Huellas de la Memoria: El surgimiento de un proyecto
Fotos: Archivo Huellas de la Memoria
I
Hace más de 6 años nació un proyecto que ofrece registrar las historias de familias que van dejando testimonio de su caminar en la búsqueda de sus seres queridos, desaparecidos y desaparecidas. Su exigencia es de presentación con vida y la necesidad urgente de justicia. Lo que en un inicio surgió como una iniciativa personal, muy pronto se transformó en un proyecto colectivo que ha acompañado sus luchas en todo el país.
El proyecto no estaba planeado ni diseñado, surgió de manera intempestiva, fue un momento de claridad, como esa luz que se cuela en medio de la oscuridad por una rendija y es aprovechada.
Hoy hemos vuelto al recuerdo para presentarles en esta primera entrega cómo nació Huellas de la Memoria y en qué momento se encuentra.
II La marcha
El 10 de mayo de 2014 está a punto de iniciar la Tercera Marcha por la Dignidad Nacional: Madres buscando a sus Hijos, Hijas, Verdad y Justicia. Hay alrededor de dos mil personas. Hace calor. Entre las 11 y 12 de la mañana, las sombras de las familias se proyectan en el suelo. Caminan en grupos compactos por estados o por organizaciones. Es fácil distinguir los grupos que vienen de Veracruz, de Coahuila, Estado de México, de Monterrey. Entre ellas se observan las generaciones de lucha contra la desaparición forzada y la exigencia por la presentación de sus familiares. Se agolpan con fuerza en una consigna que es emblema desde hace muchos años: “Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”. Y así, caminan retumbando sus gritos como lo hicieron desde los años 70 las doñas de Eureka, las madres de los presos políticos de Chihuahua, de Michoacán, que son ejemplo de resistencia frente al poder. Viene en la marcha los de el colectivo H.I J.O.S México, con sus 15 años de lucha, haciendo escraches sorpresivos, y acciones de resistencia contra el olvido.
El ambiente está impregnado de tristeza, es la suma de todos los dolores del país que se concentran desde Tijuana hasta Chiapas, que gritan, se saludan, se comparten miradas. La marcha sale del Monumento a la Madre hacia la Glorieta de la Columna a La Independencia, de pronto una mujer que viene en el contingente de Coahuila grita otra consigna que lo resume todo: “10 de mayo no es de fiesta, es de lucha y de protesta”.
En algún momento Leticia Hidalgo, que viene desde Monterrey y es madre de Roy, un estudiante de la Universidad Autónoma de Nuevo León, que fue desaparecido por elementos de la policía cuando una noche entraron a su casa y se lo llevaron con violencia, platica conmigo, mientras sus pasos se mezclan con los sonidos de los altoparlantes. Pasamos frente al edificio de la PGR, ahora abandonado por el temblor de 2017. Me cuenta de las largas búsquedas que las familias han realizado. Las idas a las oficinas, ministerios públicos, dependencias. Sus citas casi siempre inútiles y desesperantes. Caminan una y otra vez, como ahora lo hacemos en esta marcha. Hablamos del cansancio de ir de un lugar a otro para buscar algún rastro, alguna pista que dé con sus hijos. Le pregunto por sus zapatos. Me dice que ha gastado varios pares y que lo que ha notado es que ha cambiado a zapatos más planos, más cómodos, hasta en eso ha cambiado. Hemos caminado varias cuadras y estamos por llegar a la Columna de la Independencia, punto de la concentración. Una cuadra antes de llegar le pido que nos paremos un momento y volteemos hacia atrás y le digo: “¿Te imaginas si todas las familias registraran en el suelo las pisadas dejando las huellas de sus historias?”. Ella, con sus lentes negros, contiene la respiración y la suelta, “uff, sería muy fuerte y a la vez doloroso”.
Llegando a la columna nos dispersamos. Las familias se acomodan en los escalones de la glorieta desplegando sus lonas, pancartas y luego van pasando por grupos al micrófono.
Sentado en el peldaño más alto, veo el desarrollo de la protesta, sigo pensando en los zapatos y sigo imaginando en el caminar de la gente en distintas regiones del país. Desde la altura veo sólo sus pies y sus distintos tipos de calzado, el desgaste disparejo de las suelas. De los bocinas salen desgarradoras historias de violencia y dolor. La impotencia ante la impunidad en el país que, desde finales de los años 60s, ha hecho que las deudas de justicia se acumulen, ahora nos muestra esta película de horror que tenemos de frente.
La protesta termina a las 3 de la tarde y algunas familias se van a sus camiones y otras se quedan a comer ahí mismo. El Colectivo de FUNDENL donde viene Letty, se va a recoger unas cosas al Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro y las acompañamos. Le pregunto si tiene unos zapatos que me pueda prestar, le digo que estoy pensando algo de lo que platicamos.
Ella dice que sí, que me los hará llegar pronto.
III EL proyecto
14 días después de la marcha, Letty Hidalgo nos hizo llegar sus zapatos y empezamos a buscar algunas soluciones, pues la suela de esos zapatos está muy complicada y no se le pueden hacer incisiones con navajas. Para junio de 2014 ya se tiene la idea más clara. Se grabaron las suelas sobre linóleo y se pegaron al zapato para luego imprimir sobre papel, como si fueran huellas dejadas o impregnadas al caminar. El mes de agosto del mismo año llegaron los segundos zapatos de Torreón. Son los de Luz Elena Montalvo, integrante de FUNDEC-Torreón quien busca a su hijo Daniel Roberto, que fue desaparecido el 23 junio de 2009. Estos zapatos tenían una carta escrita a mano dirigida a su hijo, en ella se encontraron las palabras clave: “Caminar y buscar.” ¿Qué les dicen a las familias estas palabras? Esa carta es fundamental para terminar de construir la idea del proyecto que inmediatamente encontrara su nombre: “Huellas de la Memoria”.
