«No podemos cansarnos», dice a la sociedad civil el preso tzotzil

Adazahira Chávez

México. “Esto no solamente me está pasando a mí, sino que tenemos hijos, vendrán nuestras familias y necesitamos dejarles algo de herencia, algo que sea bueno, que nuestros hijos y nuestros nietos hablen después bien de nosotros”, señala el preso político Alberto Patishtán desde el penal de San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde aguarda el reconocimiento de inocencia que podría salvarlo de cumplir casi cinco décadas más de cárcel.

La invitación a la sociedad civil es a que “nos sumemos al reclamo de la justicia y verdad porque la justicia es fundamental para construir un México nuevo donde quepamos todos”, señala desde la cárcel, en entrevista telefónica con Desinformémonos, en medio de la campaña que lanzaron sus familiares, su equipo de abogados, organizaciones e individuos solidarios para exigir al Tribunal Federal que resuelva su libertad.

 “Mi conciencia está limpia y no merezco este lugar”, reitera Patishtán ante los doce años de encarcelamiento injusto y fallos de los aparatos de justicia que se niegan a reconocer una inocencia evidente en un proceso manipulado –como han acusado diversas organizaciones-. Llama a quienes se solidarizan con él a no cansarse y a sumar fuerzas.

El profesor tzotzil, acusado del asesinato de siete policías y sentenciado a la pena máxima por homicidio, espera a que el Primer Tribunal Colegiado del vigésimo circuito (que es una instancia federal) en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, revise el incidente de reconocimiento de inocencia que promueve su defensa jurídica.

Patishtán, sin embargo, no está quieto y, junto con el colectivo de presos “Solidarios de la Voz del Amate”, llena esta espera de acciones para reivindicar su inocencia y exigir a los funcionarios de justicia que “escuchen a su corazón y su conciencia”.

En diez días se sucedieron una semana de ayunos y tres marchas al interior del penal, además de la campaña de solidaridad que organizaciones e individuos emprendieron –consistente en envío de cartas y colocación de fotografías en Facebook y Twitter- y que terminará el 19 de abril, día de cumpleaños de Patishtán. “Si la sociedad civil no se expresa, el Tribunal Colegiado va a declarar improcedente el incidente”, señaló el abogado Leonel Rivero.

Protestas dentro de la cárcel

Alberto Patishtán y los Solidarios de la Voz del Amate realizaron un ayuno de siete días para exigir la libertad del tzotzil. La protesta inició el 22 de marzo, y en ella “quedamos con el estómago vacío y el cuerpo debilitado, pero con el espíritu fortalecido”, señala el profe, como también se le conoce.

Para él, realizar ayunos demuestra su disposición a dar la vida para demostrar que las acusaciones en su contra son una injusticia: “Sabemos que podemos enfermar, pero es una señal de que preferimos luchar hablando y moviéndonos, no como nos quiere ver el gobierno”. Después de ayunar, los Solidarios marcharon dentro del penal los siguientes tres días al término del ayuno. Patishtán señala que todavía no puede hablar de cuáles serán las siguientes acciones, pero asegura que sí las habrá.

El estado de ánimo del colectivo de presos después del fallo de la Suprema Corte es de coraje e indignación, asegura el profesor tzotzil, pero también de nuevo ánimo para “seguir luchando todos juntos”.

Patishtán reflexiona que en la cárcel donde se encuentra “los que estamos luchando nosotros somos diez. ¿Por qué no se meten otros a luchar, si hay un 50 por ciento de inocentes? Lo que pasa es que muchos, por temor a represalias, no luchan, y los que sí han cometido realmente están conscientes de pagarlo”.

El profesor agrega: “Por lo mismo, desde los primeros años en que caí hasta hoy en día no me canso porque no debo, mi conciencia está limpia y no merezco este lugar. Lo merecen otros. Yo no puedo olvidarme de la verdad, que es siempre mi batuta, mi bastón”.

La in-justicia

Después del rechazo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) para reasumir su competencia en el caso, Patishtán declaró que sólo se le puede llamar injusticia por el daño que hace aun habiendo pruebas a favor de la inocencia del tzotzil.

La decisión de la Suprema Corte se dio porque esa instancia escogió “mirar y no ver”, precisa el profesor. Respecto al Tribunal que revisará el caso, dice tener esperanza porque “si realmente van a poner sus corazones en nosotros y van a querer la paz que todos anhelamos, entonces habrá esa posibilidad de que se haga justicia”.

“Realmente es lo que todo México necesita. Espero que esta vez escuchen la voz de sus conciencias, porque al cometer ciertos errores en uno mismo y en otra persona, eso debe martirizar en la conciencia; en sus manos está la justicia”, expresó.

