Ciudad de México. 17 de febrero de 2015. Cuatro años de una batalla legal ganada, parte de su territorio despojado, su río sagrado represado y ahora dos de sus voceros encarcelados, la tribu yaqui  no se rinde y llevará su lucha hasta las últimas consecuencias. «El despojo que hemos sufrido ha afectado la vida social y tradicional de la tribu. Todos los agravios contra nuestro pueblo a lo largo de la historia ha sido con el interés de desaparecernos, pero nuestra fuerza radica en esa historia y es nuestra arma de lucha», expresó Tomás Rojo, vocero de la tribu yaqui.

El Acueducto Independencia (AI), es uno de los proyectos más ambiciosos del gobernador panista Guillermo Padrés Elías, quien anunció la construcción del acueducto en el 2010. La obra llevará las aguas del río Yaqui, que por derecho ancestral les pertenece a la tribu, hacia la capital de Sonora, para nutrir a las industrias. La obra tendrá una longitud de 175 kilómetros con un volumen de 75 millones de metros cúbicos que terminará de secar el río Yaqui, que desde hace casi veinte años palidece por las tres presas construidas, una río arriba y dos abajo.

Mario Luna y Fernando Jiménez, presos políticos

El pasado 11 y 23 de septiembre del 2014, fueron aprehendidos los dos yoeme Mario Luna y Fernando Jiménez acusados de privación ilegal de la libertad y robo por dos o más personas  de un automóvil. El 17 de febrero el juez decimo del Distrito de Sonora, con sede en Hermosillo, emitió un resolutivo para que se revisen las pruebas que determinó el auto de formal prisión contra los voceros de la tribu yaqui.

El proceso 31/2013 del Juzgado 3 de Primera Instancia de lo Penal, no tiene los elementos consistentes para seguir privando de la libertad a los dos voceros de la tribu. «Evidentemente esa falta de argumentos sólidos los convierte en presos políticos del gobierno del estado de Sonora», advirtió Juan DomingoMolina Valencia, representante de la Comisión Técnica de la tribu.

«El proceso inicial del juzgado estatal no ponderó los elementos consuetudinarios que esta soportada por organismos internacionales», manifestó Molina Valencia y añadió que el cuatro de marzo el juez tiene que dar a conocer la sentencia para resolver la situación jurídica de Luna y Jiménez, aunque el amparo se concedió a este primero, la tribu espera que el resolutivo sea para ambos casos.

Luna Romero de 42 años de edad  fue nombrado, en asamblea, secretario y vocero de la tribu. Su cargo se trataba de transmitir el sentir del pueblo y por esta razón su rostro se hizo visible en la lucha contra el acueducto. El vocero es el segundo de ocho hijos de una familia humilde de Vicam, epicentro de la resistencia contra la obra.

Sentencia fallida

Tras el anuncio de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), donde validó la operación del AI y reconoció el derecho del gobierno del uso del agua de las cuencas del Río Yaqui y Sonora, Juan Domingo Molina,  informó que en días pasado una Misión de Observación determinó fallida la sentencia de la corte sobre el proceso de consulta pues desde la concesión es una obra totalmente ilegal, hasta la construcción, sus derechos de agua, de operación y el manifiesto de impacto ambiental, no hay consulta a los pueblos, sin embargo está operando y ha manejado más de 30 millones de metros cúbicos de agua y a pesar de esto el gobierno se empeña en defenderla.

El proceso de consulta ordenada por la SCJN el pasado ocho de mayo del 2013, se rompe, anunció Tomás Rojo, ya que el gobierno no ofreció las garantías suficientes para su realización. «Tenemos el derecho moral para no darle continuidad a un proceso de consulta que está viciado desde su origen».

«Todo el proceso ha sido muy largo, nosotros estamos obligados a enderezarlo y aportar todas las pruebas, tanto en el caso de los presos, como del Acueducto», refirió Rojo y agregó que la tribu ha cumplido paso a paso lo que dicta la ley, porque creen que su trabajo también implica, a partir de pruebas y testimonios, limpiar todos los procesos legales para sembrar un precedente en la lucha de los pueblos indígenas contra el despojo de los proyectos extractivistas y las mega-obras.

Un pueblo que se niega a desaparecer

Los primeros habitantes del territorio yaqui fueron los surem. Según cuenta la leyenda, fueron seres pequeñitos, barbudos, longevos y de gran inteligencia. Los abuelos relatan que los yaquis nacieron del agua; su cultura nace alrededor del río Yaqui, como lo hacen el álamo, el mezquite y el carrizo. Hace más de veinte años, el caudal se empezó a secar a causa de las presas y los malos manejos que robaron el recurso.

A pesar de que los yaquis ganaron todos los recursos legales que interpusieron contra la obra, ésta se encuentra terminada casi en su totalidad, con dos de las cuatro bombas hidráulicas en funcionamiento. Los ocho amparos ganados, dos controversias constitucionales que legalmente llevan a la cancelación del Acueducto que abastecería a empresas instaladas en Hermosillo, no evitaron la amenaza al agonizante río Yaqui, parte fundamental de la cosmogonía y vida de la nación yoeme

«La tribu desde principios del siglo pasado, cuando inician las políticas de exterminio contra nuestro pueblo, fuimos un laboratorio para el resto de los pueblos indígenas; ahora es igual, si a pesar de tener la razón jurídica se logra concretar esta obra, va a suceder los mismo con los demás pueblos indígenas del país», sentenció Rojo.

Los ocho pueblos que conforman la tribu yaqui se niegan a desaparecer, continuaran la lucha por la vía legal y no dejaran atrás la lucha social. Desde hace un año se mantiene un bloqueo carretero intermitente en la vía federal México-Nogales, que dejaran libre en unas semanas por el inicio de la cuaresma.

Hoy el Instituto Nacional de Antropología (INA), hará una visita al territorio yaqui, por petición de estos, para realizar un estudio antropológico en el que se demostrarán las afectaciones culturales, sociales, económicas que ya provoca el Acueducto Independencia y de qué manera impacta esta obra  el desarrollo del grupo indígena yoeme.

Uno de los rituales que cada vez es más difícil realizarlo son las fiestas de San Juan, uno de los más importantes para los yaquis y se realiza en el río; en estos tiempos, la tribu llena con tanques de agua unas zanjas al lado del río y allí hacen sus ceremonias, con tal de no perder sus tradiciones y seguir transmitiéndolas a sus hijos.