Luz Elena recordará 6 años después cómo le llegó la invitación: “Me enteré de este proyecto en una reunión que tuvimos en del Centro de Derechos Humanos Juan Gerardi, acá en Torreón, nos explicaron la idea general del proyecto, y me gustó porque refleja de alguna manera mi caminar arduo y doloroso en esta búsqueda de mi hijo, ya que ha sido un camino sin límite ni fronteras como el amor que le tiene uno a un hijo. Son 11 años que sigo caminando en búsqueda a mi hijo y de muchos más. Tristemente camino en un país lleno de corrupción, de impunidad, en donde las autoridades están coludidas con los narcotraficantes. Estoy buscando y siguiendo las huellas de mi hijo Dani hasta encontrarlo y también dejando huellas en este caminar”.
Cuando terminé las primeras impresiones, envié a Letty y Luz Elena el resultado del experimento y ellas aceptaron que el resultado se difundiera abiertamente desde las redes sociales. El impacto generado fue muy importante porque empezaron a llegar más zapatos y después, en reunión nacional de familias en Casa Xitla, se les hizo una invitación general, contando inicialmente con el apoyo del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro como punto de contacto para dejar o mandar zapatos, huaraches, tenis, botas que hayan usado en el camino de la búsqueda.
En el proceso de construcción del proyecto se fueron definiendo criterios: se decidió que los zapatos de familiares que buscan a sus desaparecidos se imprimieran en verde recogiendo la experiencia de los bordados de paz, que usa ese color como representación de la esperanza de encontrarlos con vida. En el transcurrir del tiempo, Huellas de la memoria amplió su espacio geográfico y temporal, pues no sólo empezaron a llegar zapatos de otras regiones de México. Llegaron también de América Latina, como Argentina, Colombia, y Centroamérica. Y también las cartas que llegaban dentro de los zapatos documentan desapariciones forzadas como la de doña Braulia Jaimes, que documenta y denuncia con claridad a los responsables de la desaparición forzada de su esposo, Epifanio Avilés Rojas el 19 de mayo de 1969.
IV Visibilizar y hacer memoria
Para mayo del 2016, Huellas de la Memoria logró reunir 84 pares de zapatos que fueron grabados e impresos en dos años. El proyecto pasó de una iniciativa personal a transformarse, por la vía de los hechos, en una experiencia de construcción colectiva, que camina junto a las organizaciones de familiares en su exigencia de presentación de sus seres queridos desaparecidos y la exigencia de justicia.
La primera muestra se realizó el 9 de mayo de 2016 en el Museo Casa de la Memoria Indómita con la presencia de gran parte de familiares y colectivos que entregaron sus zapatos al proyecto.
Después, la muestra inició un recorrido en varios estados de la república organizado junto con familiares, y para marzo del 2017, Huellas de la Memoria inició un largo recorrido en Europa organizada como Campaña Internacional Contra la desaparición Forzada en México, que tuvo como objetivo denunciar la desaparición forzada desde los años 60’s y la responsabilidad que tiene el Estado mexicano en este delito de lesa humanidad.
El testimonio registrado en las huellas dá para una reflexión que tendrá que hacerse posteriormente.
V Ahora
El Colectivo Huellas de la Memoria se encuentra en una fase de reorganización y construcción de archivo.
Actualmente se ha logrado reunir 230 pares de zapatos que constituyen por ahora, un memorial que refleja también las desapariciones en África en las regiones de Argelia, Túnez y el Sáhara Occidental (República Árabe Saharaui). La iniciativa crece y se expande lentamente de acuerdo a los tiempos y trabajo voluntario de sus integrantes.
Huellas de la Memoria es también una ventana para ver y mostrar la voz de las y los familiares a través de los textos que acompañan al calzado, pero también ellas y ellos han reflexionado lo que este proyecto les representa en su lucha. En el marco de la exposición en Monterrey, Letty Hidalgo leyó un texto del cual extraemos un párrafo: “Dejamos huellas de miles de pasos, dejamos huellas del cansancio, del dolor y la tristeza, dejamos huella de nuestras fortaleza y esperanza. Pero sobre todo dejamos huella del amor que les tenemos a nuestras hijas e hijos. Por eso los buscamos. Buscamos Vida, la de ellos y la nuestra, la de todxs. Buscamos verdad y justicia. Porque hasta entonces podrá haber Paz. Porque al encontrarles, nos vamos a encontrar como sociedad. Por eso seguimos caminando, porque la esperanza no desaparece. Les encontraremos”.
Así inició este proyecto que nos ha permitido hacer memoria y caminar junto con las familias hasta que la justicia llegue.
Colectivo Huellas de la Memoria
Colectivo que registra las historias de personas desaparecidas y los procesos de búsqueda de sus familiares en México y América Latina. La propuesta es grabar mensajes de lucha y esperanza en las suelas de los zapatos, usados por los familiares durante la búsqueda y denuncia de las desapariciones, y convertirlos en objetos de memoria viva.