Kurdos, en dilema entre Israel o el federalismo

Alejandro Haddad Foto: Al Jazeera English

Existe presión para que Israel se acerque a los kurdos que viven en la Siria en guerra, que viene no del cariño o las similitudes que dicen compartir, sino de intereses geopolíticos muy específicos en la región. Sin embargo, los kurdos siempre han convivido con una gran diversidad  de etnias y religiones.

El 14 de enero, la periodista y profesora de Israel Ofra Bengio publicó una nota en Al Monitor. En ella se llama a que “Israel debe llegar a los separatistas kurdos de Siria”. ¿Por qué?

La guerra de quién

La guerra en Siria moviliza, desde su inicio, a muchos pueblos: los que están dentro de Siria, los de la región, los de Rusia, de China, de Europa y de Estados Unidos. Para algunos es una guerra mundial, no tanto por las personas que habitan el conflicto, sino por las políticas que allí surgen y se vuelcan. Se piensa que Siria puede quedar dividida. Algunos hablan de “balcanizarla”, y que esa tierra sea repartida para islamistas, árabes y kurdos; pero en Siria también hay armenios, arameos, beduinos…

A fines de 2013, los kurdos de Siria, cuya mayoría está enrolada en el Partido de la Unión Democrática (PYD), declaró la autonomía en su región, lo que se logró gracias a las guerrillas de las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), que lucharon contra el Ejército Libre Sirio (ELS), el frente Al Nusra y el Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS) –estos dos últimos, vinculados a Al Qaeda.

En esta guerra que gira sobre sí misma, donde los pueblos se miran a los ojos y no comprenden qué sucede entre ellos y por qué hay más balas que palabras, parece haber una política, por fuera de Siria, que busca acaparar a quienes, por el momento, son los únicos que han triunfado: los kurdos. Esa política es el sionismo.

Sionismo para tí, para tí, y para tí también

Luego de la Primera Guerra Mundial y la caída del imperio otomano, Francia e Inglaterra dividieron al pueblo kurdo en cuatro partes: Turquía, Irak, Irán y Siria. En cada lugar, el pueblo se vincula políticamente con el gobierno de manera diferente. En todos siempre han sido maltratados, y los gobiernos de los países del mundo usan ese maltrato para tener los fusiles kurdos de su lado para atentar contra otro país. Los kurdos, durante muchos años, han sido el filtro de muchos conflictos bélicos.

En septiembre del 2006, el periodista Magdi Abdelhadi de la BBC señaló en una nota  que los “Israelíes ‘entrenan fuerzas kurdas’” y que “Siria e Irán, ambos con fronteras con territorios kurdos, se cree que son el objetivo principal” de esas fuerzas. EL gobierno de Israel no dijo palabra alguna sobre esto, pero en Irak ya se decía que la inteligencia israelí entrenaba fuerzas kurdas.

Más adelante, Abdelhadi predice que “la revelación va a provocar enormes problemas para los kurdos, no sólo en Irak sino también en toda la región”. ¿Tal vez porque se estaban metiendo en una lucha que Israel decía que favorecía a Israel?

Abdelhadi es categórico en su nota de 2006 al denunciar que “era evidente que el derrocamiento de Saddam Hussein fue sólo el primer capítulo en una conspiración americana-israelí para eliminar las amenazas a sus intereses estratégicos y volver a dibujar el mapa de Oriente Medio”.

Israel mantiene el concepto de ser amigo de los no árabes y de los musulmanes contrarios a Occidente. Con esa estrategia política y militar, la idea es contraponerse a quienes se opusieron a su fundación, la cual fue a desmedro del pueblo palestino en 1948. Para Israel, en la década de los cincuentas, sus amigos eran los turcos, los kurdos y los etíopes. Por eso es que su servicio de inteligencia comenzó a dar ayuda a los kurdos de Irak, el mayor enemigo de Israel en ese entonces.

Pero, como ya se dijo, Kurdistán está dividido en cuatro países y en cada país su relación con el gobierno es distinta. En esos años cincuenta, la situación de los kurdos era ninguneada. Sin embargo, en Irak, gracias a su participación en la expulsión de la Inglaterra invasora, el idioma kurdo fue legal. Junto con el árabe, era la segunda lengua oficial del país. En Turquía, en cambio, que recién se había instalado en la Unión Europea con el segundo ejército más poderoso, la lengua estaba prohibida. En Irán estaba la monarquía Pahlevi, que se llevaban bien con los kurdos de Irak, ya que ellos amenazaban a los kurdos de Irán que querían su autonomía.

En Siria, donde la población kurda es tomada como población hermana porque colaboró en la expulsión del invasor francés, se mantenía como ausente, hasta que en los años ochenta, el presidente Hafez al-Assad dejó que el incipiente Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), nacido en Turquía, se entrenara con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) en Líbano, país con ocupación siria. Incluso les dio hospedaje a los kurdos como a políticos perseguidos por Turquía.

