El día que me regañó Gabriel García Márquez

Luisa González / Damián Mendoza

La segunda lección de periodismo se la dio Don Julio Scherer. Un día en la revista Proceso, Mauricio estaba preparando un especial sobre la serie mundial y María Scherer (hija de Julio Scherer), “me cuenta una anécdota de su papá, yo le marco a Don Julio para ver si era verdad, él me dice que sí.  Le pregunté si lo podía publicar, la respuesta fue contundente: “tizne usted a su mamacita, Don Mauricio”.  Hablé con Vicente Leñero, le conté que había hecho enojar a Don Julio y si no podía entrevistar a Don Julio, lo quería entrevistar a él.

Era sobre la rivalidad entre los Mets contra los Yankees de Nueva York, Vicente siempre fue admirador de los perdedores. Cuando los Mets llegan a las grandes ligas eran el equipo más perdedor en la historia y me dijo: “sólo si te contesta algo Scherer te doy la entrevista”. Quedé feliz por la entrevista con Leñero pero muy preocupado por lo que me había dicho Scherer. A los cinco minutos suena el teléfono en mi oficina, era Don Julio, me dijo: “haga con el texto lo que usted quiera Don Mauricio, pero tizne usted a su mamacita”. Fue la única vez que aparecieron un par de entrevistas con Vicente y con Scherer en Proceso, “el periodismo te va dando anécdotas, y olfato”.

Todo el tiempo le preguntan al periodista Mauricio Mejía si lee todos los libros que lleva bajo el brazo. Siempre responde que sí, ¿de qué otro modo podría citar a Julio Cortázar o a Octavio Paz? “Espresso Doble”, conducido por Mejía, es un programa que combina música, espectáculos, deportes, cultura y entrevistas a escritores, cantantes, bailarines, académicos y periodistas en sólo 15 minutos.  El programa que se transmite por El Financiero Bloomberg lleva casi tres años al aire, ha entrevistado a mil 700 invitados aproximadamente. Su conductor no usa el teleprompter.

Comenzó su carrera en la Revista Proceso y ha colaborado en medios como Radio Monitor y Canal 22.  Considera que el periodismo es un oficio: “Empecé a trabajar en el periodismo a los 18 años, era becario de la Confederación Deportiva Mexicana. Empecé formalmente a publicar en una revista llamada “Sportiva” a los 19 años.  A los 20 ya tenía programa de radio y reprobé la materia de radio en la Facultad. Escribía artículos y reprobé géneros de opinión, ahí fue donde me di cuenta que esto es más un oficio que una carrera universitaria”.

El conductor ha tenido la oportunidad de entrevistar a personajes como Amos Oz, Roberto Fontanarrosa, Javier Cercas, Enrique Vila-Matas, Gabriel García Márquez y Julio Scherer, entre muchos otros. 

También tuvo la oportunidad de trabajar y aprender de periodistas como Raymundo Riva Palacio y José Gutiérrez Vivó.

Sobre el estado actual del periodismo Mejía señala: “El periodista Karl Kraus decía que el periodismo se acabó cuando el chico de los recados se convirtió en noticia, y creo que algo que ha acabado con el periodismo es la opinión.  Ya no importa la noticia, ya no importa el qué.  Estamos viviendo la era del quién desde hace mucho tiempo.  Afortunadamente hay trabajos como “La Estafa Maestra”, y ha habido trabajos en páginas y en periódicos que siguen haciéndonos creer que sí se pueden hacer grandes reportajes”. 

Respecto al periodismo digital acota que “para que alguien pudiera publicar un texto en la sección de deportes necesitaba saber muchos datos y tener una gran memoria: cuándo se habían jugado los mundiales de futbol y quién había ganado en tal partido, y eso formaba un músculo de memoria muy sólido. Ahora los chicos que quieren hacer periodismo de deportes y no encuentran el dato van a Wikipedia y encuentran a Ivan Lendl sin saber quién es Ivan Lendl”.

Para Mejía, quien practicó clavados en el bachillerato, el oficio más bonito del mundo es el de periodista de deportes porque tiene una gran virtud: puede ser nota dura, puede ser una nota narrativa, puede ser una nota filosófica y el lenguaje que tiene el periodista de deportes es libre. “El periodismo de finanzas, el periodismo económico, incluso el periodismo político tiene un lenguaje limitado, el periodista de deportes no. Por eso han sido grandes periodistas Norman Mailer y Tom Wolfe porque ejercieron el oficio del periodismo de deportes”.

El periodismo que se desarrolla en las zonas marginales, acota, es de alto riesgo: “muchos de esos reporteros no tienen respaldo institucional, no hay empresas que los cobijen. Se están jugando la vida, están mandando información a los periódicos de la capital y los periodistas de la capital desconocen esa realidad.  Esos reporteros sí están saliendo a las zonas donde la delincuencia organizada tiene feudos” 

Precisa que el gremio periodístico está dividido y lleno de egos: “Creo que se tendría que revisar el número de periodistas muertos en los sexenios de Felipe Calderón como en el de Enrique Peña Nieto, y nos vamos a dar cuenta que   la mayoría de esos reporteros o foto periodistas no tenían ningún respaldo laboral”.

Indica que habrá reporteros que publiquen el último día de la humanidad. El periódico no va a dejar de existir: “Me gustaría ser más alentador diciéndole a la gente que este es el oficio más bonito porque te da lo que no te da ningún otro: la satisfacción de publicar, de revelar, de conocer. La mera verdad sí vale mucho la pena. Ser reportero es la mejor experiencia que he tenido en mi vida”.

 

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