• Home
  • Columnas
  • Teia Dos Povos
  • Los caminos y desvíos de la educación popular junto a la teología de la liberación: de las luchas sociales al crecimiento del neofascismo

Teia Dos Povos

Reginaldo Costa*

Los caminos y desvíos de la educación popular junto a la teología de la liberación: de las luchas sociales al crecimiento del neofascismo

*Profesor de la Universidad Federal Fluminense (UFF) y educador popular

La educación popular tiene importancia histórica en las luchas sociales en Brasil. Pero ¿qué entendemos por educación popular? ¿Qué cambios y disputas se han producido en las últimas décadas? ¿Cómo se relaciona la Teología de la Liberación con la educación popular? ¿Y qué está pasando con la educación popular crítica en el contexto actual, marcado por el crecimiento del neofascismo entre las clases populares? Discutir estos temas y reflexionar sobre los caminos y descaminos de la educación popular puede ofrecernos pistas valiosas para reorganizar las luchas sociales ante un escenario tan grave.

Hay un proceso de creciente conservadurismo en la sociedad civil de Brasil y de todo el mundo. Los recientes resultados de las elecciones municipales en Brasil [realizadas en Octubre de 2024] nos dan otro mensaje aterrador: el neofascismo sigue creciendo. PL, el partido de Bolsonaro, creció un 52% en el número de alcaldías, mientras que el «Centrão» [los partidos conservadores que no se denominan de extrema derecha] creció un 12%, dominando el 64% de los municipios del país1 . Todavía quedan 23 candidatos del partido de Bolsonaro compitiendo en la segunda vuelta en 52 ciudades [15 de ellos fueron electos en la segunda vuelta]2. Además, Pablo Marçal, el coach neofascista, es derrotado en primera vuelta, pero se consolida como figura pública nacional tras un meteórico crecimiento electoral.

El crecimiento del conservadurismo se expresa en la relevancia electoral de los partidos identificados con la ultraderecha, pero, sobre todo, en el aumento de organizaciones civiles, de los más diversos órdenes, que propagan los ideales del neofascismo: odio, violencia, xenofobia, misoginia, lgbtfobia, negacionismo científico, racismo, fundamentalismo religioso y anticomunismo. Hubo, por ejemplo, un crecimiento de células neonazis del 270,6% entre 2019 y 2021, según la antropóloga Adriana Dias. En 2022, habría 530 grupos de ultraderecha en Brasil. Según un estudio de la agencia Fiquem Sabendo, en los años 2019-2020 habría 159 investigaciones de la Policía Federal relacionadas con el apoyo al nazismo. Más que el periodo comprendido entre 2003 y 2018, que reunió 143 investigaciones. Según el Centro Nacional de Delitos Cibernéticos, en 2021 se realizaron 14.476 denuncias anónimas sobre el tema3. Los casos de racismo religioso también refuerzan esta tendencia. En 2023, el número de denuncias aumentó un 140,3% y el número de violaciones de esta orden aumentó un 140,3%, en comparación con 20184. Los ataques violentos contra escuelas son otro indicio. Según el informe del gobierno federal, “Ataques a escuelas en Brasil: análisis del fenómeno y recomendaciones para la acción gubernamental”, hubo 164 ataques entre 2002 y 2023, el 100% de los atacantes eran hombres y estaban bajo la influencia de los discursos de ultraderecha en internet5.

El ascenso del bolsonarismo expresó esta tendencia, mezclando el fundamentalismo religioso cristiano y las más variadas formas de conservadurismo, encarnando la forma más actual del neofascismo brasileño. Una militancia violenta que gana sectores de las fuerzas armadas, policías, milicianos, agronegocios, religiosos de distintas denominaciones religiosas neopentecostales, pentecostales y católicas, movilizando precisamente con el discurso antisistema a los estratos más bajos de la pirámide social.

