En Italia, los inmigrantes también juegan al fútbol

Pasquale Coccia Traducción: Daniele Fini

Italia. El artículo 40, en los apartados 11 y 11 bis, está abolido. Dicho así, parece una de las muchas notas burocráticas que invaden las sedes de las asociaciones deportivas, constreñidas a moverse en el complejo mundo de las obligaciones normativas y burocráticas. Pero la nota difundida por la Federación Italiana de Fútbol (Figc, por sus siglas en italiano), tiene un valor histórico porque abre las puertas a todos los hijos de inmigrantes extracomunitarios [inmigrantes procedentes de países exteriores a la Unión Europea], que no podían pisar las canchas por no ser ciudadanos italianos, ni podían pedir la autorización hasta cumplir los 18 años. Se trata de una norma discriminatoria, que en los hechos excluyó a los extracomunitarios de segunda generación de cualquier posibilidad de participar en campeonatos de fútbol de las selecciones menores hasta cumplir la mayoría de edad.

Los protagonistas de esta lucha para la abolición de la norma fueron un conjunto de asociaciones deportivas y gimnasios populares, relacionados con los centros sociales italianos, que se agrupan en la red Sport alla Rovescia [Deporte al revés].

“El camino político de los centros sociales por la defensa de los migrantes nos llevó a reconocer al deporte como un terreno en el cual llevar adelante la lucha por los derechos negados a los extracomunitarios – señala Max Gallob, activista de Sport alla Rovescia –, y en enero 2012 todas las asociaciones de fútbol, voleibol, rugby y cricket, que comparten el compromiso político en esta cuestión, se reunieron en la ciudad de Ancona”, Uno de los primeros elementos que surgió fue la dificultad de acceso al deporte por parte de los extracomunitarios, en particular en los campeonatos de fútbol promovidos por la Fgci.

Los activistas decidieron estudiar los reglamentos de las diferentes federaciones deportivas e impulsar en todo el país campañas de denuncia para la modificación de las normas discriminatorias, apoyadas por llamados dirigidos a asociaciones y dirigentes de sociedades deportivas para reconocer el derecho de los extracomunitarios al deporte, porque ayuda a rebasar las barreras raciales. “Preguntábamos el por qué los niños juegan al fútbol entre ellos sin importarles del color de la piel, y luego ya no lo pueden hacer en las canchas?, relata el activitsa.

Al encuentro de Ancona se adhirieron 15 sociedades deportivas de las ciudades de Nápoles, Boloña, Roma, Parma, Rimini, Trieste, Vicenza, Padua, Taranto, Venecia y Turín. Estas sociedades deportivas, que cuentan con equipos en diferentes disciplinas, no se quedaron en simples llamados, sino que durante los campeonatos expusieron mantas en apoyo al derecho al deporte de los jóvenes extracomunitarios, y con acciones de volanteo denunciaron todas las normas discriminatorias contenidas en los reglamentos de las diferentes federaciones deportivas. Las sociedades deportivas adherentes a Sport alla Rovescia organizaron también presentaciones de libros, conferencias, debates y manifestaciones públicas sobre el tema del derecho de todos al deporte.

En mayo de 2012, las acciones de Sport alla Rovescia lograron un buen consenso: “Nos invitaron en Roma a una reunión de la red Fare (Fútbol contra el Racismo). Giancarlo Abete, presidente de la Figc, no paró de elogiar las acciones de nuestro fútbol contra el racismo. Yo intervine enseguida y desenmascaré la hipocresía del presidente Abete; habíamos estudiado el estatuto de la Figc, y yo dije que las normas que caracterizan aquel estatuto son las más racistas de Europa y que habría sido un buen inicio que su federación diera un señal de contra tendencia, que fuera la primera en cambiar la ruta. Por parte de la platea hubo un largo aplauso: la máscara de Abete había caído, el mismo presidente de la Ficg vino a buscarnos, quería hablarnos y calmarnos. Le dijimos que nuestra denuncia no se detendría y que lo juzgaríamos en los hechos”, recuerda Gallob.

