La masacre de la familia LeBaron y la guerra que no cesa
Mientras sigue el análisis pos-mortem del operativo fallido de captura de Ovidio Guzmán López en Culiacán, aconteció otra crisis de violencia tremenda que nos da señales —confusas y contradictorias— sobre la preocupante situación de seguridad que enfrenta el país y constituye uno de los mayores desafíos al gobierno de Andrés Manuel López Obrador. En una emboscada, fueron acribillados tres mujeres y catorce menores de edad en “los límites de los estados de Sonora y Chihuahua” cerca de la frontera con Estados Unidos. Murieron las mujeres y seis niños de la familia LeBaron, de la comunidad mormona que vive en la zona desde hace más de un siglo.
Las autoridades dicen que iban de Chihuahua hacia Sonora. Los familiares dicen que iban de Sonora hacia Chihuahua. No hay claridad sobre en qué estado fueron atacados, aunque el fiscal de Chihuahua dice que la investigación está a cargo del gobierno de Claudia Pavlovich de Sonora.
La cronología que presentó el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Arturo Durazo Montaño, y el presidente López Obrador en la conferencia de prensa de 5 de novimienbre también deja muchas preguntas. Si Julián LeBaron reportó el crimen a las 13:00 horas, ¿por qué llegaron los militares seis horas después? Es una zona con una larga historia de pugnas entre grupos criminales y con alta presencia de las fuerzas armadas. El ejército tiene cuarteles en Agua Prieta y Casas Grandes, los dos a pocas horas de distancia.
López Obrador contestó a una pregunta respecto a la obvia demora en la repuesta de la Guardia Nacional, ubicada aún más cerca en Janos, Moctezuma y Zaragoza, que llegó antes, pero no hay ningún dato público que lo constata. Tampoco se explica por qué la Sedena confirmó el número de fallecidos cuatro horas después de llegar a la escena del crimen, con números equivocados, pues dejaron de reportar cinco de los muertos hasta horas después. Los elementos de seguridad de Sonora y Chihuahua lanzaron un operativo para cerrar la zona a las 20:30 —más de siete horas después del reporte del crimen. A estas horas, solo capturarían integrantes de las fuerzas de seguridad o de la prensa.
Durazo y AMLO pidieron no especular, hasta tener los resultados de la investigación, sin embargo, ofrecieron la versión de un posible caso de identidad equivocada entre grupos criminales que pelean por controlar la plaza. Emboscaron a tres vehículos, ligeramente separados. Según reportes locales, los niños que sobrevivieron vieron como mataron a sus madres a quemarropa, en un camino que la familia recorre todos los días, según el líder Julián LeBaron.
Más datos saldrán, pero lo importante es saber el móvil de la masacre, hacer una lectura de este crimen en el contexto de la crisis en la seguridad pública y las implicaciones. Un ataque a mujeres, niñas y niños de una familia con alto perfil y de ciudadanía estadunidense no es común, aún en esta zona de violencia. Es hacer alarde de su presencia, e invitar una reacción fuerte del gobierno en todos los niveles, incluso del gobierno de EE.UU.
Donald Trump tuiteó sobre el tiroteo, retratándolo como una familia de Utah atrapada en fuego cruzado. Aprovechó para relanzar la guerra contra las drogas y ofrecer los servicios del ejército gringo: “Si México necesita o requiere ayuda en limpiar estos monstruos, los EEUU está listo y capaz para involucrarse y hacer la tarea rápida y efectivamente. El gran nuevo presidente de México ha sido de esto todo un tema, pero los cárteles se han vuelto tan grandes y poderosos que a veces hace falta un ejército para derrocar a un ejercito!”
Terminó: “Es la hora para que México, con la ayuda de los Estados Unidos, haga la guerra contra los carteles de la droga para eliminarlos de la faz de la tierra. Nosotros solamente esperamos una llamada de su gran nuevo presidente.”
AMLO rechazó el camino de la guerra como una estrategia del pasado, agradeciendo la oferta de Trump, que dijo “seguramente no es injerencista”. Sin embargo, no está nada claro cual es la estrategia.
Además de contar con gran presencia militar, el lugar de la masacre es tierra de Durazo. Nació y creció en Bavispe. Varios sonorenses dicen informalmente que el crimen podría ser un mensaje al Secretario. La noche antes de la emboscada, hubo un ataque en Agua Prieta con un saldo de dos muertos, donde el alcalde es primo del secretario.
Matar a mujeres y bebés es una forma macabra de desafiar al poder del estado. Son tres hipótesis, y muy posiblemente la verdad es una combinación de ellas: o es una respuesta a una amenaza directa a sus intereses (es una plaza importante para el cruce de la droga al mercado de EEUU y de huachicoleo), o es un ‘hasta aquí’ a Durazo y el gobierno, o es una estrategia más amplia de sembrar caos para desestabilizar al nuevo gobierno. En todo caso, algo fuera de lo común está en juego. No se sabe nada de los supuestos detenidos hasta ahora, pero una explicación que intente limitarlo a una pugna local sería poco creíble.
Una cosa es segura: para los que apuestan a la guerra perpetua en México, y los hay en los dos lados de la frontera, este es el crimen perfecto.
Laura Carlsen
(mexicana/estadounidense) es directora del Programa de las Américas, analista política y periodista