“(…) hay elementos para afirmar un vínculo orgánico entre movimientos de masas, con una composición dominante de sectores medios, que sirvió de justificación para el Golpe de Estado de 2016 y la base electoral de Bolsonaro en 2018. El cemento ideológico de esta base social del bolsonarismo fue precisamente una combinación, como lo demuestran las interacciones en las redes sociales, entre discursos anticorrupción/antipetismo, conservadurismo moral con trasfondo religioso, misógino y LGBTfóbico; liberalismo económico; militarismo y predicación como “un buen criminal es un criminal muerto”. (MATTOS, 2020, pág. 272).

La neofascistización brasileña, por tanto, va más allá de la figura de Bolsonaro, ya que encarna un movimiento ético-político que se vuelve cada vez más orgánico para las clases populares. ¿Pero cómo llegamos hasta aquí? ¿Qué pasó con la movilización popular, la educación popular, la Teología de la Liberación, movimientos tan importantes en la historia de las luchas sociales del país?

Presentaré una breve historia de la educación popular crítica y su relación con la Teología de la Liberación para discutir sus caminos y desvíos. A partir de ahí, tejo algunas provocaciones sobre nuestra situación actual.

La formación de la educación popular en la experiencia de la clase trabajadora: hegemonía y contrahegemonía

Según Víctor Vicent Valla, la educación popular, como precepto de la ciudadanía del capitalismo, surge de la necesidad de disciplinar a los trabajadores para el patrón de sociabilidad urbano-industrial (1986). La organización de la vida, en su proceso de producción urbano-industrial, en sus más diversos aspectos culturales, morales, económicos y políticos (ENGELS, 2010) debe subsumirse a la reproducción del capital, así, bajo la urgencia de educar a los trabajadores para el desarrollo social. división del trabajo, individualismo, consumismo, obediencia civil, naturalización de la forma enajenada del trabajo (MARX, 2008). Educarse, urbanizarse, civilizarse confirió la relación contradictoria de la ciudadanía como acceso a un léxico de derechos y, contradictoriamente, a una red de sometimiento a las formas de control del capital sobre la vida (COSTA, 2015).

Cuando Adam Smith prescribió la educación pública para los trabajadores, allá por el siglo XVIII, no lo hizo por filantropía o aprecio por el desarrollo humano. Le preocupa la llamada estupidez que acompaña al proceso de acentuada división social del trabajo en las fábricas de la época (FERRARO, 2009). En definitiva, se trata de disciplinar la forma de producir durante la Revolución Industrial, que expropió los medios de producción, y, más aún, a nivel urbano y fabril, como una forma de sociabilidad que aún estaba en sus inicios y enfrentaba resistencia ludita y diversos disturbios urbanos. Y es así que surgieron escuelas para aprendices de artesanos, cursos de alfabetización, escuelas fabriles en pueblos obreros y las primeras políticas públicas de educación de los trabajadores y cuestiones sociales. Ciavatta muestra cómo el surgimiento de escuelas para aprendices de artesanos, en 1909, buscó satisfacer la demanda industrial en Brasil. El Centro Ferroviario de Selección Profesional de São Paulo sería una iniciativa de los empresarios paulistas de la década de 1920 que influiría en la formación del Servicio Nacional de Aprendizaje Industrial (SENAI – 1942) (2009, p. 176).

Sin embargo, el proceso de consolidación de la Revolución Industrial no se produjo sin resistencia. Las luchas sociales estallan en todo el mundo, en el centro del capitalismo, en las ciudades de la clase trabajadora, así como en los países periféricos, en luchas anticoloniales que se combinan con la resistencia de los pueblos oprimidos, de esclavizados a libres, y se combinan con la metamorfosis en el mundo de la forma de reproducción de la vida. Desde el ataque a la maquinaria del movimiento ludita, pasando por la formación de sindicatos, levantamientos de esclavos, revueltas urbanas y rurales, es posible observar, en contraste con la consolidación del capitalismo, la acción contrahegemónica en la formación de Iniciativas de educación popular, que nacieron de la experiencia de la lucha de clases. La experiencia en el sentido thompsoniano, como la forma específica de vivir el antagonismo de clases y sus confrontaciones a nivel cultural, político, económico, territorial, psicológico, individual, colectivo, religioso y afectivo. Es decir, grupos de alfabetización, cursos técnicos y bibliotecas populares se construyeron en las movilizaciones de los grupos de ayuda mutua, en los primeros quilombos, en las luchas por la tierra y el territorio, en los sindicatos, los partidos de trabajadores y los diversos tipos de movimientos sociales (MATTOS, 2008). ). Las asociaciones de ayuda mutua, además de defender cuestiones laborales, también se dedicaban a “(…) la formación de sus afiliados, casi siempre profesionales, además de organizar bibliotecas (…)” (Ibidem, p. 95).

