Mazahuacholoskatopunk

Federico Gama

La diversidad cultural como identidad

En la Ciudad de México existe una gran diversidad de identidades juveniles que se expresan, se confrontan, se reinventan, se niegan, se cruzan, se imputan, se reciclan, se agrupan, se increpan, se identifican, se forman y se transforman. Existen tantas maneras de ser joven que se empieza a desdibujar la idea de normalidad o, dicho de otra manera, los jóvenes normales sólo existen en nuestra mente.

Para entrar a la explicación de lo que he llamado Mzahuacholoskatopunk, quisiera señalar algunos aspectos o cuestionamientos que considero se deben contemplar para entender la diversidad en los jóvenes desde otros ámbitos, como es el caso de la fotografía.

Por ejemplo:

Cuando mis proyectos fotográficos apuntan a los cholos, emos, punks, darketos, skinheads, rockabilis, gays, goticos, lolitas, etcétera, mientras no me encuentre con un grupo determinado o específico de ellos, todo mundo los considera diferentes o “raros”.

En este sentido, creo que se debe profundizar. No sólo se trata de analizar a un grupo determinado, sino de estudiar también la percepción que se tiene del otro o de los otros.

Normalmente los estudios se dedican a tratar de entender cómo es una subcultura juvenil. En términos muy generales, para “los raros”, esto es, para aquellos que se asumen con una identidad juvenil bien definida, todos los estudiantes son fresas, burgueses o borregos. Algunos de estos jóvenes se saben y se asumen diferentes, porque es parte de su identidad de grupo ser diferente a los “normales”.

Los jóvenes con un nivel de educación medio y superior de las escuelas publicas y privadas piensan que ellos son “los normales” y todos los demás son “raros”. Pero lo curioso es que entre ellos también hacen diferencias entre sí, es decir: hay unos más “normales” que otros o, dicho de otra manera, hay “de normales” a “normales”.

La primera gran diferencia, el hecho de pertenecer a una escuela privada o pública, divide al mundo de los jóvenes en dos grandes grupos y los estereotipos y los descalificativos se afirman, se confirman y se agudizan en el campo laboral cuando se tiene que competir por el mismo puesto, y muy pocas veces se cambia la idea que se tiene sobre el otro. Pertenecen obviamente a culturas diferentes o a formas diferenciadas de ser joven.

Es también interesante cuando se emplea el término “fresa” para calificar a una persona. Se usa para decir que alguien es superficial, mamón, snobista, creído, niños bien, ricos o hijos de papi y mami o alguien que jamás rompe las reglas.

Pero cuando alguien le dice que es muy “fresa” a un joven de una universidad privada. éste pega el grito en el cielo y dice “¿fresa yo?, me la paso de chorcha en la escuela, nunca rezo el rosario, busco todas las formas legales e ilegales para pasar las materias sin estudiar, además me la paso de peda en peda de viernes a domingo, con mi look a veces grunge, a veces Indie, y ¿a eso le llamas “fresa”? No entiendo?.

Ellos piensan que los fresas son los Nerds que se la pasan estudiando para lograr el diez de promedio, y las niñas bien que se piensan casar cuando terminen la carretera. Para los “fresas de los fresas” ellos tampoco lo son tanto y pueden calificar a otros grupos como fresas. Finalmente, nunca falta alguien que se asume como fresa porque es virgen y nunca a probado una tacha, pero ellos, los más normales de los normales, representan un porcentaje muy mínimo de los estudiantes de las escuelas públicas y privadas.

Por otra parte, es importante desmarcar como una cultura juvenil lo que círculos oficiales y los medios de comunicación han manejado como una categoría que parece ser una “subcultura” o forma de ser joven en la Ciudad de México. Me refiero a lo que han dado en llamar como ninis, concepto que resulta más una reprobación o estigma para aquellos que no tienen oportunidades de empleo y que no tienen un lugar donde estudiar. Este fenómeno social se trata como si se tratara de una subcultura juvenil, como si fuera una opción que además es “consentida” por los padres de estos jóvenes, como una moda más.

