La toma del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) por la comunidad otomí radicada en la Ciudad de México cumple hoy seis meses, tiempo en el que, relatan quienes mantienen la ocupación, han trasladado su vida comunitaria y autonomía a la sede institucional.
“Antes la mujer tenía que hacer las tortillas, ahora estamos rompiendo con ese patriarcado, por eso ahora hombres y mujeres nos ayudamos equitativamente y hacemos nuestros quehaceres por iguales”, señala Alejandra Toribio, integrante de la comisión que sostuvo un encuentro con el gobierno de la Ciudad de México para exigir sus demandas de vivienda digna, sin que hasta ahora se tenga ninguna resolución.