Significa que la educación popular es expresión de la fuerza de mantenimiento del orden social dominante, así como de su fuerza inversa, la de la contrahegemonía, como proceso de lucha de los oprimidos y explotados, una experiencia de antagonización de formas de vida, clases sociales en disputa . Cuando vivimos la industrialización a finales del siglo XIX, nuestra formación histórica de país dependiente (FERNANDES, 1975), de tradición esclavista, basada en el monocultivo agroexportador, surgieron las particularidades de nuestro proceso de desarrollo capitalista desigual y combinado. El proceso de constitución de un Brasil dedicado a la “modernización conservadora”, en la que la urbanización, la industrialización, el desarrollo nacional, expuso los dilemas de un país que sufría la presión imperialista, la burguesía nacional capitular y la clase trabajadora que creaba sus formas de organización política. De los años 1930 a los años 1950, hubo una intensificación de las luchas campesinas por la tierra, el fortalecimiento del movimiento estudiantil, los sindicatos y las asociaciones de vecinos en las favelas. Una de las disputas en ese momento era la posibilidad de educarse.

El Estado Novo (1930-1945), por un lado, prometió la universalización de la educación a los pobres mediante reformas del Estado, el escolanovismo administrado por el varguismo no cambió significativamente la situación de baja educación entre el pueblo. Fue durante el período 1946-1964 que se llevaron a cabo campañas de alfabetización y ampliación de la red de escuelas públicas (SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020). La disputa por la alfabetización de los pobres estuvo ligada a la política nacional, al fin y al cabo se prohibió el voto a los analfabetos y se estableció una disputa clara por la alfabetización, la sensibilización, los votos y la militancia obrera. El crecimiento del PCB, a través de los Comités Populares Democráticos, con sus cursos de alfabetización en las favelas, molestó a la élite brasileña, que veía el trabajo educativo comunista como una amenaza a sus intereses. Pronto, en 1947, el PCB fue declarado ilegal y surgieron entidades católicas anticomunistas: la Fundação Leão XIII (1947) y más tarde la Cruzada São Sebastião (1955) con la voluntad de educar, investigar y civilizar a los trabajadores pobres de las favelas ( COSTA, 2019).

Educación Popular y Teología de la Liberación: el camino de la liberación de los pobres

Es en este contexto de disputa sobre la alfabetización de los trabajadores que se llevaron a cabo los Encuentros Nacionales de Educación de Adultos (1958), con Paulo Freire como relator. “(…) 74 de estos grupos se reunieron en Recife, el 1er Encuentro Nacional de Cultura y Educación Popular, dos tercios de ellos trabajando en la educación de adultos” (SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 10). El llamado “Método Paulo Freire” parece sintetizar las feroces emociones de las luchas sociales, la búsqueda de la agencia histórica de la clase trabajadora se tradujo en educación. El Presidente João Goulart, impulsando Reformas Básicas, asumió la prioridad pública de la alfabetización de los trabajadores cuando creó el Plan Nacional de Alfabetización (PNA), que tenía como objetivo “alfabetizar a seis millones de personas en el año 1964” (SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, pág. Lo que significaría aumentar el número de votantes en un 50%. La Campaña de Educación Popular (CEPLAR), de 1962, fue pionera en el uso del “Método Paulo Freire” (Ibidem, p. 21). La alfabetización significaba competir por las conciencias sobre los temas de las Reformas Básicas, como la reforma agraria, la reforma urbana, la educación y la salud pública, la vivienda y el control de la industrialización nacional.

