“Buscad a las Buscadoras”. El Zapatismo y la lucha por las y los desaparecidos

Everardo Pérez

Foto: Bases de apoyo zapatistas acompañando a la caravana de Ayotzinapa en Oventic. noviembre, 2014 (Chiapas). (Regeneración radio)

Piense usted en esa persona que se encuentra sola, buscando a su ser querido sin más fuerzas que las del vientre y del corazón, y, además, debe soportar las burlas y los desprecios de otras, otros que le dicen “se lo merecía”, “andaba en malos pasos”, “te quejas porque eres parte de la mafia del poder”, “es tu culpa porque no le educaste bien”.

¿No descubrirá, así, lo mismo que nosotros los pueblos zapatistas?  A saber: que los dolores no se suman, sino que se multiplican cuando se encuentran.

Sup Galeano, Comunicado 25.07.2021

¿Y dónde estaban los zapatistas cuando desaparecieron a los estudiantes normalistas de Ayotzinapa?. Éste y otros reclamos –injustificados– proliferaron con gran intensidad durante lo que suponía iba a a ser el gobierno del cambio en México (2018-2024), con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) a la cabeza. Durante su mandado, se instrumentó una campaña de desinformación contra las comunidades zapatistas, en medios masivos de comunicación y con mayor profundidad en redes sociales, para desligitimar su lucha y señalarles como “los traidores” a la cuarta transformación del país. No fue fortuita esta campaña: fueron las comunidades zapatistas, a través de su vocero el subcomandante insurgente Moisés y el sup Galeano, quienes tras el anuncio del triunfo electoral de AMLO, señalaron que nada iba a cambiar, que la tormenta iba a arreciar, y México seguiría cavando con mayor profundidad, la gran fosa clandestina en la que se había convertido desde inicios del nuevo milenio.

Pero, ¿dónde estaban las comunidades indígenas zapatistas? A lo largo de sus 30 años de vida pública, han acompañado varias de las luchas existentes y aquellas que aparecieron en la última década del siglo XX en México; de los estudiantes de la huelga de la UNAM de 1999 a los comuneros de Atenco de 2001; del Movimiento Ciudadano por la Justicia 5 de Junio de 2009, hasta los maestros oaxaqueños de la CNTE en rebeldía de 2016; y principalmente, en un continuum, las diferentes luchas en pro de las víctimas de la violencia y por las y los desaparecidos. Este acompañamiento es particularmente evidente desde el gobierno de Felipe Calderón y se ha mantenido hasta la actualidad; basta revisar los comunicados zapatistas durante dicho gobierno, en especial los del 2011 en apoyo al Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Y desde 2014, han hecho suya la rabia de las familias de Ayotzinapa y de los colectivos de búsqueda, reiterada en los recientes comunicados de finales del 2023 y agosto del 2024 enalteciendo el papel de las Madres Buscadoras en el país.

La crisis de desaparecidos y desaparecidas en México es de larga data, pero es durante el gobierno de Felipe Calderón (2006-2012) en que se agudiza el problema y comienza la crisis humanitaria que vive actualmente el país. En mayo de 2011, cuando se vivía lo peor de la falsa “Guerra contra el Narco” del gobierno mexicano, las zapatistas salieron a las calles ante el llamado de la Marcha Nacional por la Paz. En esta movilización, entre otras cosas exclamaron que se sentían “convocados por los familiares de muertos, heridos, mutilados, desaparecidos, secuestrados y encarcelados sin tener culpa o delito alguno”. No salieron para hablar de sus dolores ni para señalar caminos, sino para hermanar, apoyar a quienes luchan por la vida. Mencionaron que el hermanamiento con estas luchas venía de la misma raíz de la resistencia indígena, en la búsqueda de una vida digna con libertad, justicia y paz.