Los tiempos avanzan y con ese avance se desarrollan los pueblos. El pueblo kurdo sabe que es kurdo y no un filtro de los demás intereses. Sin embargo, Israel cree tener tres países donde poder abrazarse a ese pueblo. En Irak, donde están presentes desde hace 60 años; en Irán, contra un gobierno que dicen es contrario; y en Siria, donde las revueltas populares se convirtieron en una guerra difícil de pintar con claridad.

Kurdos judíos

En el norte de Irak, que desde la invasión de los Estados Unidos en 2003 es la Región Autónoma Kurda, existieron comunidades de kurdos judíos. Hasta el siglo VII su literatura era destacada. Luego la comunidad desapareció y fue en la década de los treintas cuando volvió a ser importante. Hasta la Segunda Guerra Mundial, los kurdos judíos ocuparon cargos en el gobierno de Irak, y cerca de 130 mil de ellos vivieron en ese país. Por esos años, el gobierno iraquí hizo alianza con los nazis alemanes. En 1948, la recién creada Organización de Naciones Unidas (ONU) creó el Estado de Israel. Aunque sepamos que la idea de un Estado propio fue generada mucho antes, en ese 1948, el basamento de la ONU para crearlo fue el genocidio que ejerció el estado de Alemania sobre ellos.

Palabras

Un artículo de Aaron Glantz habla sobre un periodista de origen kurdo llamado Yona Sabar que escribió un libro. Allí se narra la historia del padre de Sabar, quien creció en la localidad de Zakho, norte de Irak, en los años cuarenta, donde “judíos, musulmanes y cristianos se vinculaban sin mayores dificultades”. Luego, un párrafo de la nota habla del  “asesinato de 6 millones de judíos” por parte del “régimen nazi alemán”, por lo que aquella masacre “llevó a la creación del Estado de Israel en 1948, y sus vecinos árabes fueron a la guerra para impedirlo”.

¿Porqué una región en la que judíos, musulmanes y cristianos se vinculaban sin mayores dificultades comenzaba a pelearse? El Estado de Israel se formó sobre el pueblo de Palestina donde, por cientos de años, convivieron sin dificultades judíos, musulmanes y cristianos. Entonces, ¿para qué una “estrategia de fronteras”, haciéndose amigos de los no árabes en una región formada para una convivencia feliz?

Israel conformó un Estado occidental en la región de la Media Luna (o Medio Oriente). Podemos decir que la cuestión es política. En su artículo, Glantz señala que “Yona Sabar tenía 12 años cuando su familia llegó a Israel, que no fue para ellos una tierra prometida. En general, en Irak gozaron de una buena posición, y en Jerusalén debieron apiñarse en un pequeño departamento”.

El periodista estadunidense continúa: “Miembros de la familia [de Yona Sabar] que fueron propietarios de negocios en Irak tuvieron que aceptar trabajos de baja calificación. Todos sufrieron discriminación por ser kurdos”.

Así es como lo describe el artículo de Glantz. Pero otro artículo, más minucioso, titulado “Estudio genéticos del origen de los judíos”, dice que “las mujeres tienen genes similares a las de las poblaciones de los lugares donde hoy habitan”. El artículo que habla de estudios de los cuales no se sabe quiénes lo hicieron ni de dónde son, ni de qué fechas, se habla de que “las mujeres judías tienen una historia genética distinta de los hombres judíos”.   Así “las comunidades judías desciendan originalmente de matrimonios entre hombres judíos y mujeres locales, lo cual explicaría por qué los judíos en cada país comparten por lo general la apariencia física de la población local”.

El artículo sigue: “Otros estudios [¿cuáles? ¿De quiénes?] han demostrado que los judíos tienen relación mucho más cercana con los kurdos, armenios y los habitantes de la Anatolia turca, que con los árabes palestinos, libaneses y sirios. Un estudio realizado por la Universidad Hebrea de Jerusalén demuestra que los kurdos son el pueblo más genéticamente cercano a los judíos”.

La certeza de estos estudios genera varias situaciones complejas. Los judíos hombres necesitan de mujeres locales para hacer judíos. A su vez, otros estudios argumentan que son parecidos genéticamente a los pueblos no árabes como los de Anatolia turca. Además, el estudio de la única institución nombrada, la Hebrea, dice que son los kurdos los más parecidos a los judíos. Muy bien.