La problemática se vería diferente si contemplamos, por ejemplo, que en este año la UNAM sólo pudo matricular a 16 mil 170 estudiantes de las 170 mil 558 solicitudes, lo que indica que 154 mil 388 estudiantes certificados por la SEP y calificados por diferentes instituciones públicas y privadas, no pudieron ingresar a esta escuela porque la oferta de la UNAM depende del número de espacios disponibles en cada licenciatura.

Ningún estudiante certificado por la SEP que tenga aspiraciones de estudiar una carrera universitaria debería quedarse sin escuela. Estos números evidencian que hacen falta diez UNAM para satisfacer la demanda de educación superior. Si el Estado certifica que estos jóvenes están calificados para estudiar una licenciatura, tiene la obligación de proporcionarles una carrera universitaria.

También es importante destacar que en este grupo mal llamado ninis cabe una diversidad de culturas juveniles y clases económicas.

Estos ejemplos son pertinentes porque la diversidad es la norma y no la excepción.

Ahora bien, con respecto a los mazahucholoskatopunk,
podemos decir que este grupo representa la propuesta juvenil más diversa de la Ciudad de México, porque provienen de diferentes culturas y estados de la república, hablan diferentes idiomas y cuando se visten los domingos para salir a las calles de la ciudad pueden mezclar varios estilos urbanos, incluyendo sin duda elementos de sus culturas de origen.

En el imaginario de los mazahuacholoskatopunk las tribus urbanas o las culturas juveniles son los jóvenes normales de la ciudad. La mirada que tienen en las comunidades indígenas y rurales de los jóvenes de la Ciudad de México es que todos son vagos, cholos, skatos, punks, emos, darketos… y si se quiere ser parte de la vida urbana es necesario expresarse como ellos.

Los seres humanos, desde que la cultura existe, no sólo nos vestimos por necesidad: la indumentaria nos define, nos identifica, nos evidencia, nos integra, nos margina, nos distingue, nos expone, nos encubre, nos ubica. Es decir, está cargada de señales, significados y símbolos, es un medio de expresión, al mismo tiempo, personal y de grupo, consciente o inconsciente.

En este proyecto documento fotográficamente cómo la indumentaria se convirtió en el medio de expresión de un grupo de jóvenes migrantes de origen indígena y rural para conquistar la Ciudad de México.

La resignificación que hace este grupo de su imaginario, ese look contracultural (de cholos, skatos y punks), les da la seguridad necesaria para sentirse parte del contexto urbano por derecho propio.

Siguiendo esta idea, registro, con el estilo de la fotografía de las pasarelas de moda, la forma de vestir y la personalidad de estos jóvenes que yo he denominado Mazahuacholoskatopunk.

Los mazahuacholoskatopunk son un grupo heterogéneo de jóvenes que proviene de diferentes regiones del centro del país (básicamente de los estados de Hidalgo, Veracruz, Michoacán, Oaxaca, Estado de México y Puebla) y que, por lo tanto, son de culturas diversas pero que se integran como grupo en la ciudad de México por lo que comparten en común:

1.- Que son migrantes

2.- Que vienen a trabajar a la ciudad de México en empleos similares (la construcción los hombres y las labores domésticas las mujeres)

3.- Que se congregan en espacios determinados (La Alameda Central, la feria de Tacubaya y los alrededores del metro Tacuba o Pino Suárez)

4.- Que se buscan y se encuentran los domingos, por ser su día de descanso para socializar (encontrarse con sus familiares y amigos, divertirse, platicar, bailar, comer, tomar cerveza y buscar pareja), y

5.- Porque, además, han adoptado como propio el atuendo de cholos, skatos o punks o la mezcla de todo esto.

En esta definición o neologismo, la palabra mazahua (del náhuatl, lugar que tiene venados) se utiliza como un elemento verbo-sonoro, ya que por una parte permite generalizar el origen indígena y rural de estos jóvenes y, por otra, ligarlo a las culturas juveniles urbanas. Cabe aclarar que no se usa este término porque los mazahuacholoskatopunk provengan únicamente de este grupo étnico o región. Las otras tres palabras se agregan necesariamente por las cualidades similares de la indumentaria de cholos, skatos y punks.