Las acciones de Sport alla Rovescia no se quedan en la denuncia contra los dirigentes de la Federación Italiana de Fútbol, como Giancarlo Abete, que nada hacen para impulsar la integración de los extracomunitarios a través del deporte. En el otoño de 2012 promovieron la campaña “Gioco anchio” (“Yo también juego”), que permitió a jóvenes extracomunitarios jugar en los torneos promovidos por sociedades deportivas de los centros sociales. En Nápoles organizaron el torneo de fútbol “3 contra 3”, en Boloña con equipos de 11, en Padua el torneo de fútbol con cinco y en Vicenza participó en el torneo un equipo, la Porcenese, compuesto totalmente por futbolistas extracomunitarios que viven en Porcen, en la región de Veneto, en el norte este de Italia. En esta ciudad, el partido Liga Norte [de corte racista] tiene el 98 por ciento de consenso, pero aquellos jóvenes todos son hablantes del dialecto local por el mucho tiempo que han vivido en Italia.

Si aquellos futbolistas de piel morena pueden jugar en los torneos promovidos en todo el país por las sociedades deportivas adherentes a Sport alla Rovescia, ¿por qué no podrían hacerlo en los campeonatos de la Federación Italiana de Fútbol?                  

En diciembre de 2012, los jóvenes de las sociedades deportivas de Sport alla Rovescia se presentaron ante los presidentes de los comité regionales de la Federación Italiana de Fútbol, de las regiones en donde actúan, sobre todo Veneto, Marche, Emilia Romagna y Campania: “Ellos eran presidentes apenas nombrados, y les presentamos la necesidad de abolir un conjunto de artículos. Para nuestra sorpresa encontramos una cierta disponibilidad – prosigue Max Gallob – pero nos preguntaron si, en caso contrario, aumentaríamos el nivel de la lucha. Les contestamos que inscribimos todos nuestros equipos a los campeonatos de la Figc y que dejaríamos jugar durante los partidos a extracomunitarios sin la ciudadanía italiana, sustituyendo a futbolistas italianos, para tirar el aparato discriminatorio que es base de la organización del campeonato. Añadimos que no nos importarían las eventuales sanciones disciplinarias ni los partidos perdidos por default”.

 

Bajo la guía de Nicola Saccon, un grupo de abogados de la Asociación para Estudios Jurídicos sobre Inmigración [Asgci], que nada tienen que ver con los centros sociales, pusieron a disposición sus habilidades para reivindicar que aquellas discriminaciones que enfrentan los extracomunitarios no tienen razón de existir y que el deporte es un derecho de todos. Los abogados estudiaron sobre todo los estatutos de cada federación deportiva y todas aquellas normas discriminatorias que prohíben el acceso a los jóvenes de piel negra a los campeonatos promovidos por las federaciones del CONI (Comité Olímpico Nacional Italiano).

“Las mayores dificultades tenían que ver con aquellas normas que reconocen a los jóvenes la posibilidad de jugar si tienen una visa de estancia en el país hasta el mes de junio. Los que la tienen hasta marzo no pueden jugar, y gran parte del tiempo se va en renovar la visa, que puede tardar hasta cinco meses, así que muchos no lograban participar en los primeros meses del campeonato”, declara Nicola Saccon, activista en la parte jurídica de Sport alla Rovescia. “La primera pregunta que lanzamos fue ¿por qué la Figc pide la visa? No puede hacerlo, es ilegítimo”, aclara.

Otro problema tiene que ver con los jóvenes que ya habían jugado en el exterior, como en el caso de dos hermanos de Rumania, que ya habían jugado un torneo en la categoría infantil en su país, pero en Italia las normas de la Figc dicen que en este caso ellos no pueden jugar en el mismo equipo.

Además del fútbol, también los estatutos de otras federaciones son discriminatorios, por ejemplo, de la federación de voleibol o de baloncesto, que imponen límites numéricos a la presencia de extracomunitarios en el equipo. Una chica que participaba en natación sincronizada no pudo subir de categoría por la presencia de más chicas extracomunitarias que llenaron el límite numérico. “En Alemania, Francia o Inglaterra, los jóvenes extracomunitarios de segunda generación juegan en las selecciones nacionales juveniles, mientras que aquí no está posible”, denuncia Saccon. ¿Y la Figc cómo reaccionó? “Abolieron el artículo 40, como pedimos, pero seguiremos en alerta. Nuestra lucha no ha terminado, después del fútbol se trasladará a los demás deportes y sus federaciones”, concluye Saccon.

 

Sport alla Rovescia, esta vez, logró voltear al palacio del fútbol.

 

Publicado en la revista Alias, suplemento del diario Il Manifesto  

Publicado el 13 de Enero de 2014

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