En este proceso, las tensiones también se intensifican en la Iglesia católica. Los sectores progresistas comenzaron a tomar una posición cada vez más pública y organizada ante los dilemas planteados en aquella época, en la que la filantropía, las cuestiones sociales, el reformismo y la revolución eran realidades en el escenario internacional, especialmente de cara a las revoluciones en China (1949) y en Cuba (1959). En el ámbito de la jerarquía eclesiástica se pueden observar los siguientes movimientos, según Scocuglia y Pereira, las “(…) encíclicas del Papa Juan XXII (1959-1963) y la continuidad con el papado de Pablo VI, como los enclaves de Medellín y Puebla que influyeron decisivamente en sectores de la Iglesia en el conjunto de América Latina” (2020, p. 20).

El golpe empresarial-militar en Brasil, en 1964, interrumpe, sin embargo, el amplio movimiento por las Reformas Básicas y la expansión de la educación popular freireana. Sin embargo, una serie de movimientos sociales mantuvieron la educación popular como medio de resistencia a la dictadura, principalmente desde la Igreja Viva, que serían los “(…) embriones de las Comunidades Eclesiásticas de Base” (SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 12 ). Cuando el movimiento de masas ya impone un proceso de apertura política contra la dictadura.

“(…) “educación popular” pasó a significar trabajo político-educativo con movimientos sociales organizados, sindicatos “progresistas”, municipios conquistados por partidos de “izquierda”. Y siguió significando el trabajo de jóvenes y adultos, en sus diversas modalidades” (ibídem).

Todavía en la década de 1960, la movilización popular católica creció a través de las diversas asociaciones católicas JUC/JOC/JEC y surgió la organización revolucionaria Ação Popular. Junto al legado freiriano de educación popular, se produjo el rápido crecimiento de las Comunidades Eclesiásticas de Base, que siguieron las tesis del Concilio Vaticano II de acercar a los trabajadores a la realidad. Según Scocuglia y Pereira, “(…) el Cristo de los pobres, el Marx del “socialismo concreto” y el Paulo Freire de la educación popular, contribuyeron en gran medida a las reflexiones que sustentaron el accionar de las comunidades eclesiales de base (…) ” (2020, pág. 23).

La sistematización de lo que llegó a ser reconocido como la base de la Teología de la Liberación proviene del trabajo fundamental de Gustavo Gutiérrez (1971), “Teología de la Liberación – perspectivas”. En él, Gutiérrez propone una unión entre la fe y el análisis de las condiciones concretas de vida desde una perspectiva que tuvo al marxismo como referente fundamental (SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 149). Presenta una crítica al dualismo filosófico-teológico cuerpo-espíritu, es decir, se opone a la “(…) separación entre fe y vida, vida cotidiana y esfera religiosa, clero y pueblo” (Ibidem, p. 151). Para Gutiérrez, “(…) la teología como crítica de la praxis histórica es, pues, una teología liberadora, una teología de la transformación liberadora de la historia de la humanidad (…)” (GUTIERREZ, 1971, p. 73 apud SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, pág.153). La concepción totalizadora de espíritu y razón incluso problematiza la visión que se tenía sobre el desarrollo y el subdesarrollo en el campo liberal, entendiendo que existía una relación dialéctica entre los países que se desarrollan y los que son víctimas de ese desarrollo. La liberación proviene, por tanto, de la posibilidad de superar los supuestos del desarrollo del capital, de su modernización como fuerza destructiva.

Esto lleva a una situación más conflictiva en el proceso. El desarrollo debe atacar las causas de la situación, la más profunda de las cuales es la dependencia económica, social, política y cultural de unos pueblos de otros, expresión de la dominación de unas clases sociales sobre otras. Buscar mejoras dentro de una situación, en términos de una determinada racionalidad científica. Sólo una ruptura radical con el estado actual de las cosas, una transformación profunda del sistema de propiedad, el acceso al poder de la clase explotada, una revolución social que rompa con esta situación pendiente puede permitir la transición a una sociedad diferente, una sociedad socialista. O, al menos, hacerlo posible (GUTIERREZ, 1971, p. 82 apud SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 159).

La liberación surge de una crítica totalizadora del capitalismo, que reconoce las esferas económica, cultural, política y psicológica. Una verdadera revolución social, a la que llama “revolución cultural permanente” (GUTIERREZ, 1971, p. 90 apud apud COCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 159).