“Nosotros sabemos bien que nombrar a los muertos es una forma de no abandonarlos, de no abandonarnos”, escribía el subcomandante insurgente Marcos, aún vocero del EZLN, en una misiva a Javier Sicilia

En ese contexto, recordaron el paso de “un padre que es poeta”, Javier Sicilia, líder moral del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Sicilia, cuyo hijo fue desaparecido de manera forzada y después asesinado, fue la cara visible de un movimiento que trastocó los cimientos de un país que le daba la espalda a la violencia, y que pudo presionar para la creación de una Ley General de Víctimas (2013) que, aunque nació coja, creó un precedente en la lucha contra la violencia y por los desaparecidos en México. Un mes antes, el subcomandante insurgente Marcos, aún vocero del EZLN, envió una misiva a Sicilia confirmando que las comunidades Zapatistas se sumarían a su convocatoria, marchando en silencio en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, el 7 de mayo de 2011, y dejando constancia del apoyo de las comunidades rebeldes a la lucha por la justicia y la paz; “nosotros”, concluía, “sabemos bien que nombrar a los muertos es una forma de no abandonarlos, de no abandonarnos”. Esta carta fue acompañada por un comunicado del CCRI-EZLN convocando al Congreso Nacional indígena (CNI), y a las adherentes de la Sexta nacional e internacional, a sumarse a dicha Marcha Nacional y a actos dislocados de apoyo.

Gobierno tras gobierno, la situación en materia de desaparecidos se ha agravado alarmantemente en México. En 2012, tras dos sexenios en la oposición, regresa el PRI al poder, el partido de la dictadura perfecta de más de 70 años. De la mano de Enrique Peña Nieto, uno de los presidentes más impopulares en la historia reciente, la crisis humanitaria se profundizó y estalló el 26 de septiembre de 2014, con la desaparición forzada de 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa. Las calles del país se desbordaron exigiendo la aparición con vida de los 43, y una fuerte ola de solidaridad internacional impidió que el gobierno, aunque lo tratase, ocultara la tragedia. Ayotzinapa mostró a la opinión pública, nacional a internacional, lo que se venía encubriendo desde el Estado: México era una gran fosa clandestina. Las comunidades zapatistas, desde el primer momento, dieron su respaldo a las familias y compañeros de los estudiantes de Ayotzinapa. A inicios de octubre emitieron un comunicado convocando a apoyar a la comunidad de Ayotzinapa, anunciando su propia movilización de apoyo con una consigna que ha quedado para la historia: “No están sol@s. Su dolor es nuestro dolor. Nuestra es también su digna rabia”.

Zapatistas encendiendo veladoras
Zapatistas encendiendo veladoras, “su pequeña luz” durante sus movilizaciones en territorio Zapatista por Ayotzinapa (octubre, 2014). Foto: Elizabeth Ruiz

Como en 2011, las comunidades rebeldes se movilizaron por las y los desaparecidos con una marcha silenciosa en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, con la que se unieron, junto al CNI, a las jornadas del 22 de octubre iluminando “con su pequeña luz” los caminos de sus territorios, y lanzando una declaración conjunta. Con toda humildad, las comunidades se comprometieron a acuerpar a Ayotzinapa: “aunque pequeña, nuestra luz será una forma de abrazar a quienes hoy hacen falta y a quienes su ausencia duele.” Al mes siguiente, el 15 de noviembre, las zapatistas recibieron en el Caracol de Oventic a la caravana de familiares de desaparecidos y estudiantes de Ayotzinapa, y Comandantes Zapatistas como Tacho y Javier, junto con el subcomandante Moisés, compartieron su palabra solidaria con ellas y ellos. A finales del 2014, cuando el gobierno mexicano usaba todo el aparato estatal para desprestigiar a Ayotzinapa y cerrar el caso, y cuando algunos comenzaron a alejarse de esta digna lucha, las comunidades zapatistas refrendaron su apoyo: “Nada tenemos que enseñarles nosotros, nosotras. Todo tenemos que aprenderles. Por eso ahora, cuando su voz pretende ser tapada, silenciada, olvidada o torcida, les mandamos nuestra palabra para abrazarlos”. En la 5ª Asamblea Nacional por el Agua, la Vida y el Territorio, convocada por el CNI el 17 y 18 de Agosto del 2024, familiares de los 43 normalistas desaparecidos participaron como invitados especiales. El apoyo continúa.

