Criminalización de defensores de la tierra en Guatemala

Santiago Bastos / Centro de Medios Independientes de Guatemala

Guatemala. La  proclamación del estado de sitio decretada por el presidente de la  República, Otto Pérez Molina, el día 2 de mayo de 2012, no sirvió para detener a los  responsables de la muerte de Andrés Francisco y de las lesiones de Pablo Antonio y Sebastián Bernabé, pero sí para  detener a 12  personas, la mayoría  líderes  comunitarios  que  desde  2009 se oponían abiertamente a las acciones de la empresa  Ecoener Hidralia Energía. Estas detenciones se suman a la lista de otros 23 líderes cuya orden de captura se dio a conocer el 17 de abril.

Después de aquellos trágicos días de inicios de mayo, los barillenses hicieron lo posible por volver a su vida diaria, y el 18 de junio participaron en la Jornada por la Paz y la Unidad, convocada en memoria de don Andrés Francisco Miguel.

Sin embargo,  las autoridades y la empresa Ecoener Hidralia Energía no parecen dispuestos a cejar en su empeño de desmovilizar a las comunidades que se oponen a sus actividades. El miércoles 25 de julio, sorpresivamente, el Juzgado de Primera  Instancia de Santa Eulalia dio a conocer que existen órdenes de captura contra 33  personas más por “plagio y secuestro, amenazas e instigación a delinquir”, en la causa 65‐2012, la misma que ya había emitido las 23 órdenes previas.

Con la misma impunidad con la que se hicieron las detenciones el 2 de mayo y después se catearon tres aldeas, ahora presentan a un nuevo testigo que es capaz de recordar  a  33  personas más por hechos de hace meses, y que casualmente también son todos  líderes y activistas por la vida y los bienes naturales, reconocidos en la comunidad.

Sergio Vives, abogado de tres de los acusados, considera: “la persecución penal que se da bajo el pretexto de este caso es en contra de líderes, hombres y mujeres que han  asumido la reivindicación por los hechos ocurridos el 1 de mayo de este año, cuando fue asesinado un líder y resultaron heridos dos más”.

Hermelinda Claret Simón Diego, una de las  defensoras de derechos humanos que tiene orden de captura y es criminalizada por luchar a favor de la vida y la paz, señala: “me  acusan de otras cosas donde nunca he estado, porque me acusan de que yo he participado en la quema de maquinaria, en la detención de la seguridad de la empresa. Y prácticamente ahorita, en el municipio los líderes y  lideresas estamos siendo perseguidos por lo que otras  personas han  causado  o por lo  que  ha  pasado  y  hay  mucha preocupación, mucho miedo, porque me acusan de algo que no he hecho”.

A  las  personas  detenidas el 2 de mayo, a pesar de que nadie las reconoció como responsables de las acciones que se les imputa, se les acusa de formar parte de una asociación clandestina: “lo están enfocando con base a la ley de combate  al  narcotráfico”,  advierte el abogado. Y afirma rotundamente: “Los acusan sin mayor  fundamento, es una tergiversación de la figura delictiva que está enfocada para actividades de narcotráfico, ahora contra  una organización de carácter comunitario que se opone a un proyecto”

Por todo esto, los abogados defensores no dudan en considerar que “se está utilizando el proceso penal como un instrumento punitivo para criminalizar, perseguir y  desarticular a los líderes del movimiento social de Barillas que se oponen a la  construcción de la hidroeléctrica por parte de la empresa Hidro‐Santa Cruz, en la cual  son accionistas personas españolas. Lo que están logrando básicamente con la   estrategia de criminalización y persecución penal es desarticular al movimiento de  oposición a la construcción de la hidroeléctrica, en principio”.

Hermelinda Claret Simón Diego corrobora esta impresión: “Lo único que hemos hecho con las comunidades es defender nuestro territorio, defender la  tierra, defender la madre naturaleza”.

La Asamblea Departamental por la Defensa del Territorio – Huehuetenango (ADH) denuncia que mientras desarticulan a la población opuesta a sus planes, la empresa está  tratando de eximirse de sus responsabilidades en la muerte de Andrés Francisco Miguel  con  base en la compra de testigos. También ha organizado una “mesa de diálogo” sólo con asociaciones locales cooptadas, en la que evidentemente no hay presencia de las comunidades afectadas, que son las que se oponen. De esta manera, continúa actuando por encima de ley –obviando las dos veces que la municipalidad de Barillas le ha negado el permiso de construcción‐ y mostrando todo lo que está dispuesta a hacer para lograr sus fines.

Finaliza Hermelinda: “Nunca en la historia de Barillas hemos sufrido persecución, hasta  que  llegó  la  empresa.  Nunca como líderes, nunca como lideresas habíamos sido perseguidos, hasta que la empresa llega y hace todo eso a las comunidades”.

Publicado el 6 de agosto 2012

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