Fronteras Abiertas

Laura Carlsen

México, anfitrión para armar el Plan Pentágono contra migrantes centroamericanos

La nueva vergüenza para el país ante el gobierno de Donald Trump, es que México ha acordado ser anfitrión oficial de una reunión sobre seguridad que se llevará a cabo dentro de las instalaciones del Comando Sur en Miami, Florida. Después de una tradición de marcar cierta distancia de las intervenciones estadunidenses en la región, ahora México se hace socio del Pentágono en la nueva ola de remilitarización planteada por el gobierno de Trump en la región. Esta vez, no sólo hace el trabajo sucio del vecino del norte de deportar a personas migrantes y refugiados en la frontera sur, sino también funge como convocante de los países del Triángulo Norte en nombre de las fuerzas armadas de Trump.

La noticia ha pasado casi desapercibida. La Jornada reportó el 26 de abril que en una reunión de la Conferencia de Seguridad de Centroamérica, el jefe del Estado Mayor de la Defensa de Guatemala, Juan Manuel Pérez, anunció acuerdos entre los representantes de los países de la región y los Comandos Norte y Sur de los Estados Unidos de realizar patrullajes aéreos, terrestres y de reconocimiento en la frontera con México, intercambiar información e inteligencia, y “estandarizar protocolos y procedimientos para realizar operaciones de interdicción con el apoyo de tecnología e inteligencia del Comando Sur”.

Para el gobierno de Trump, detener el flujo de migrantes por las fronteras —la suya y la de cualquier otro país que quede en el camino de familias huyendo de la pobreza y la violencia rumbo a Estados Unidos— es prioritario. Su visión de “América” de tez blanca y sin migrantes, sólo con trabajadores migrantes como mano de obra y no como seres humanos, ha llevado a propuestas de construcción de muros y donde no puede construir muros físicos, busca construir muros de contención con la fuerza militar. En este proyecto, el gobierno de Enrique Peña Nieto se ha prestado como pieza clave, a pesar de los constantes insultos y abusos contra el país que empezaron desde la campaña de Trump.

Los militares ya ni intentan disimular el hecho de que la militarización va en contra de las personas migrantes y refugiadas. El general Pérez explicó como ejemplo del éxito que el proceso de intercambio de información logró identificar “una ruta de inmigrantes indocumentados que pasa por el norte del Petén” y celebró el anunció de que el Comando Sur participará en la instalación de una nueva base operativa en el mismo departamento de Petén. Destacó que los encuentros con los militares estadunidenses son “estratégicos y claves para afinar los mecanismos, rutas de migrantes, contrabando de ganado, la utilización de personas para el paso de la droga.”

No es la primera vez que el Comando Sur, y ahora Norte ya que México fue integrado en el plan geopolítico del Pentágono como parte de América del Norte, establece un grupo de tarea mixto en la región. En Guatemala tiene antecedentes con el fracasado grupo formado en Tecun Umán en 2013 y en la frontera Guatemala-Honduras llamado Chortí. Cuando visitamos la base militar móvil en Tecun Umán, encontramos que ni siquiera había podido establecerse debido a la resistencia de la población por historia y naturaleza transfronteriza. A pesar de inversiones estadunidenses de $22 millones de dólares en la base de Tecun Umán y $13.5 en Chortí, un estudio de Rand encontró que fracasaron en detener el flujo de drogas en la región, un hallazgo constatado por los registros de droga en EEUU. Si es así, ¿por qué intensificar ahora la política de militarización?

La militarización promovida por el gobierno de Obama y ahora Trump jamás ha tenido como objetivo principal frenar el flujo de drogas prohibidas al mercado de Estados Unidos. En primer lugar ha servido para desalentar y criminalizar flujos migratorios, a pesar del hecho documentado de que muchas personas salen de sus países por necesidad y en muchos casos para salvar su vida y la de sus familiares. Los derechos de refugio, constatados en los acuerdos internacionales y nacionales, son violados en este contexto todos los días.

En segundo lugar, las maniobras buscan el control de territorios con abundantes recursos naturales por parte de EEUU y aliados entre las elites económicas y políticas de los países. En los últimos días salió la noticia de que fueron desplazados los miembros de una comunidad guatemalteca de El Petén y forzados a migrar a México. Si la idea es controlar la migración y mantener en paz a las comunidades en zonas donde opera el crimen organizado, ¿por qué el intento de despoblar la región?

Del 14 al 16 de junio las secretarías de Defensa y Marina de México y su co-anfitriones militares del norte lanzarán el nuevo Plan Pentágono para Centroamérica, con la participación de presidentes y otros representantes de los siete países centroamericanos y cinco países observadores. El vicepresidente Mike Pence inaugurará el evento “Conferencia sobre prosperidad y seguridad en Centroamérica” que es un nuevo giro para la Alianza para la Prosperidad. Hay poca información oficial sobre este evento que definirá la política Trump en la región. La página del Departamento de Estado solamente especifica que “reunirá un grupo diverso de líderes gubernamentales y empresarios de EEUU, México, Centroamérica y otros países para discutir los desafíos y oportunidades en economía, seguridad y gobernabilidad en El Salvador, Guatemala y Honduras.” Dice que el primer día es sobre prosperidad y crecimiento económico y el segundo, estabilidad y seguridad.

El papel de México se resumió en una nota de Reuters: “Kelly (General John Kelly) busca reorientar la alianza de la era de Obama sin un incremento grande en financiamiento de los Estados Unidos por medio de presionar a México a tomar más responsabilidad para la gobernabilidad y seguridad en Centroamérica, y buscando inversión privada fresca para la región”. La misma nota cita a «una persona del cuerpo diplomático de México sin autorización para hablar públicamente, “Queremos estar en buenos términos con ellos (el gobierno de Trump) porque estamos manejando un tema mucho más importante.

«En cambio, queremos una renegociación del TLCAN (Tratado de Libre Comercio de América del Norte) benéfica.”

Vaya intercambio. El gobierno de Peña Nieto vende el alma de México —y su soberanía nacional— al gobierno de Trump por la negociación del TLCAN. Lo peor es que no es su alma la que vende, sino las almas y las vidas de miles de migrantes centroamericanos que ahora más que nunca se percatan de que la temible frontera de los Estados Unidos de Trump se ubica en el río Suchiate y no en el Bravo.

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