La respuesta del Vaticano y del Consejo de Obispos de la Iglesia Latinoamericana (CELAM) fue una dura crítica a esta tendencia dentro de la Iglesia católica. La concepción teológico-política de reorganización católica desde una perspectiva de clases era considerada un peligro para los gobiernos y para la propia Iglesia, en tanto formaba una concepción religiosa que unificaba la moral, la espiritualidad y el análisis de la realidad concreta en el ámbito político, económico y cultural amenazado. “(…) Los pobres y oprimidos son los grandes agentes de su propia liberación y considerados sujetos de su propia historia” (SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 146).

Cuando Freire afirma su cristianismo, es posible observar su proximidad a esta Teología de la Liberación que comprende una dialéctica entre la vida de Cristo y sus enseñanzas. El autor formula su comprensión pedagógica a partir de una dialéctica entre vivir y enseñar:

«Suelo decir que, independientemente de la posición cristiana en la que siempre he intentado estar, Cristo será para mí, como lo es, un ejemplo de pedagogo… lo que me fascina de los Evangelios es la indivisibilidad entre su contenido y el método con el que Cristo los comunicó… Cierto. Sí mismo. Verdad que se hizo carne, historia viva, su pedagogía fue la del testimonio de una presencia que contradecía, que denunciaba y anunciaba. Verbo encarnado» (FREIRE, 1979, p. 7 apud SCOCUGLIA, PEREIRA, 2020, p. 177).

El proceso de debilitamiento de la dictadura empresarial-militar tuvo un papel protagónico en esta articulación entre las luchas sociales de resistencia en el campo y en la ciudad, el desarrollo de la educación popular y la Teología de la Liberación. Surgió una nueva ola de movimientos sociales vinculados al “nuevo sindicalismo”, el movimiento campesino, el movimiento estudiantil, las asociaciones de residentes de favelas y los colectivos de educación popular en los lugares de trabajo, los hogares y las iglesias. En la década de 1980, las primeras alcaldías del PT retomaron estas experiencias acumuladas y comenzaron a formular políticas públicas en las áreas de educación y salud.

Las teologías conservadoras y la adaptación de la educación popular al orden burgués

En los años 1990, el signo de las luchas sociales se revirtió y se perfiló un arduo camino de derrotas a nivel internacional y nacional. El bloque soviético sucumbe y los partidos comunistas, laboristas y de izquierda en general son empujados hacia la derecha por la máxima de que la Historia había sido enterrada. La revolución nicaragüense está derrotada. Las tasas de sindicalización están cayendo precipitadamente en Brasil y los instrumentos de la clase trabajadora, creados en los años 1980, se están adaptando gradualmente al orden burgués. El neoliberalismo consolida su agenda de privatizaciones y reformas estatales en el mundo y en Brasil. En los años 1990, durante el gobierno presidencial de Fernando Henrique Cardoso, entramos en un escenario de reflujo, de desmantelamiento de los avances de la Constitución de 1988, en el que los movimientos sociales y los partidos de izquierda comenzaron a adoptar una correlación de fuerzas defensiva.

La Iglesia católica mantuvo su ofensiva conservadora en los años 1990, según Michel Löwy, mientras el Vaticano mantenía la orientación de centralización autoritaria en América Latina durante el pontificado de Juan Pablo II. El nombramiento de obispos conservadores, la exclusión de teólogos de sus órdenes religiosas, el cierre de seminarios progresistas y sucesivas intervenciones contra la CLAR (Confederación de Religiosos de América Latina). En este artículo, de 1996, Löwy observa el movimiento autoritario, pero todavía no le parece muy claro el nivel de desmovilización de la izquierda católica que se estaba produciendo en ese momento6.