En cuanto a la formación de Israel, es un estado que aglomeró personas de varias regiones del mundo, lo cual supuso una conformación de un pueblo disímil en cuanto a cultura ancestral, pero con una misma religión que los une. “Al llegar a Israel, los judíos kurdos e iraquíes se enfrentaron a numerosos problemas”, relata Serguei Minasian, en “Las relaciones kurdo-israelíes en el contexto geopolítico del Cercano Oriente”. Se trataba de que “se sumaba la cuestión de las relaciones con los distintos grupos de la población judía local. Históricamente, la gran mayoría del pueblo judío diseminado por el mundo estaba constituida por los ‘judíos europeos’ o askenazis”, especifica el periodista. “En el recién creado Estado de Israel eran [los judíos europeos] la mayoría de la población y concentraban en sus manos todos los hilos del gobierno, la cultura y la sociedad”.

Podemos decir que es cierto que, para ser judío, es necesario querer serlo. Pero estos artículos, que intentan acercar a kurdos y judíos, caen en errores insoportables de los que emergen contradicciones fuleras.

Estrategia de fronteras

Para el sionismo, debía existir una especie de estrategias de fronteras en caso de establecerse un Estado judío. Este concepto era el de hacerse amigos de países no árabes en caso de que se opusieran a un Estado religioso. Este criterio los llevó a apegarse a pueblos y/o países que estuvieran formados contra un criterio de arabismo. Pero la presencia de judíos en la región hacía que la oposición fuese contra un Estado y no contra lo judío, ya que su postura era occidental. Es necesario recordar ese concepto de Occidente más que su religión en Israel.

Hazte militar, como yo

En 2012 se difundió que el Mossad entrenaba a kurdos iraníes que viven en Irak, prófugos de la política de Irán, para sabotear las instalaciones nucleares de ese país. Tel Aviv lo negó, pero según la página web WikiLeaks, Israel hizo posible la destrucción de esas bases nucleares con manos kurdas entrenadas por israelíes. También negó el apoyo de sus servicios de inteligencia para la formación de comandos kurdos contra el ejército de Saddam Hussein. Sin embargo, en 2003 comandos kurdos capturaron a Taha Yasín Ramadán, vicepresidente de Hussein. Ramadán estuvo implicado en matanza de musulmanes chiíes y en el ataque a Halabja, donde 5 mil kurdos murieron en un solo día por bombardeos químicos.

Lo que Tel Aviv no pudo negar fue la participación de Sagi Chori, miembro del Mossad, quien en 1966 viajó al Kurdistán de Irak para entrenar a los Peshmarga (milicianos kurdos) para combatir al ejército iraquí. Hijo de la pareja de un ruso y una polaca, Chori se acercó a Teherán, Irán, para entrenar a los kurdos iraquíes. En ese entonces, quien gobernaba Irán era el Shah Pahlevi, a quien no le interesaban mucho los kurdos; esta situación hizo que el entrenamiento comenzara a fracasar. Chori decidió llevarlos a Israel y así fue. El Mossad pagó un avión para ellos.

La presencia de Israel en el Kurdistán Sur (Irak) data de los años en los cuales muchos kurdos judíos llegaron a Israel escapando de las ideas antijudías del gobierno de Irak, al mismo tiempo que los israelíes se acercaron al Kurdistán para entrenar milicianos contra ese gobierno.

Entonces:

¿Mejor Israel?

En octubre de 2011, Ayub Nuri, kurdo de Irak, publicó un artículo en la página kurda Rudaw donde alegó: “Tenemos mucho en común con el pueblo de ese país (Israel)”. No le faltan elementos para afirmarlo. Siria niega la existencia de 2 millones de kurdos mientras que Saddam Hussein realizó la masacre de Halabja. Entre tantos gobiernos árabes que pasan sus presidencias por antojo de unos a otros, Nuri argumentó que “Israel es la única democracia en Oriente Medio”. Nuri no olvida que fue herido en su Halabja natal por las bombas de Hussein. Para él, la invasión de Bush a Irak trajo alivio al Kurdistán.

Israel entiende que es mejor que los pueblos peleen contra sus gobiernos antes que su ejército. Es mejor un kurdo contra el gobierno de Irak a que Israel ataque a ese país. De esa forma no hay problemas con países de la región, ni con la comunidad internacional, ni con el pueblo interno. Incluso, Israel apoyó al grupo islamista Hamás, en Palestina, cuando este grupo estaba contra Al Fatah.

Pero hay un concepto que tienen los kurdos y es el del “Confederación Democrática”. Este criterio entiende que los pueblos son pueblos, más allá de su religión, etnia, color de piel, origen, etcétera. Cada pueblo puede gobernarse de manera autónoma confraternizando con los otros pueblos. No hay un país para una etnia ni para una religión. Hay una tierra para todos los pueblos abrazados.

¿O un Federalismo?

