Italia. El 4 de septiembre de 1904, los trabajadores de la minera de Buggerru en Cerdeña, se impactaron con la noticia de que la dirección había decidido aumenta los horarios de trabajos, agravando así una condición que de por sí ya era masacrante. El director de la minera llamó a las carabineros, los cuales abrieron fuego contra los mineros, matando a cuatro e hiriendo a muchos otros. El orden se reestableció, pero como reacción al homicido de los trabajadores, días más tarde, el 16 de septiembre, fue convocada en Italia, la Primera Huelga Nacional.
Cerdeña es una isla con muchos tesoros culturales y naturales, más conocida por sus playas de enseuño que por la dificultad de las condiciones de vida de su población. A más de un siglo de distancia de aquel evento sangriento, la provincia suroccidental de Sulcis, antigua tierra de mineros y hoy el parque geo-mineral más grande del mundo, es la provincia más pobre de Italia, con una población de cerca de 130 mil habitantes, de los cuales un tercio están desempleados o fueron despedidos recientemente.
En el verano de 2012, las protestas de trabajadores de Cerdeña han anticipado el otoño caliente se vendrá. El pasado 27 de agosto, cerca de 200 mineros de Carbosulcis, descendieron 373 metros de profundidad y ocuparon la minera Nurazi Figus, la cual se prevé que será cerrada a finales de 2012. Los trabajadores permanecieron diez días en las entrañas de la tierra para protestar contra el cierre de este sitio, pidiendo al gobierno que no permita un “renacimiento”, sino que lo convierta en un lugar de producción de energía limpia mediante la captura y el almacenamiento de dióxido de carbono del subsuelo.
En la misma zona, está en peligro de ser cerrado el establecimiento dePortovesmeAlcoa, una multinacional americana de fundición, que producealuminioy que, junto conIlayEuralluminia, emplea a unas 6 mil personas. Las protestas de los trabajadores de la planta, donde ya han comenzadolos procedimientos de cierre, han llegado a los edificiosde gobierno.Cerca de 300 personasprocedentes deCerdeña se manifestaronfrente al Ministeriode Desarrollo,donde se estaban llevando a cabonegociacionesconla multinacional ylaevaluaciónde la oferta de la compañía suizaKlesch, que no trajoningún resultado. Los trabajadores acamparon bajo el Ministerio, golpeando sus cascos contra el suelo durante horas, y después tuvieron un encuentro con las fuerzas del orden. Del gobierno arribaron sólo respuestas ambiguas, en las que pesaban más lo índices de la bolsa que las garantías laborales de miles de personas.
El mismo futuro de desempleo y miseria le espera a los trabajadores petroquímicos de Vinyls di Porto Torres, que en estos días subieron a una torre de 70 metros de altura, después de haber sido los protagonistas de una llamativa protesta que inició en febrero de 2010, qué duró varios meses y que incluyó la ocupación de una cárcel abandonada en la isla de Asinara. Los trabajadores de Asinara abrieron un blog llamado La isla de los despedidos, parafraseando un reality show que entonces estaba muy en boga en la televisión. De este modo, lograron tirar el muro de silencio en torno a sus condiciones y obligó a muchos aocuparse del conflicto.Sin embargo, más de dosaños después,sigue sin haber una solución viable para su caso.
Cerdeña y sus trabajadores se convirtieron al mismo tiempo en un espejo y en un símbolo de la crisis del sistema que están viviendo Italia y Europa. Las medidas de austeridad, las maniobras financieras y los progresivos agravios en términos de derechos sindicales de varios países, tanto en Italia como en algunos otros países, han producido un aumento exponencial de la cantidad de personas que pierden su trabajo y que permanece en un limbo de pobreza y exclusión social. Ninguna política de desarrollo seria, que realmente ponga sobra la mesa el futuro del trabajo y los derechos de los trabajadores, ha sido propuesta por parte del gobierno de Monti, un gobierno considerado serio y creíble, que mide el bienestar del país, sólo en base a la tasa de propagación.
Desde los confines de este país, desde la provincia más pobre de Italia, arriba un grito de rabia con deseos de venganza. Todavía no es un movimento capaz de conectar con los demás o de mover las palancas del cambio, pero al menos la hipótesis de otoño, no se centra en la renuncia, sino en la voluntad de rebelarse.
Publicado el 01 de Octubre de 2012