Durante este mismo período, los evangélicos crecieron en los territorios más pobres de Brasil en una serie de denominaciones pentecostales y neopentecostales. Según Christian Dunker, habríamos logrado la «(…) invención de una religiosidad neoliberal al estilo brasileño”7. La ética protestante se habría desarrollado vorazmente, en simbiosis con la ideología del trabajo flexible y el espíritu empresarial. La Teología del Dominio encarnó en el mundo las dualidades de la moral cristiana, ofreciendo la guerra de la política como camino de recuperación contra los males de la vida, tan sacudida por el desempleo, el hambre, la desesperanza en el futuro, el individualismo, la inestabilidad laboral, el cansancio del trabajo, etc. Y la Teología de la Prosperidad adoptó el individualismo corporativo como un mantra, como un impulso psicológico para resistir el fracaso de la promesa neoliberal. Por tanto, no son sólo promesas metafísicas, sino la realización en el plano terrenal de la ascensión social. Orientación que pasa por alto la perspectiva del amor cristiano como principio de vida. De hecho, lo que los evangélicos conservadores organizan a nivel político es el odio del bien contra el mal.

Creo que fueron estos afectos los que sustituyeron a la educación popular que llegó a los trabajadores pobres a través de la lente de la Teología de la Liberación. Lo que impulsó esto fue la fe en el amor y el perdón, combinada con una comprensión de las demandas de la lucha de clases. Mayormente, la izquierda renunció a su movimiento de base, su educación popular, su relación con la perspectiva de la Teología de la Liberación por una perspectiva llamada por Lúcia Neves como una dialéctica entre una izquierda para el capital y una derecha para lo social (2010). Las elecciones, la moderación a través de la gobernabilidad, la militancia a través de los anuncios de ascenso, la desagregación de las agendas de lucha desde la perspectiva de la crítica antisistémica radical, convirtieron toda una tradición de educación popular y de Teología de la Liberación en un atributo de museo en la historia del PT y de muchos movimientos sociales.

Frei Betto, en una entrevista con Opera Mundi, explicó cómo el gobierno Lula abandonó el Programa Fome Cero, anclado en la relación con los movimientos sociales, movilizados desde la perspectiva de la educación popular, para optar por Bolsa Família, en el que ejerce lobby para la gobernanza nacional con los alcaldes. Su afirmación es ejemplar y hace pensar que el PT, que se había nutrido de la Teología de la Liberación y de la educación popular freiriana, prefirió renunciar a competir por el poder para gestionar el capital. La apuesta sería sobre la supuestamente posible reconciliación posibilitada por la capacidad de Lula. Pero la realidad demostró que un contingente creciente de la clase trabajadora abandonó este proyecto y se embarcó en el bolsonarismo, que les parecía más antisistémico que el PT8.

En este sentido, el neofascismo se alimenta de la debilidad de la izquierda, su incapacidad para movilizarse de manera programática, organizada y permanente, y el debilitamiento del trabajo de base entre los pueblos y clases populares. En este proceso, la educación popular es un instrumento que fue captado por entidades empresariales que desplazaron la perspectiva de liberación en su caracterización más profunda, para proponer administrar soluciones localizadas a programas gubernamentales de alivio de la pobreza, según los lineamientos del Banco Mundial.

Para volver a caminar

Como se demostró anteriormente, cuando Paulo Freire afirmó que la verdad de la propia vida de Cristo es una construcción deliberada de enseñanzas, una acción pedagógica elocuente, reafirmó cómo la transformación histórica sólo es posible como producto de nuestras manos. Hay una perspectiva que se fundamenta en la lucha de clases, como experiencia de plenitud en la vida. El proceso de reconocernos en el mundo es doloroso y liberador, pues implica asumir nuestra agencia histórica, la dirección de nuestros destinos. Por lo tanto, la superación del neofascismo no puede ser el resultado de una esperanza abstracta, de una inmovilidad subcontratada a un gobernante. El legado de la educación popular y la Teología de la Liberación merecen ser revisados para que podamos reavivar la llama de la resistencia efectiva, que no tiene cabida en las urnas, en las promesas gubernamentales, en los programas sociales específicos que gestionan el caos del capital. Quizás este ejercicio de memoria nos ayude a proyectar futuros, establecer reencuentros entre los pueblos, los oprimidos, potenciar los vínculos del trabajo colectivo, la disciplina revolucionaria, la organización programática de nuestros sueños y colorear nuestra valentía para llevar adelante nuestros planes de cambio con la audacia necesaria que las condiciones actuales exigen.

