es un trabajo de la sociedad, una parte de esa defensa es la korrika y es una defensa para tener una vida en nuestro idioma”.

Publicado el 08 de abril de 2013

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