La Tuerka, programa de debate político del canal comunitario Tele K, entrevistó durante la huelga general española a los participantes en las movilizaciones y los piquetes. A continuación, presentamos tres testimonios sobre la crisis, la reforma laboral, el papel de los medios y la necesidad de la huelga.
Luis García Montero
Es muy agresiva la reforma laboral, está poniendo en cuestión derechos democráticos. Vivimos un momento de crisis de la democracia. Si no reaccionamos los ciudadanos, se va a descomponer lo que se ha conseguido a lo largo de los últimos dos siglos. Y en este sentido, la gente es consciente de que hay que dar la cara y defender los derechos cívicos y los derechos laborales. Por eso me parece que la huelga general tiene mucho significado a largo plazo: tiene que ser la reacción para mirar hacia el futuro y romper con esta expresión desmedida y violenta de los poderes financieros.
Para los que creemos que la información y la prensa son un pilar básico de la democracia, para los que creemos que sin información y sin conocimiento es muy difícil defender la convivencia, es muy triste el panorama mediático. Ahora parece que la prensa, más que una defensa vigilante de los ciudadanos frente al poder, más que un modo de controlar los desmanes y las ilegalidades, se ha convertido en simple portavoz de los poderes financieros, y más que informar se dedica a dar consignas. El nivel de cierto sector de la prensa española realmente es patético. Más que informar, se calumnia, se rumorea, se crean bulos, sin rigor de ningún tipo. Ignacio Ramonet ha escrito un libro explicando que el periodismo está estallando, Iñaki Gabilondo ha escrito un libro diciendo que se acaba el oficio de periodista porque está todo el mundo al servicio del gerente y del dinero, y no al servicio de los ciudadanos. Ésa es mi opinión del espectáculo que están dando los medios de comunicación.
Fran, minero jubilado
Por supuesto que mañana huelga. Y es que los tiempos, como están transcurriendo, piden huelga mañana, y espero que la huelga no sea un fin en sí mismo. La huelga es un paso adelante para seguir con más acciones. Yo escuché ayer en la radio que habría que mirar a ver si los trabajadores tienen derecho a ir a la huelga, y que hay que reformar esa historia y plantearse si huelga sí o huelga no. La huelga está recogida en la Constitución, y todo trabajador tiene derecho a la huelga. Y a este elemento, claro, no le interesa que haya una huelga ni mucho menos porque está defendiendo los derechos de la gente que nos está atracando diariamente. Esto hay que cortarlo de alguna manera. Hay que decirles a todos los trabajadores que hay que ir a la puta huelga, así de claro, con amenazas o sin amenazas de los empresarios.
Hay que centrarnos en el tema: esto es muy grave, esto es un ataque a la clase trabajadora como nunca hubo en los últimos 35 años. Pongámonos las pilas y luego no lloremos cuando no haya más remedio. Con lo cual, mañana todos a la huelga y el que pueda que vaya a los piquetes también, para contrarrestar los piquetes agresivos de los empresarios, que están obligando a la gente a ir a trabajar bajo amenazas de despido.
Indudablemente la crisis está afectando a todo mundo, pero tengo que reconocer que hay contradicciones. Hay gente que no se está enterando de lo que está pasando. Y es muy difícil explicarle a la gente que está en la calle lo que está pasando realmente; no se dan cuenta de a dónde estamos avanzando. Estamos avanzando a la esclavitud, estamos avanzando a trabajar por la cara. Los empresarios están planteando el que no te indemnicen cuando te despidan; incluso alguno dijo que no tenemos derecho a vacaciones. ¡Yo no sé qué montón de cosas!
Pero yo reconozco que es muy difícil llegar a la gente. ¿Por qué? Los medios de comunicación están al servicio de quien están, están al servicio del capital, de las grandes empresas, y nos están engañando diariamente, y la gente mama de ahí. Yo tengo que reconocer que la gente que escucha a diario esto de Sálvame, esto de Intereconomía, esto de Punto Pelota y tal, están perdidos. Hay que cambiar eso. Yo no estoy en contra de la libertad de expresión, pero hay ciertas expresiones que hay que mirar qué libertad tienen, porque están jodiendo al personal permanentemente y eso hay que combatirlo de alguna manera. Hay que llegar a la gente y explicarles qué es lo que está pasando, porque es muy grave y la gente no se está dando cuenta, y cuando se vaya a dar cuenta igual no hay vuelta atrás, igual no hay forma de retomar el tema. Hay que retomarlo ahora, hay que combatir a esta gente: al Partido Popular, a los medios. Y la gente tiene ahora acceso a medios alternativos, todo dios tiene internet en casa, entonces que mamen de ahí. Hay medios que te explican lo que hay y te dicen cuál es la puta realidad, y que no es la que nos pintan Televisión Española, Telecinco ni Antena Tres; ni Intereconomía, por supuesto.
Miguel, dueño de un bar
Tengo clientes que los meten en “eres” (Expedientes de Regulación de Empleo), gente que la despiden, gente que la amenazan con hacerles trabajar más horas, gentes que ves que en vez de pedir lo que pedían antes, piden menos, así que se nota que la situación va de mal en peor. La reforma laboral perjudica en la precariedad, porque la gente si tiene dinero se puede dedicar a consumir cualquier cosa, desde bienes de un bar, que vaya a un supermercado o cualquier cosa. Nosotros notamos que si la gente siente que tiene que tener miedo porque no se va a quedar con dinero para el día de mañana, pues a partir de ahí no vendes lo que deberías vender.
Desde luego que no tengo pensado abrir. Yo considero que mi responsabilidad, tanto como empresario como trabajador, es dejar seguir los acontecimientos y cerrar el día de huelga. Yo creo que esta respuesta es menos contundente de lo que debería ser. Deberíamos seguir el ejemplo de otros países y hacer incluso una huelga indefinida para demostrar que damos con el puño encima de la mesa. Hay que dar caña, es lo que hay. No hay más.
Publicado el 30 de Abril de 2012
Iñaki Gabilondo sabe mucho de eso de lo que habla. El ha sido pionero y vanguardia de esa actitud que ahora denuncia. Es patético verle intentar mantener su posición como generador/manipulador de opinión mientras much@s de los que se «in-formaron» escuchándole apagaron la radio y la tele y (por fin) salieron a la calle. Muy ilustrativo (y sospechoso) su editorial en «El País» digital inmediatamente después de hacerse público el «accidente laboral» del Borbón en Botswana.