Las comunidades zapatistas no sólo han dado acompañamiento político y moral a las luchas por los desaparecidos en el país sino que, fieles a su costumbre, han lanzado iniciativas nacionales de construcción de alternativas por la justicia, la paz y la democracia. En julio del 2021, en plena pandemia covid-19  y en vísperas de La Travesía por la Vida – Capítulo Europa, las Zapatistas respondieron al supuesto proceso de justicia del gobierno de López Obrador, contra los crímenes de lesa humanidad perpetrados por el Estado mexicano en el siglo XX.

“… les aterra que las víctimas recuperen sus demandas del uso ruin y perverso que la ultraderecha hace de su dolor. (…) Hay que entrarle, no viendo hacia arriba, sino mirando a las víctimas”

Ante la Consulta Popular del 1 de agosto de ese año, en la que se buscaba enjuiciar a ciertos expresidentes mexicanos, las comunidades indígenas rebeldes propusieron un proceso de reparación y justicia real, profundo: la creación de una Comisión de la Verdad ‘desde abajo’. Este proceso no sería guiado por ellos sino por las víctimas. En palabras del vocero zapatista: “Quienes allá arriba, en los partidos de “oposición”, se resisten a la consulta, no sólo temen lo que de ella se siga; también les aterra que las víctimas recuperen sus demandas del uso ruin y perverso que la ultraderecha hace de su dolor. (…) Hay que entrarle, no viendo hacia arriba, sino mirando a las víctimas. Hay que convertir la consulta en una consulta “extemporánea”. Esto con el fin de que así arranque, independiente de los de arriba, una movilización por una Comisión por la Verdad y la Justicia para las Víctimas, o como quiera que se llame. Porque no puede haber vida sin verdad y justicia”.

Unos días después, las zapatistas ahondaron en la pertinencia de participar en esta consulta, desde los usos y costumbre de los pueblos; señalaron los posibles riesgos y trampas de la misma –que describirían a detalle en un comunicado posterior–, pero también la urgencia de ir más allá e impulsar un proceso desde las víctimas, acompañadas por distintos movimientos sociales. Es en este comunicado que invitan a escuchar a un nuevo agente social, producto de la crisis humanitaria que se vive recientemente en México: las Madres Buscadoras. Los colectivos y colectivas de madres buscadoras, rastreadoras o cómo se nombren ellas mismas en la extensa geografía del territorio, han recuperado la dignidad de un país en el que el olvido y el desdén son las respuestas del gobierno a sus demandas de aparición con vida y justicia para sus familiares.

Ceci Flores Madres Buscadoras de Sonora
La activista Ceci Flores, líder del grupo “Madres Buscadoras de Sonora” del norte de México, camina cargando una pala al lugar donde afirma que su equipo encontró un vertedero clandestino de cadáveres en Tláhuac, en las afueras de Ciudad de México, el 1 de mayo de 2024. Créditos: Ginnette Riquelme

“La monstruosidad de un sistema ha creado otra ocupación: la de “buscadora. No hay quien les ayude o les apoye. Están solas en el sentido que sólo se tienen a ellas mismas”

En el contexto actual en el que el supuesto gobierno del cambio les ha dado la espalda a los colectivos de búsqueda, las zapatistas han insistido en escuchar y acompañar a las Madres Buscadoras desde el respeto, la empatía y el apoyo mutuo. En noviembre del 2023, invitaron nuevamente a voltear la mirada hacia ellas en una postdata; nos señalaron que han estado ahí, desde hace mucho tiempo, y no hemos sido capaces de escucharles: “No hay quien les ayude o les apoye. Están solas en el sentido que sólo se tienen a ellas mismas”. El diagnóstico de las comunidades sobre la (cruda) realidad les ha indicado que “la monstruosidad de un sistema ha creado otra ocupación: la de ‘buscadora’”. Esta postdata termina con las Zapatistas ofreciéndoles disculpas por la imposibilidad de un encuentro que tenían pensado con ellas pero que, dado el momento electoral, se tendría que postergar.

