Mazahuacholoskatopunk

Federico Gama

Ciudad de México, 1963. Fotógrafo documentalista desde 1988. Su trabajo ha sido distinguido con diferentes premios en México, Canadá, Colombia y Puerto Rico. Ha impartido cursos y conferencias en universidades como la Universidad de Stanford, la UNAM, la UAEM, la UAM, la UCSJ y el ITESM. Es autor de los libros Historias en la piel (Artes de México 2011); Mazahuacholoskatopunk (IMJuve, 2009) y coautor de otros seis Títulos especializados en fotografía y antropología. Ha tenido mas 37 exposiciones individuales y 70 colectivas en recintos culturales de México, Italia, Argentina, Colombia, Guatemala, Brasil, Alemania, Austria, China, Estados Unidos, España y Bélgica. Su obra fotográfica forma parte de diferentes colecciones públicas y privadas. Ha sido becario del Sistema Nacional de Creadores de Arte del 2010 a 2013 y editor de fotografía de varios medios donde se destacan la revista DF, Diario Monitor y El Universal. Actualmente tiene por segunda ocasión la beca del Sistema Nacional de Creadores de Arte para el periodo 2015 a 2018.

La diversidad cultural como identidad

En la Ciudad de México existe una gran diversidad de identidades juveniles que se expresan, se confrontan, se reinventan, se niegan, se cruzan, se imputan, se reciclan, se agrupan, se increpan, se identifican, se forman y se transforman. Existen tantas maneras de ser joven que se empieza a desdibujar la idea de normalidad o, dicho de otra manera, los jóvenes normales sólo existen en nuestra mente.

Para entrar a la explicación de lo que he llamado Mzahuacholoskatopunk, quisiera señalar algunos aspectos o cuestionamientos que considero se deben contemplar para entender la diversidad en los jóvenes desde otros ámbitos, como es el caso de la fotografía.

Por ejemplo:

Cuando mis proyectos fotográficos apuntan a los cholos, emos, punks, darketos, skinheads, rockabilis, gays, goticos, lolitas, etcétera, mientras no me encuentre con un grupo determinado o específico de ellos, todo mundo los considera diferentes o “raros”.

En este sentido, creo que se debe profundizar. No sólo se trata de analizar a un grupo determinado, sino de estudiar también la percepción que se tiene del otro o de los otros.

Normalmente los estudios se dedican a tratar de entender cómo es una subcultura juvenil. En términos muy generales, para “los raros”, esto es, para aquellos que se asumen con una identidad juvenil bien definida, todos los estudiantes son fresas, burgueses o borregos. Algunos de estos jóvenes se saben y se asumen diferentes, porque es parte de su identidad de grupo ser diferente a los “normales”.

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