Se llama Lidiane Leite, es brasileña y a parte de estar acusada de corrupción, es conocida por gobernar a través de la aplicación de teléfonos móviles Whatsapp. Y fue a través de las redes sociales como se conoció su tren de vida de fiestas lujosas y vida opulenta.
De 25 años, se dio a la fuga 39 días, cuando fue acusada de desviar recursos destinados a la alimentación de las escuelas municipales de Bom Jardim, en el estado de Maranhao (nordeste de Brasil), uno de las entidades más pobres del país.
Para dirigir la políticas de su humilde municipio, utilizaba la aplicación de mensajería Whatsapp, a través de la cual daba instrucciones a los miembros de su gabinete desde Sao Luis, situada a cerca de 300 kilómetros de Bom Jardim.
En las redes sociales, presumía de su tren de vida, ya fuera brindando con ‘champagne’, posando con su ‘personal trainer’ o paseando en moto acuática con sus amigos: «Compro lo que quiero. No me importa nada lo que piensen. Un besito para los envidiosos». Criada en una familia humilde y vendedora de leche en los aledaños de su casa durante su infancia, presumía recientemente de su festín de compras a pesar de que São Luis de Maranhão es uno de los estados más pobres del país: «Antes de ser alcaldesa yo era pobre, tenía un Land Rover. Ahora tengo un SW4, Pero tendría que haberme comprado un coche más caro porque gracias a Dios hay dinero de sobra».
La alcaldesa asumió el cargo de forma accidental, pues a su novio, Beto Rocha, que era el candidato original, el Tribunal Superior Electoral le prohibió presentarse a las elecciones por sospechas de corrupción a 24 horas de que se abrieran las urnas. En su lugar, se presentó su novia y se impuso en los comicios.
El nombre de Leite llegó a ser incluido en la lista de la Interpol y la Policía reforzó el control de las carreteras del estado de Maranhao, pero la alcaldesa se entregó acompañada por tres abogados.