Caminata de los indígenas ojibwe en agradecimiento al agua

Sharon M. Day Traducción: Heather Harper

Pensilvania, Estados Unidos. Los ojibwe  iniciamos nuestra tercera Caminata por el Agua del Río el 22 de abril en Pittsburg, Pensilvania. Este río es el más contaminado en todo Estados Unidos. Alguna vez fluyó con agua pura y limpia, y sus niveles a veces bajaban lo suficiente para que nuestros ancestros lo pudieran atravesar caminando. Ahora, más de 20 compuertas y presas controlan el agua para facilitar el transporte de bienes, petróleo y carbón por medio de las barcazas. Tanto los últimos derrames de químicos en el Río Elk como el vaciadero de carbón del Río Dan contribuyen a los altos niveles de contaminación. No cabe duda, estamos dañando nuestra agua dulce a una velocidad mucho más alta de la que requiere para regenerarse. ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Qué hacer?

Las profecías indígenas señalan que podemos estar en los tiempos del séptimo fuego. Estas enseñanzas de los Siete Fuegos fueron recibidas por los pueblos indígenas antes del contacto con los europeos; a través de ellas, el pueblo de los tres fuegos: ojibwe, ottawa y potawatomi, tomó la decisión de iniciar una migración hacia el oeste para evitar el contacto con “la gente de piel clara” que cruzó el océano.  Cada fuego representa un periodo de tiempo y sucesos. Hasta el momento, todas las profecías se llevaron a cabo. El séptimo fuego significa un tiempo en que un pueblo nuevo emerge, un pueblo que nos eleva y nos lleva adelante o continúa con la desarmonía y la destrucción. Este movimiento que surge para elevarnos será creado sólo si hay paz y armonía entre los pueblos indígenas y el pueblo de la gente de piel blanca; ciertamente, entre todos los pueblos que habitan las Américas.

Hasta la fecha, el pueblo de la gente blanca llevó la muerte a los pueblos indígenas a través del genocidio. Más de 50 millones de personas habitaban Norte y Sudamérica, las islas del Caribe y Centroamérica. Ahora sobreviven unos cuantos millones. Muchos de nosotros perdimos nuestro idioma y nuestras costumbres ceremoniales cuando nos obligaron hablar inglés o español, y nuestras costumbres ceremoniales nos las prohibieron, tal como predijeron las profecías. Los misioneros forzaron a nuestros ancestros a convertirse al cristianismo. Estas tragedias las predijeron nuestros profetas y ocurrieron durante los primeros seis fuegos. Sin embargo, esto es la historia. ¿Qué hay del futuro?

No cabe duda, nos encontramos en una encrucijada.  Si uno observara a la tierra de la forma en que lo hacen los astronautas, se podría ver qué tan frágil es nuestra atmósfera. Tenemos que reparar los hoyos en la capa de ozono y disminuir el daño que estamos haciendo a nuestro planeta, ni mama akii. Tenemos que dejar de envenenar la misma agua que requerimos para vivir. Toda el agua en la tierra ahora es todo lo que hay, es toda la que tendremos para siempre. Tenemos que aprender a conservar, aprender a aprovechar lo que tenemos sin la necesidad de seguir violando a la tierra para obtener sus preciosos combustibles y minerales. Si no lo hacemos, los recursos elementales que compartimos y requerimos para sobrevivir desaparecerán para siempre.

Las profecías dicen que cuando el mundo haya sido ensuciado y sus aguas se vuelvan agrias por falta de respeto, los seres humanos tendrán dos opciones: materialismo o espiritualidad. Si elegimos espiritualidad, vamos a sobrevivir, pero si elegimos materialismo, significará el final para todos nosotros.

También estamos en un tiempo de compromiso. El octavo fuego solo se encenderá si nos movemos hacía la paz y la armonía. El octavo fuego será uno de crecimiento espiritual entre todos. Sólo podemos sobrevivir si es a través de la paz y la armonía entre todos los pueblos – los que somos originarios de estas tierras y también los que buscaron refugiarse aquí y que actualmente viven en la Isla de la Tortuga/Norteamérica.

Nosotros, los pueblos indígenas, somos invisibles en nuestras propias tierras. Y sin embargo, nuestros pueblos, nuestras costumbres y tradiciones, quizá sean las esperanzas más grandes para nuestra supervivencia compartida.

Te invito a conocernos. Te invito a caminar conmigo mientras avanzo por el Río Ohio. Cada paso es una oración. Un grupo de mujeres indígenas guían la caminata. Es nuestra responsabilidad cuidar el agua, y lo haremos, contigo o sin ti. Mi deseo es que sea contigo, con todos ustedes, con la gente cuyos ancestros vinieron del otro lado del océano pero que ahora viven aquí, en esta hermosa tierra. Ayúdanos a salvar nuestras tierras para mis nietos y para los tuyos. Si no puedes caminar, te invito a ofrendar para el agua cada mañana. Dile “migwetch” (gracias) al agua que te da vida y que te sostiene cada día. Amor, gratitud y amabilidad son claves para cambiar el mundo.

En este tiempo del séptimo fuego, tiene que haber reconciliaciones para que se pueda encender el octavo fuego. Esto sólo puede suceder si nos conoces y si aprendes a vivir con generosidad, amabilidad y amor con tus valores principales. Esto significa que hay que sacrificar algo del materialismo y aprender a vivir de modo que el espíritu esté al centro de todo lo que hacemos. El racismo, prejuicio, sexismo y la avaricia tienen que quedarse en el pasado. Son herramientas que no le sirven a nadie. Yo sé que es difícil, para mí es difícil soltar el pasado, me duele y es un dolor que encuentro casi todos los días. Pero intento hacerlo. Y lo voy a hacer. Entonces ven conmigo a caminar y a rezar. Te invito a hacerlo.

El Río Ohio es el más contaminado de todo Estados Unidos, y en cuestiones de volumen, es la tributaria más grande del Mississippi. Si no puedes caminar conmigo en Ohio, entonces camina junto a un rio o lago en donde estés. Dale las gracias y la paz te llegará.

Migwetch,

Sharon M. Day, ojibwe

04 de mayo 2014

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