Nos están matando

Redacción Desinformémonos

 

fotografía: Unión de Periodistas, Agencia Cuartoscuro, Ríodoce, Paco Marty y Zulay Saxe Castro 

El 22 de septiembre del 2011, el periodista Javier Valdez Cárdenas, recibió el Premio Internacional de Libertad de Prensa del Comité de Protección a Periodistas (CPJ). Javier fue asesinado cobardemente el 15 de mayo de 2017 en su natal Culiacán, Sinaloa.   Aquí el discurso que pronunció ante la CPJ cuando recibió el premio:

He alimentado mi alma enjuta con las expresiones de la calle, abrazos y apretones de mano y palabras en las que me he guarecido. Este premio es la suma añejada y nutritiva de todos esos abrazos.

He sido periodista estos 21 años y nunca antes lo he sufrido y gozado con tanta intensidad y con tantos peligros.

En Culiacán, Sinaloa, México, es un peligro estar vivo y hacer periodismo es caminar sobre una invisible línea marcada por los malos  que están en el narcotráfico y en el gobierno; un piso filoso y lleno de explosivos.

Esto se vive en casi todo el país, uno debe cuidarse de todo y de todos,  y no parece haber opciones ni salvación y muchas veces no hay a quien acudir.

En mis libros he contado la tragedia que vive México y que debe avergonzarnos. La niñez recordará esto como un tiempo de guerra. Tiene su ADN tatuado de balas y fusiles y sangre y esta es una forma de asesinar el mañana. 

Somos homicidas de nuestro propio futuro.  ¿Esta es una guerra? Sí. Pero por el control del narco. Pero nosotros, los ciudadanos, ponemos los muertos  y los gobiernos de México y Estados Unidos, las armas.

Y ellos, los encumbrados, dentro y fuera de los gobiernos,  se llevan las ganancias.

Dedico este premio a los periodistas valientes,  a niños y jóvenes que viven una muerte lenta.

He preferido darle rostro y nombre a las víctimas, retratar este panorama triste y desolador, estos pasos agigantados de tomar atajos hacia el apocalipsis en lugar de contar los muertos y reducirlos a números.

Este premio es como un faro de luz del otro lado de la tormenta,  un puerto seguro más allá de la tempestad.

En Ríodoce hemos experimentado una soledad macabra porque nada de lo que publicamos tiene ecos ni seguimiento y esa desolación nos hace más vulnerables.

Y a pesar de esto, con ustedes, con este premio, puedo decir  que tengo dónde guarecerme y sentirme menos solo

 

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