Foto: La marcha feminista saliendo de Bornos y ocupando un carril de la carretera A-384. (Alfonso Torres)
Cientos de personas procedentes de toda la provincia de Cádiz recorrieron el sábado más de siete kilómetros como forma de protesta contra las violencias machistas. La marcha provincial, la cuarta ya, partió desde la céntrica plaza del Ayuntamiento de Bornos hasta su pedanía, Coto de Bornos, ocupando un carril de la carretera A-384 que conecta los municipios de Arcos de la Frontera y el malagueño de Antequera.
En la acción de protesta participaron quince colectivos feministas: Marea Violeta de Jerez, La Faraona de Jerez, la Asamblea Feminista ‘Las Tres Rosas’ de El Puerto de Santa María, el Colectivo Feminista de Trebujena, la Asamblea Feminista de Cádiz, ‘Macondo’ Espacio Creativo y Feminista, ‘Ni una menos’ de Cádiz, el Café feminista de Cádiz, la Marea Violeta Sanlúcar, ‘Kódigo Malva’ de Chiclana, el Café Feminista de Chiclana, la Alerta Púrpura de Puerto Real, la Marea Violeta Campo de Gibraltar, el Colectivo Feminista Roteño y la Marea Violeta Sierra de Cádiz.
A este último pertenece Isabel Sánchez, que pone en valor la iniciativa por haberse desarrollado este año en el ámbito rural. “Las mujeres de la sierra tenemos menos visibilidad que las de las ciudades, donde parece que esta todo más hecho, más dado. Y las problemáticas aquí incluso se pueden agravar más y la mujer calla más por diversas circunstancias”, explica. Agradece que la coordinadora provincial feminista haya elegido la sierra porque “la hace visible y pone de manifiesto que la provincia no es solo la Bahía de Cádiz, el Campo de Gibraltar y la campiña de Jerez, la provincia también es esto”. Y valora positivamente que “las mujeres de la provincia nos juntemos, igual que nos jutamos pa’ comer, nos juntamos pa’ luchar”.
A su paso por el pueblo de Bornos, de poco más de 7.000 habitantes, la estampa resultante estaba llena de contrastes. Ancianas con carrito y ancianos sentados en plazas o terrazas contemplaban el tránsito de la marea morada formada por mujeres de todas las edades. A la salida del pueblo, el único inconveniente. La Guardia Civil intento convencer a las manifestantes de que desarrollasen la marcha en el arcén de la carretera, de dos en dos, a pesar de que la organización reclamó en las notificaciones al Ministerio del Interior el uso de uno de los carriles. Finalmente, y para sorpresa de los agentes, la protesta ocupó el carril derecho en dirección a Coto de Bornos, sin que el tráfico se viese alterado sustancialmente.
La larga caminata concluía en la pequeña pedanía de Coto de Bornos, de apenas 967 habitantes, llenando de morado este pueblo blanco gaditano. Isabel, que vive aquí, se muestra convencida de que el feminismo debe llegar hasta este último rincón de la sierra. “Estés donde estés, si crees que están minimizando tus derechos, tienes que luchar. Da igual que vivas en Coto de Bornos con 900 habitantes a que vivas en Madrid”.
En la plaza de Domingo Rosado, en un antiguo cine casi abierto al soleado día, se daba lectura al manifiesto. En él se reclamaba “presupuestos para el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, que nuestras legislaciones y recursos se adapten a lo firmado en 2011 en el Convenio de Estambul, actualmente sin aplicación en España, como la necesaria reforma de la Ley Orgánica 1/2004 de Medidas de Atención Integral contra la Violencia de Género”. No faltó la mención a la ultraderecha “siempre ha habido voces contra le feminismo y la lucha por los derechos de las mujeres, y el escenario político actual lo hace aún más presente. Los sectores más reaccionarios de nuestra sociedad pretenden manipular nuestro mensaje haciendo creer que buscamos enfrentar hombres y mujeres”.
También hubo llamada a la responsabilidad colectiva, de toda la ciudadanía, y en especial de los medios de comunicación, para defender los derechos conquistados y continuar visibilizando la violencia machista. Y un recado: “no olvidemos que lo conseguido podemos perderlo”. Y como de si un hilo morado se tratase, la jornada terminó, no con el pan y las rosas que gritaban las obreras americanas, pero sí con las frutas y la música. Mientras Antonia ‘La Canastera’ de Trebujena cantaba En la plaza de mi pueblo.
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