Para hacer conciencia sobre la severa contaminación del Río Mississippi, un grupo de mujeres indígenas ojibwe recorren miles de kilómetros en Estados Unidos, transportando una cubeta con aguas prístinas del nacimiento del río hacia la desembocadura, donde está tan contaminada que a nadie se le ocurriría beberla, señala Sharon Day, una de las caminantes.
Estas mujeres no se desalentaron porque el río más grande de los Estados Unidos es también el segundo río más contaminado. En comunicado, el grupo Indigenous People Task Force denunció que en la desembocadura del río, el agua prácticamente no lleva oxígeno. Ellas creen firmemente que sus acciones y las de cada persona pueden contribuir a sanar este cuerpo de agua, con el que su pueblo convive desde hace cientos de años y que era llamado Padre de las Aguas por los pueblos originarios.
Nuestra meta es orar por el agua y crear mayor conciencia sobre la contaminación del río, señala en entrevista telefónica con Desinformémonos Sharon Day, una de las organizadoras de la marcha. La acción inició el 1 de marzo y recorrerá más de mil 900 millas, pasando por las zonas donde el agua va perdiendo su pureza. Quienes la contaminan son, señala Sharon, los desechos de las fábricas, de las ciudades y de los grandes campos agrícolas.
Las mujeres y el agua
El pueblo ojibwe (o Bois Forte Band of Chippewa) vive en el actual estado de Minnesota (donde nace el Río Mississippi), en la frontera con Canadá, y trata de fortalecer sus tradiciones. Ha habido restauración de la cultura del pueblo, y aunque la economía ha mejorado, hay mucha decolonización que se tiene que hacer todavía, señala Sharon.
Y no es casual que sean las mujeres las organizadoras de la defensa del río. Ellas, explica Sharon, son las encargadas de cuidar y llevar el agua a las ceremonias tradicionales; los hombres hacen lo mismo pero con el fuego. Es así como en 11 años, las mujeres ojibwe han encabezado 10 marchas en defensa de lagos, ríos y manantiales.
La primera de estas actividades fue la lucha para demandar que una carretera no pasara cerca de Coldwater Spring, una ancestral fuente de agua que brota cerca de la confluencia de los ríos Mississippi y Minnesota, lugar de reunión tradicional de los pueblos nativos americanos desde hace miles de años. Pese a la construcción de la carretera, el manantial todavía fluye, aunque disminuido.
A partir de eso, cuenta Sharon, una de las ancianas del recinto ceremonial pensó qué más podía hacer para defender el agua. Así, Josephine Mandamin organizó para 2003 la caminata alrededor del Lago Superior, actividad que ha repetido en otros lagos. En la caminata de 2011, las mujeres llevaron agua de mar de los cuatro puntos cardinales hacia dicho Lago.
Somos el agua, el agua es nosotros, y tenemos que defenderla o se nos acabará. Es responsabilidad de las mujeres cuidar el agua, recolectarla, ofrecer ofrendas por ella, explica Sharon.
Las mujeres, que algunos días marchan acompañadas y otros, solas, iniciaron su recorrido en el Parque Estatal del Lago Itasca, en Minnesota, y llegarán hasta el Golfo de México, en Luisiana, cargando una cubeta de cobre que llenaron con el agua del nacimiento del río. Al inicio del recorrido realizaron una ceremonia tradicional ojibwe.
El día de la entrevista con Desinformémonos, el séptimo de la marcha, el grupo estaba constituido por tres mujeres y dos hombres. A veces nos acompañan más, a veces nadie, señala Sharon. Las caminantes recorrieron 24 millas ese día, que fue soleado. Sin embargo, informa Sharon, dos días antes debieron caminar en medio de una tormenta de nieve. Estamos felices, cansadas pero felices, resume Day.
Las posibilidades
Sharon apunta que la polución del río no es una situación única en los Estados Unidos. Muchos ríos y lagos están igual, así que queremos cuidarlos, precisa. La líder expresa su deseo de que más países entiendan que los ríos no son solamente cosas para explotar, sino recursos que se deben cuidar, como lo hace Evo Morales, agrega.
Day considera que sí es posible sanar el río; por eso llevan el agua pura y limpia de donde nace, para demostrar que quieren que así permanezca. Para estas mujeres, todos podemos ayudar a sanar a los ríos. Podemos orar, podemos no desperdiciar el agua, ahorrar cuando lavamos, y estar conscientes de que lo que ponemos en el desagüe y en los suelos va hacia los ríos, señala. Sharon finaliza señalando que todos podemos hacerlo mejor de lo que lo estamos haciendo ahora.
Publicado el 11 de marzo de 2013