Recordar nuestros caminos para seguir a otros… ¡Encarna la liberación con la vida de las personas!

Bibliografía

CIAVATTA, Maria. Mediações Históricas de Trabalho e Educação: gênese e disputas na formação dos trabalhadores (Rio de Janeiro), 1930-1960). Rio de Janeiro: Lamparina, 2009.

COSTA, Reginaldo. A Fundação Leão XIII Educando os Favelados (1947-1964). Tese (Doutorado em Educação) Universidade Federal do Rio de Janeiro, Programa de Pós-Graduação em Educação, 2015.

___. A Educação Popular Dos Comitês Populares Democráticos nas Favelas do Rio De Janeiro nos Anos 1940 in Revista Poder & Cultura, Rio de Janeiro, Vol. 6, nº 11, pp. 16-43, Jan./Jun. 2019.

ENGELS, Friedrich. A Situação da Classe Trabalhadora na Inglaterra. São Paulo: Boitempo, 2010.

FERNANDES, Florestan. Capitalismo Dependente: classes sociais na América Latina. 2. Ed. Rio de Janeiro: Zahar, 1975.

FERRARO, Alceu Ravanello. Liberalismos e educação. Ou por que o Brasil não podia ir além de Mandeville in Revista Brasileira de Educação v. 14 n. 41 maio/ago. 2009.

MARX, Karl. Manuscritos Econômico-filosóficos. São Paulo: Boitempo, 2008.

MATTOS, Marcelo Badaró. Governo Bolsonaro: neofascismo e autocracia burguesa no Brasil. São Paulo. Usina Editora, 2020.

___. Escravizados e Livres: experiências comuns na formação da classe trabalhadora carioca. Rio de Janeiro: Bom Texto, 2008.

NEVES, Lúcia Maria Wanderley. A direita para o social e a esquerda para o capital: intelectuais da nova pedagogia da hegemonia no Brasil. São Paulo: Editora Xamã, 2010.

RELATÓRIO FINAL ATAQUES ÀS ESCOLAS NO BRASIL: análise do fenômeno e recomendações para a ação governamental. Grupo de Trabalho de Especialistas em Violência nas Escolas Estabelecido pela Portaria 1.089, de 12 de junho de 2023. Relator: Daniel Cara (Faculdade de Educação da Universidade de São Paulo).

SCOCUGLIA, Afonso Celso; PEREIRA, Vanderlan Paulo de Oliveira. Educação Popular e Teologia da Libertação na Ditadura Militar (1964). João Pessoa: Editora UFPB, 2020.

VALLA, V. Vicent. Educação e Favela. Rio de Janeiro: Vozes, 1986.

1 https://www.bbc.com/portuguese/articles/c70wl927l60o (Acessado em 16/10/2024).

2 https://operamundi.uol.com.br/opiniao/eleicoes-municipais-dez-hipoteses-exploratorias/ (Acessado em 16/10/2024).

3 https://agenciabrasil.ebc.com.br/direitos-humanos/noticia/2024-04/conselho-leva-onu-alerta-sobre-avanco-do-neonazismo-no-brasil (Acessado em 16/10/2024).

4 https://g1.globo.com/fantastico/noticia/2024/01/21/brasil-tem-aumento-de-denuncias-de-intolerancia-religiosa-veja-avancos-e-desafios-no-combate-ao-crime.ghtml (Acessado em 16/10/2024).

5 https://media.campanha.org.br/acervo/documentos/Base_RelGTEspecialistasMEC_FormatoGTI_2.pdf (Acessado em 16/10/2024).

6 https://teoriaedebate.org.br/1996/04/01/a-teologia-da-libertacao-acabou/ . Acessado em 1/10/2024.

7 https://apublica.org/2024/01/brasil-parece-ter-inventado-uma-religiosidade-neoliberal-diz-christian-dunker/ Acessado em 1/10/2024.

8 https://www.youtube.com/watch?v=zZbTPn1eQ10 Acessado em 1/10/2024.

Publicado el: 22 de octubre de 2024 en el website de Teia dos Povos

Dejar una Respuesta

Otras columnas