Hambre o coronavirus

Brian Torres, Irving Cabrera Torres, Émerson Flores, Houston Castillo y Julio Serrano Echevarría

Los vendedores del tianguis El Salado, en México, uno de los más grandes de la capital, enfrentan una caída en las ventas a causa de la pandemia. Foto\Brian Torres e Irving Cabrera
Una vista aérea de este mercado mexicano, que tiene 40 años de existencia y donde trabajan unos 6 mil comerciantes.Foto\Brian Torres e Irving Cabrera
En el tianguis El Salado se encuentra de todo. Trabajadores informales se debaten en la disyuntiva de morir de hambre o por coronavirus.Foto\Brian Torres e Irving Cabrera
Los militares acompañan a las autoridades municipales para informarles de las nuevas medidas adoptadas a raíz del aumento de casos de COVID-19. Foto\Brian Torres e Irving Cabrera
En medio de un centro de compras, cada vez más vacíos, puede verse a un trabajador cargando un saco. Algunos trabajadores informales insisten en seguir sobreviviendo, pese a la crisis médica.Foto\Brian Torres e Irving Cabrera
Otra imagen, que muestra la vivacidad, de uno de los mercados populares de México, El Salado.Foto\Brian Torres e Irving Cabrera
Ana María Pérez es una trabajadora informal que, además de enfrentar la crisis, no puede vender sus productos en todas partes por el control territorial de las pandillas. Foto\Émerson Flores
Flor Núñez, de 40 años. Vendedora ambulante en el mercado central, San Salvador. Foto\Émerson Flores
Norma Valentina Calero, de 20 años, vende en el Mercado Oriental en Managua, uno de los más grandes comercios de Nicaragua, adonde el gobierno ha sido cuestionado por no tomar medidas para evitar el contagio del virus. Foto\Houston Castillo
En el mercado principal de Managua,Norma Valentina Calerotiene miedo al contagio, pero debe buscar alimentar a su familia. Vive en una casa de hojalata con once personas más. Foto\Houston Castillo
Matilde Alonso, líder de la comunidad Las Mercedes en Guatemala, sostiene que le tocó nacer en la raza de los vulnerables. Foto\Julio Serrano Echevarría -Agencia Ocote
La guatemalteca Elizabeth Tambriz es trabajadora doméstica, una de las 250,000 mujeres que limpian, cocinan y cuidan niñospara ganarse la vida. Foto\Julio Serrano Echevarría-Agencia Ocote
Una vista a la comunidad Las Mercedes en Guatemala. La situación de los trabajadores informales era precaria desde antes, pero ahora se agudizó con la pandemia.Foto\Julio Serrano Echevarría -Agencia Ocote
Sembradío de piña en una comunidad guatemalteca. El economista Jonathan Menkos pronostica que la pérdida de empleos en ese país puede llegar a 555 mil empleos. Foto\Julio Serrano Echevarría -Agencia Ocote

Ciento cuarenta millones de personas sobreviven en América Latina y El Caribe en trabajos informales, según la OIT. La pandemia ha desnudado la precariedad y la vulnerabilidad en la que viven y también los hace asomarse al abismo de la hambruna. En Centroamérica han empezado a usar banderas blancas para mostrar su tragedia y en México los comerciantes lamentan la falta de protección del Estado.

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