Las Olimpiadas de Londres, atentado contra derechos y libertades de los ciudadanos

Eamonn McCann Traducción: Adazahira Chávez

Belfast, Irlanda del Norte. Aún no han armado a los oficiales de tránsito con ametralladoras Uzi, pero según la manera en que están yendo las cosas, no lo descartemos. La seguridad de los olímpicos incluye un portaaviones estacionado en el río Támesis, aviones de vigilancia teledirigidos revoloteando por los cielos y una cerca electrificada de 11 millas, que rodea una “zona de seguridad” reforzada con escuadrones de fuerzas especiales y 55 equipos de perros de ataque.

Agregue a esto los misiles tierra-aire en los techos de edificios de viviendas, armas sónicas que pueden dispersar multitudes infiriendo un dolor de cabeza enloquecedor, aviones Typhoon y helicópteros Lynx preparados y listos para el despegue, equipos de marines a disposición 24 horas y mucho más.

En Pekín no tenían aviones teledirigidos, misiles o un portaaviones flotando en el río Yongding. Quizá es que China está un poquito más relajada y liberal que Londres en estos días – o solamente con una menor necesidad de asustar a sus ciudadanos hasta que hagan una nerviosa renuncia de sus derechos básicos.

La cantidad de tropas involucradas en la seguridad de las olimpiadas sería más grande que las fuerzas que el Reino Unido ha desplegado en cualquier momento en Afganistán. Su cadena de mando se funde con las estructuras administrativas de la firma de seguridad privada G4S. Incluyendo a los oficiales de policía, el total del personal de seguridad llegaría a los 50 mil.

“Equipos de protección de marcas” van a hacer barridos regulares en las calles para asegurarse de que falsas camisetas de las olimpiadas, o falsos muñecos vudú de Boris (alcalde de Londres), no se le endilguen a los visitantes incautos.

Del Boy (personaje de comedia que es mentiroso y pretencioso) no sobreviviría a estos juegos. No, de verdad, no lo haría.

No es solamente el evento deportivo más grande jamás habido en Gran Bretaña, es el despliegue de capacidad de fuego militar y de seguridad jamás habido en tiempos de paz. El alcance de las drásticas medidas que los guardianes de los juegos creen que están autorizados a imponer salió a la luz la semana pasada, cuando la administración de una de las sedes olímpicas, el O2 en Greenwich, defendió a empleados civiles que habían invocado la ley antiterrorista al tratar de detener a un reportero por tomar imágenes de vídeo en un espacio público con la sede como fondo.

Para responder a las protestas del Sindicato Nacional de Periodistas, un portavoz de O2 declaró que “el enfoque y el manejo de la situación por parte de nuestro personal de seguridad fue totalmente correcto”.

La operación olímpica también ha involucrado la toma de áreas de la cotidianeidad de Londres. Fue una condición del concurso por la sede de los juegos que las ciudades candidatas obtuvieran control de toda la publicidad en vallas, en el transporte de la ciudad, en el aeropuerto, etcétera, por el tiempo que durasen los juegos y el mes anterior, para apoyar al programa de marketing.

La demanda fue cumplida por medio del Acta 2006 de los Juegos Olímpicos de Londres, presentada por Blair y aprobada en Westminster (el Parlamento) sin oposición.

Unidades de la fuerza de protección de marcas patrullarán las bandas en el atletismo y el fútbol, los costados del ring en el box, los bordes de las piscinas en la natación, etcétera, para asegurarse de que ningún competidor o árbitro “porte prendas o accesorios con mensajes comerciales que no sean de los fabricantes oficiales”.

Los protectores de marcas harán un sensato examen de cualquier atleta británico que parezca querer renegar del compromiso que se les solicitó firmar a todos: llevar equipo Adidas “en todo momento durante el periodo de los juegos cuando estés en una sede olímpica”:

Una serie de esperanzas británicas para las medallas, incluyendo a Mark Cavendish y Mo Farah, tienen acuerdos personales de patrocinio con el mortal rival de Adidas, Nike. Por fortuna, equipos de abogados a los que se les paga tanto por segundo como a Usain Bolt, lograron evitar el desastre negociando un acuerdo por el cual los competidores de Nike usarían los zapatos de su marca –definidos mientras dure la guerra como “equipo técnico”- mientras competían, pero si lograban un lugar en el podio, se subirían a recibir sus medallas descalzos.

BP –British Petroleum, propietarios de la plataforma Deepwater Horizon, que explotó en el Golfo de México en 2012, con lo que mató a 11 trabajadores y provocó el pero derrame petrolero en la historia de los Estados Unidos- es el “socio de sustentabilidad” oficial de los juegos.

Los servicios de tecnologías de la información serán proveídos en todas las sedes por Atos. La compañía está “especialmente orgullosa” de su patrocinio adicional a los Juegos Paralímpicos.

Atos ha tenido algo de cobertura negativa recientemente por la manera en que llevaron la revisión de las personas con prestaciones por discapacidad.

En el corazón del Parque Olímpico estará el más grande de los cuatro McDonald’s recientemente construidos; tiene instalaciones de mil 500 asientos con capacidad para, aparentemente, alimentar a 5 mil atletas delicadamente cuidados con una hamburguesa grasosa cada uno a cada hora. Y así.

No hay indicación alguna en el sitio web oficial de cuándo los misiles tierra-aire, la valla eléctrica, los escuadrones de aviones no tripulados, etcétera, saldrán de servicio después de los juegos, ni alguna programación para la retirada del derecho asumido por los empleados civiles de las compañías de seguridad privadas para interpretar y operar la ley terrorista de emergencia.

El realce de las credenciales en cuanto a salud y medio ambiente de BP, Atos, McDonald’s y demás, igualmente permanecerá. Esto es, supongo, lo que ellos quieren decir con “legado”.

** Este artículo fue publicado originalmente en el periódico Belfast Telegraph **

Publicado el 6 de agosto 2012

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