La Corte y el nuevo incidente

La negativa de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) a reasumir su competencia en el reconocimiento de inocencia del tzotzil, el 6 de marzo de 2013, levantó la indignación de organizaciones e individuos que han acompañado el caso. “Fue una decisión política y no jurídica”, precisó Leonel Rivero en conferencia de prensa en el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas, que acompaña el caso. De haber aceptado, “se le hubiera pegado a la línea de flotación de una falla estructural  del sistema de administración y procuración de justicia en México, que tiene que ver con el debido proceso y la presunción de inocencia”, precisó.

Esas fallas ocurren tanto en casos de inocentes como de culpables sentenciados con pruebas ilícitas, quienes también se podrían acoger al recurso y, como señaló el ministro José Cossío en una entrevista off the record, la Corte no estaba lista para abrir la caja de pandora, agregó Rivero. El letrado señaló que la reacción de indignación social ante la Corte la obligó a mentir sobre el caso “porque se dieron cuenta de la indignación de la sociedad” y porque “es un hecho notorio que el profesor es inocente”.

El abogado Sandino Rivero, integrante del despacho que lleva la defensa, precisa que el fondo del asunto, el reconocimiento de la inocencia, no se ha resuelto. A diferencia de otros casos de fallos en el debido proceso resueltos favorablemente a los afectados –como de los indígenas Alberta Alcántara, Teresa González, Hugo Sánchez Ramírez, José Ramón Aniceto y Pascual Agustín Cruz- lo que se solicitó a la Corte no fue un amparo, sino atraer el reconocimiento de inocencia porque este amparo, en el caso de Patishtán, fue agotado por su defensa anterior en el año 2003.

Patishtán hace al Tribunal la misma petición que hizo a la Corte en su momento: que realmente estudien conforme a la verdad y “que obedezcan a su conciencia y sus corazones, y no a la soberbia y a otras cosas”. Señala: “le pido a Dios que toque sus corazones para que por fin dicten una sentencia favorable. Lo que yo puedo decirles es que piensen bien antes de actuar y que no actúen sin pensar”. De lo contrario, se ratificaría el mensaje de discriminación y que “ya no nos quieren ver a indígenas en el planeta tierra, que solamente para unos cuantos lo quieren tener”.

La defensa espera que a más tardar a finales de abril llegue el incidente de reconocimiento de inocencia al Tribunal Colegiado, que resolvería ya el fondo de asunto, “si procede o no el reconocimiento de inocencia, y si procede, es ya decretar la libertad de Patishtán”.

Los antecedentes

En el 2000, Alberto Patishtán Gómez fue detenido sin orden de aprehensión y obligado a rendir declaración sin abogado ni traductor presente, acusado de asesinar a siete policías en una emboscada en el paraje Las Limas, municipio de El Bosque. En 2002 fue sentenciado a la pena máxima, 60 años de cárcel, a pesar de las pruebas ofrecidas por su defensa de no haber participado en la emboscada y de las inconsistencias en el juicio. Se apeló y ganó un amparo directo, pero en mayo de 2003 recibió sentencia por homicidio y lesiones calificadas; robo calificado; daños y portación de arma de fuego de uso exclusivo del ejército.

El 20 de octubre de 2011, mientras Patishtán y los Solidarios de la Voz del Amate realizaban una huelga de hambre en el reclusorio de San Cristóbal de la Casas para exigir justicia, el profesor fue trasladado arbitrariamente a una cárcel federal en Guasave, Sinaloa. Allí vivió en condiciones de tortura permanente que el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas denunció ampliamente. Tras muchas protestas, le fue concedido un amparo y pudo volver a Chiapas.

Después de que se agotaron las vías judiciales nacionales (el proceso, la apelación y el amparo directo), la defensa jurídica del preso político –ahora en manos del despacho Defensa Estratégica en Derechos Humanos, encabezada por los abogados Leonel y Sandino Rivero-  llevó a la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) la petición de reconocimiento de inocencia a partir de la aparición de nuevos documentos públicos que juegan a favor de Patishtán y que aparecieron después de que se dio la sentencia. La Corte rechazó asumir el caso y lo devolvió al Tribunal Colegiado federal.

La solidaridad

El profesor Patishtán le envía un mensaje a quienes se solidarizan con él: “No hay tiempo para descansar porque nosotros queremos hacer un México nuevo donde todos quepamos, y pues eso solamente se hace luchando, resistiendo ante estas cosas que nos hacen”. Patishtán señala que se siente muy agradecido por la solidaridad, que es también “una fuerza que nos transmiten para seguir adelante; mi invitación sería a no bajar la guardia sino al contrario, a sumar esfuerzos”.

A la sociedad civil, el mensaje es que se debe sumar al reclamo de justicia y verdad “porque todos lo necesitamos. Esto no solamente me está pasando a mí, sino que tenemos hijos, vendrán nuestras familias y necesitamos dejarles algo de herencia, algo que sea bueno, que nuestros hijos y nuestros nietos hablen después bien de nosotros”.

 Publicado el 1 de abril de 2013

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