Los mundurukus, bajo la amenaza de todo lo posible

Testimonio recogido en Mato Grosso del Sur, Brasil, por Joana Moncau Fotografía: Verena Glass

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Matto Grosso del Sur, Brasil. Jairo Sau Munduruku sigue la tradición de su pueblo: es un guerrero. Aún en los días en que Portugal se consideraba el dueño de lo que ahora es Brasil, fue necesario enviar varias expediciones militares a la cuenta para eludir la resistencia de los Mundurukus a los colonizadores en el Vale do Tapajós.

La región era dominada por este pueblo. En la actualidad, casi 11 mil Mundurukus aún viven en esta región, distribuidos en los estados de Pará, Amazonas y Mato Grosso. Las estrategias de la guerra cambiaron, la educación indígena es ahora un arma principal de resistencia, como nos enseña el profesor Jairo Munduruku.

Sin embargo, la lucha sigue con el mismo objetivo: terminar con un modelo de desarrollo que amenaza a su territorio y a su cultura. Para ello, los demás pueblos indígenas de la región se convirtieran en sus principales aliados en la guerra.

Hoy, la mayor lucha de esos pueblos es en contra de la construcción de represas hidroeléctricas en la Amazonia. Los Mundurukus están específicamente amenazados por el Complejo Tapajós, que prevé la instalación de cinco represas hidroeléctricas que afectarán directamente a las tierras indígenas demarcadas Mundukuru y Sai Cinza.

Jairo Munduruku, sin embargo, deja claro que lo más importante no es luchar en contra de un modelo de desarrollo, sino preservar un modelo, el de los Mundurukus, que puede ser la solución para el país.

A continuación Jairo Munduruku cuenta su historia:

Nuestras mayores preciosidades son el lenguaje y la naturaleza, que son nuestra cultura, nuestra identidad. La naturaleza es de donde nos proveemos del conocimiento, de la comida, de nuestras medicinas. Es para nosotros como una madre. Nosotros nos alimentamos de ella, ella nos provee. Cuando necesitamos de algo, ahí está.

Luego hay varias sabidurías nuestras ocultas ahí. Esto porque tenemos esta convivencia, este contacto directo con la naturaleza. Aprendemos de ella y vivimos bien en armonía con la naturaleza sin dañarla. En ella está todo el conocimiento que tenemos. Está ahí guardado. La foresta y nuestro conocimiento todavía serán reconocidos como el gran tesoro de Brasil.

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