El migrante es un muerto que camina sin nombre y sin entierro
La frase que le da título hoy a esta columna es de Pedro Pantoja Arreola, quien sabe lo que dice cuando de narrar las tragedias y las muertes de las personas migrantes se trata. En esta ocasión contaré tres historias que me han conmovido, a propósito del día de muertos. El migrante se enfrenta con la muerte desde que decide salir de su casa, de su país, la va encontrando paso a paso, a veces trágicamente, en un accidente, a veces es víctima del crimen y otras de las autoridades. Todos, todas colaboran en este sacrificio de los inocentes; el sepulcro es el olvido.
I.
El 11 de julio de 2011, aproximadamente a las 6 de la tarde, hablaron a la parroquia de Tenosique, desde la comunidad de El Barí en el municipio de Balancán en Tabasco; informaron que el tren había partido por la mitad a un hombre joven. Inmediatamente me subí a la camioneta y me dirigí a esa comunidad; el camino que se hace en 45 minutos, lo hice en 20.
Al llegar a la comunidad me encontré con una escena que llevo tatuada en la mente desde entonces. Un grupo de personas migrantes estaban en una tienda de abarrotes, consternadas; como a 200 metros estaba un hombre tirado sobre las vías del tren y al lado de él otro hombre de la etnia garífona “ayudándolo”.
Me acerqué y observé una verdadera carnicería: el hombre efectivamente estaba partido a la mitad; las ruedas del tren le habían pasado por en medio de las dos piernas y le había rebanado el estómago, sus organos vitales estaban de fuera y en el suelo su sangre que ya había consumido la tierra. Me sorprendió aun más que el hombre estaba vivo. Me acerqué y como pudo me dijo: “dame agua”. Me arrodillé y puse su cabeza en mis brazos; me aventó otra frase: “Te encargo a mis dos niños, están en Honduras”. Alcancé a decirle: “Ánimo campeón, estás a un paso de la victoria”. En ese momento se murió. El garífona que no lo había dejado para nada, empezó a gritar y azotarse en el suelo de manera muy desesperada, lamentandose la injusta muerte del amigo que se encontró en el camino.
Después de unos minutos llamé a las demás personas que estaban esperando la muerte de su compañero. Juntos hicimos no hicimos nada, porque nada nos quedaba hacer.
II.
En los primeros días de marzo de 2015, personal de la Casa del Migrante de Palenque, recibió el testimonio de varias personas migrantes que referían que uno de sus compañeros se había ahogado en el río de la comunidad Estación Chacamax, urgando un poco más en los testimonios, finalmente dijeron que el joven murió en el río después de una salvaje redada operada por agentes de Migración y de la Policía federal.
Días después las Hermanas que atienden el albergue de Palenque y el personal de La 72, fuimos a Estación Chacamax a recoger testimonios. Para llegar a Estación Chacamax por Palenque es un camino de terracería de más de tres horas; si se quiere llegar por Tenosique, no hay acceso a la comunidad porque ya no hay carretera, hay que caminar unos 20 minutos. Cuando llegamos al lugar encontramos a una decena de personas migrantes que habían sido testigos oculares de la muerte del joven. Nos describieron que la redada de los agentes de migración comenzó en la mañana, la violencia verbal y psicológica en estos operativos es humillante. Pararon el tren, bajaron a todos y empezó la salvaje persecusión; la agilidad de los migrantes es una ventaja para ellos frente a los obesos agentes de migración. Sin embargo, estos crean ballas humanas pues van acorralando a las personas hasta que tienen dos opciones: o entregarse o arrojarse al caudaloso río. Uno de ellos decidió lo segundo; nos contaron sus compañeros y personas de la comudniad que seguramente su cuerpo estaba muy caliente porque las fuerzas no les respondieron y comenzó a ahogarse, otro de sus compañeros intentó salvarlo sin éxito. Todo esto pasó estando presentes los agentes de migración y de la Policía federal.
Una vez que se fueron los agentes de ambas corporaciones, la demás gente comenzó a salir de los matorrales, con la ayuda de la comundiad rescataron el cuerpo, el cual estuvieron custodiando por más de diez horas hasta que llegó el grupo Beta de la Delegación del INM en Palenque a llevarselo.
III.
El 26 de junio, una tragedia se empezó a difundir por los medios de comunicación y las redes sociales: Una camioneta que llevaba 14 personas, se volcó y fua a dar a un río del municipio de Jalapa, Tabasco. El accidente provocó la muerte de 9 personas y 5 gravemente heridas. Después se supo que las personas eran migrantes y que la camioneta era perseguida por una patrulla de la policia municipal.
La mayoría de las personas eran de Guatemala y algunos salvadoreños; varios menores de edad, una de ellas, de 15 años perdió la vida.
Un día después del accidente, el equipo de La 72 se presentó en la Fiscalía del Estado para hacer una investigación. El Ministerio público que nos atendió, al cuestionarle sobre la responsabilidad de quien provocó el accidente, nos dijo: “¿A quién voy a sancionar, el chofer murió y seguramente era el coyote que los llevaba?” Inmediatemente le dijimos: “Y los policías que emprendieron la persecusión, ¿no son responsables, no se ha iniciado una averiguación por su presunta responsabilidad?”
Saliendo de la Fiscalía nos dirigimos al hospital regional de Jalapa, donde habían regresado a tres de los heridos, los encontramos en un solo cuarto, semidesnudos. Los tres eran guatemaltecos, al preguntarles si ya los había visitado su Consul, la oficina de derechos humanos del Estado o Nacional, el Ministerio público o alguien. La respuesta fue, “ustedes son los primeros que nos visitan”. El más grande se comunicó en ese momento por teléfono con un celular que le prestamos; la familia estaba consternada porque se habían enterado por televisión del accidente y no sabían si él estaba vivo.
Estas y muchas otras muertes de migrantes no son capaces de mover al Estado mexicano para que cambie su política migratoria. Estas y muchas muertes más no son capaces de mover a la sociedad mexicana para abrir un espacio al migrante que viene del sur y que pasa por este país.
El orden mundial económico generatodo esto, meda gusto ver un enfoque distinto, lo que se hace no es «limosna» es respuesta a un sisstema de degrada al ser humano. Así que los felicito por esta forma de ver las nesecidades humanas, NO ES LIMOSNA, es tratar de resolver y ver de forma distinta lo s resultados de un sistema miserable. ANIMO Hermanitos
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