Texto: Raúl Zibechi

Las fotos lo dicen casi todo.

El 11 de Setiembre es una fecha emblemática en Chile pero también en América Latina. El golpe de Estado de Pinochet, el martirio de Allende y el comienzo de un ciclo infernal en todo el continente.

En esta ocasión, bajo la pandemia y un estado de excepción impuesto por la derecha en el gobierno, miles de personas se concentraron frente al Estado Nacional de Santiago. Recordaron la fecha, pero hubo cambio notables respecto a ocasiones anteriores.

El papel de las mujeres y de los jóvenes fue muy destacado. La celebración tuvo, además, un carácter que mestizó la denuncia con el arte, a través de murgas, teatro de calle y música.

La revuelta lanzada por el pueblo chileno en noviembre, sigue su curso, con tal potencia y profundidad de remodeló la celebración del 11 de Setiembre.

Esta vez fue feminista, juvenil y popular. Y territorial. Sin perder un ápice su desafío al sistema, a la militarización y la represión brutal de Carabineros.

Cambios en los modos y maneras, en los protagonismos colectivos, para seguir siendo lo siempre fuimos: pueblos en rebeldía.