El federalismo del que hablan los kurdos no es nuevo, y no lo logró la llamada “primavera árabe”. Se trata  de una solución pacífica a su cuestión. En el año 1998, el sexto congreso del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) comenzó a hablar en Siria sobre la “Confederación Democrática”. Abdullah Öcalan, uno de los líderes del PKK, fue expulsado de Siria bajo presión de Turquía. Luego de viajar por varios países, fue detenido en Kenia por la central de inteligencia de los Estados Undios (CIA) y la de Israel (Mossad) para dárselo a la agencia de seguridad de Turquía (MIT).

Pocos líderes mundiales -como Nelson Mandela- le ofrecieron refugio mientras estuvo nadando por el mundo. Mandela sabe lo que es ser perseguido y Sudáfrica sabe sobre lo que es Israel.

En mayo de 2010, el diario español El País publicó un artículo donde informó que Israel ofreció sus armas nucleares a la Sudáfrica del apartheid. Eran mediados de los años sesenta. El ministro de Defensa sudafricano, Pieter Willem Botha, se contactó con su par israelí, Simón Peres, para hacer el acuerdo. Pero el futuro presidente de Israel no logró acordar la venta por el monto de dinero exigido. Como la vida es un milagro, en el año 1994, tanto Yasser Arafat -de la Organización por la Liberación de Palestina (OLP)-, como Peres e Issac Rabin, presidente y primer ministro de Israel, recibieron el Premio Nobel de la Paz. El argumento fueron “sus esfuerzos para alcanzar la paz en Oriente Próximo».

Pero esa paz estuvo arañada por los combates entre la OLP y el ejército de Israel. Entre los combatientes de la OLP participaron kurdos, miembros del PKK, quienes se estaban formando como guerrilleros.

Entonces, ¿le darán a Öcalan el premio Nobel de la Paz luego de plantearla por varias veces en dos décadas? Quizás, ahora que el gobierno turco aceptó su palabra de paz, lo liberen de la cárcel y Öcalan finalmente reciba el pacifista galardón.

Amigos contra Siria

Israel y Turquía son vecinos que tienen la misma medianera: Siria.

Yossi Merman, en diciembre de 2007, publicó una nota en el periódico israelí Haaretz, en el que comentó que “los equipos de Israel Aerospace Industries, que operan vehículos aéreos no tripulados, están participando en operaciones militares turcas contra los militantes del PKK en el norte de Irak, de acuerdo a los informes turcos que publica hoy en el Turkish Daily News”.

Al mismo tiempo, Turquía entró en crisis con Israel sobre la invasión del barco Mavi Mármara en mayo de 2010, cuando la embarcación llevaba ayuda humanitaria a Gaza, Palestina. En la invasión murieron nueve turcos. Sin embargo, tres años después Israel se pronunció por volver a ser amigo de Turquía.

¿Qué va a pasar cuando la medianera caiga? ¿A dónde irán sus pedazos? ¿Qué pasará en ese espacio físico?

En agosto de 2013,  Lazar Berman señaló que, mientras Turquía e Irak se ofuscaban con la autonomía kurda, la independencia de Kurdistán sería “un regalo para Israel, según creen muchos expertos kurdos e israelíes.” Entre esos muchos expertos está sólo el periodista kurdo Ayub Nuri, quien afirmó que Israel “tendrá un verdadero amigo en la región por primera vez”.

Pero los kurdos de Siria no pretenden una independencia. Su camino es la autonomía. Su criterio es el “Confederalismo Democrático”, concepto esgrimido en la sexta conferencia del PKK en1998.

En junio de 2012 lo dijo Hassan Saleh, miembro del Partido Yekiti, en la ciudad de Qamishli: «Dado que Siria es un país multiétnico, el federalismo es la solución óptima para el futuro de todos los diferentes componentes de la sociedad siria».

En noviembre de 2013, el ministro de Exteriores de Turquía, Ahmet Davutoglu, acusó al Partido de la Unión Democrática (PYD) de pretender la autonomía. El 21 de enero de este año, los kurdos de Rojava, Siria, declararon un gobierno provisional o autónomo.

Siria sigue en guerra y la región kurda no puede salirse de ella. Proponer una autonomía no significa salirse de Siria, significa autonomía. De todas formas, no se puede conjeturar nada cuando este país está guerra.

Las palabras de la periodista y profesora Ofra Bengio, en el sentido de que Israel debe sumarse a los kurdos separatistas de Siria, cumplen una función de presión más que de cariño. Sabemos que tanto Inglaterra como Francia dividieron a los kurdos en cuatro luego países luego de la Primera Guerra Mundial. Los kurdos no eligieron dónde vivir, sino que viven allí desde hace miles de años. La división del pueblo fue ajena, a cargo de extranjeros y por motivos que no les corresponden. Ahora van en camino de hacerse mismo, pero no con la ayuda de otros países, sino con el acompañamiento de otras etnias y religiones como armenios, árabes, drusos, alevitas, judíos, etcétera.

Hay una tierra con muchos pueblos.

02 de marzo 2014

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