Por resignificación de la indumentaria se entiende a la apropiación creativa del look, donde además, interpretan (en el sentido de expresar de un modo personal la realidad) su imaginario de la indumentaria urbana. No imitan al cholo, skato o punk tal cual, no hacen una fotocopia o escaner del vestuario contracultural y se lo montan tal cual (porque además no compran su atuendo en los mismos lugares ni es de la misma calidad), sino que se visten como se imaginan que es un cholo, un skato y un punk y lo enriquecen. Los Mazahuacholoskatopunk reafirman (agregan o mezclan), consciente o inconscientemente, elementos básicos de su atuendo de origen que para ellos son parte fundamental de la belleza o de la estética juvenil en sus pueblos. De tal manera que el resultado es un mezcla barroca y colorida con claras diferencias de su referente.

La resignificación de la indumentaria contracultural dota al mazahuacholoskatopunk de una seguridad necesaria para desplazarse por las calles y conquistar la ciudad, los hace parte del contexto urbano (apropiación simbólica del territorio) y eso se refleja en su actitud y en su lenguaje corporal.

En la apariencia (esto es, en lo que parecen, por su aspecto) de los mazahuacholoskatopunk se expresa un lenguaje corporal en el que se evidencian los cambios radicales que se están generando entre estos jóvenes migrantes, sobre su forma de ver la ciudad (su imaginario urbano) y el papel que ellos deben representar en ella y, por lo tanto, el poder de decidir su imagen, en su nuevo territorio (la Ciudad de México), algo sin duda totalmente inédito en estos grupos. La actitud que expresan es, por un lado, de rebeldía y por otra parte de conquista de la ciudad, donde el factor económico no es en sí lo más importante en su vida urbana como lo fue para sus antecesores. No vienen a ganar dinero únicamente, sino el orgullo de ser, a su modo, en su imaginario urbano, un dandi callejero.
Los mazahuacholoskatopunk se visten para su día de descanso, para dominguear. Es su atuendo nuevo o limpio para salir a pasear, bailar, conquistar, presumir, algo totalmente diferente a la ropa del trabajo y que, además, les da poder: el poder de sentirse bien en el contexto urbano.
Es como si se vistieran como el santo, el enmascarado de plata, pero sin la máscara, porque no quieren ser anónimos, pero se sienten con todas las cualidades del súper héroe. El atuendo los hace sentir o ser diferentes, no tanto como para engañar, ni suplantar, sino para personificar o encarnar la identidad urbana, interpretar su imaginario.

Finalmente discriminamos, marginamos o rechazamos todo aquello que no es “igual a nosotros” o que en definitiva no entendemos.

Hoy la diversidad, nos confronta, nos educa y nos iguala. Aceptémonos como diferentes.

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2 Respuestas a “Mazahuacholoskatopunk”

  1. Me gustó mucho este artículo aunque quien lo escribió tenga una redacción media feita y repita mucho «imaginario urbano» (le falta tener a la mano una enciclopedia y diccionario). En lo que respecta al contenido me parece que es una forma mucho mas honesta de ver realmente a las personas que vivimos en la ciudad y en la sociedad mexicana en general.
    Es una verdadera lástima que la mayoría de los comentarios que se han hecho en la publicación del artículo en Facebook sean tan estúpidos y se limitan a insultar y burlarse sólo por la foto de la publicación. Denota una pereza enorme por leer, ignorancia, falta de educación y estupidez, además de una mentalidad retrógrada pero también una falta de identidad o una «identidad» distorsionada de la gente que comenta y agrede, como si fuésemos ajenos a esta clase de fenómenos sociales, sobre todo en un país multicultural como México.
    Qué triste de verdad, que tan buenas publicaciones tengan un recibimiento tan jodido por parte de los «lectores»… No cabe duda que «Al «pueblo» (a la masa de imbéciles) pan y circo.»

  2. Interesante el articulo.
    Claro que cualquier tipo de conformación identitaria es inherentemente formadora del ser humano en escencia, el problema no es ésta conformación subjetiva del individuo, sino las concepciones tan erróneamente sesgadas del mundo y las relaciones sociales en estos diferentes paradigmas identitarios. Cómo caso concreto la creciente sub cultura Méxicana que nace en el seno de la «guerra contra el narcotrafico» (ahora negocio para-estatal económicamente productivo) y que tiene por valores: la violencia, la misoginia, el odio, etc.
    Y sí, el que sale detras en la foto en Jesus

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