Recientemente, en el comunicado de agosto del 2024, el capitán insurgente Marcos reiteró airadamente la digna y valiosa labor de las Madres Buscadoras, siendo su profesión “lo más terrible y maravilloso que ha parido esta geografía en los últimos años”, pues están desenterrando la dignidad desaparecida en México. Otra vez, lanza la invitación: “Buscad a las buscadoras. Se me ocurre, no sé, que tal vez también buscan otro mañana. Y eso, amigos y enemigos, es luchar por la vida”.

Así, las Zapatistas nos proponen escuchar a personas tan admirables como Ceci Flores, Madre Buscadora quien ha tenido un papel fundamental en la búsqueda de más de 2,700 personas desaparecidas en México; que valientemente ha confrontado al presidente López Obrador, quien se ha burlado de las familias de Ayotzinapa y de los colectivos de búsqueda en general, negando y “maquillando las cifras” de desaparecidos durante su gobierno –en el que más desaparecidos ha habido hasta la fecha, más de 50,000 según informa A Dónde Van los Desaparecidos– y defendiendo al ejército y ocultando su papel en la desaparición forzada de los 43 y otros casos más. Las zapatistas nos convocan a aprender de cada una de las que participan en las variadas Caravanas Internacionales de Búsqueda de Personas Desaparecidas por encontrar a sus hij@s, prim@s, herman@s, madres y padres pues, en palabras del Capitán Marcos, “no sólo buscan a sus ausentes, también buscan la vergüenza, la dignidad y la humanidad que se perdieron con un puesto gubernamental, un renglón en la tabla Excel del pago en nómina por claudicaciones.”

“Buscad a las buscadoras. Se me ocurre, no sé, que tal vez también buscan otro mañana. Y eso, amigos y enemigos, es luchar por la vida”, capitán insurgente Marcos (agosto 2024)

Memoria circular de Morelia
Resignificación de nombre de calles en la CDMX, cerca del sitio de memoria Circular de Morelia. Créditos: Everardo Pérez

Finalmente, las comunidades zapatistas no sólo han hablado de las y los desaparecidos de hoy, sino de las y los de ayer: “La memoria no es sólo el alimento de la digna rabia, es también raíz del árbol de la dignidad y la rebeldía. En el caso de los pueblos originarios, es una raíz que se hunde en siglos de oscuridad, y que, con los pueblos del mundo, dice y se dice: “nunca más” (Diecisieteava parte: Nunca Más…). La justicia para las víctimas de la Guerra Sucia en México es una gran cuenta pendiente y las zapatistas lo saben; desde su cercana relación con las Madres de Plaza de Mayo de Argentina, el apoyo a la Unión de Madres con Hijos Desaparecidos de Sinaloa durante la Otra Campaña en Culiacán, hasta su tributo a Mamá Corral (Doña Conchita, del histórico Comité de Madres de Desaparecidos Políticos de Chihuahua) con el encuentro de mujeres en 2009, han tenido presente el reclamo de los desaparecidos políticos del pasado. Durante la Gira Zapatista por Europa del 2021, las y los delegadas recordaron a sus muertos y desaparecidos de su historia y de la historia de México, así como lo hicieron en la pasada celebración de los 30 años del alzamiento Zapatista. La lucha por las y los desaparecidos del pasado y por la memoria democrática es otra historia que hemos de desenterrar más adelante.

Vale. Y recuerden: la memoria hace esquina con la justicia y la verdad. Porque vivos se los llevaron…

Este material se comparte con autorización de El Salto

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