Más de 10 mil personas han sido desplazadas de sus territorios en Chiapas. Los indígenas expulsados viven en alta vulnerabilidad porque se viola su derecho a la salud, la vivienda, al trabajo, a la educación y a tener un proyecto de vida. En casi todos los casos son víctimas de grupos paramilitares articulados desde la guerra contrainsurgente de finales de los años noventa.
“Hoy somos doblemente desplazados, doblemente perseguidos y doblemente amenazados de muerte”, señala Guadalupe Pérez Santiez, representante del Comité Autónomo de Desplazados de Chalchihuitle, Chalchihuitán. Con el apoyo del Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de Las Casas las comunidades han iniciado campañas de información para visibilizar este problema.