“A pesar de un océano de distancia, las sentimos nosotras”: esperan en Canarias a las zapatistas

Asamblea Canaria por el Reparto de la Riqueza

De las zapatistas entendimos otras maneras de hacer, aprendimos desde la distancia la importancia de generar comunidad en paralelo y de avanzar hacia la autogestión y la autonomía de las de abajo sin depender de las de arriba. Hemos crecido a la par que nos llegaban los ecos y los hechos de la lucha zapatista, aprendimos otra forma de contarnos y de encontrarnos debajo de aquello que nos dijeron que somos. Las invitamos porque a pesar de un océano de distancia las sentimos nosotras, y nos encantaría compartir con ellas en casa.

Nos gustaría compartir con ellas quiénes somos y qué hacemos y que ellas compartan con nosotras sus formas de ver y de hacer. Queremos sumar en un mismo espacio diferentes grupos que caminamos en búsqueda de soberanías para la vida y poder compartirlo para sumarnos ganas, experiencias, colaboraciones y apoyos posibles.

Estamos entablando relaciones con las otras islas que conforman el Archipiélago Canario para juntar fuerzas y hacer que todos los quereres quepan en los de las otras. En el caso de Tenerife venimos con la intención de organizar un Encuentro en un mismo lugar para conocernos sin prisas y convivir durante tres días y dos noches en las que podamos compartir luchas y celebrar la vida.

Somos la Asamblea Canaria por el Reparto de la Riqueza y como nuestro nombre lo indica, somos un colectivo que nace en las Islas Canarias, en la última colonia del reino de España en el Continente africano. Nacimos producto de gentes provenientes del movimiento independentista y anticolonial que sigue resistiendo más de 500 años después a la colonización y conquista española, que sigue luchando por la emancipación y el autogobierno de nuestro Archipiélago desde abajo y a la izquierda, desde la gente antigua que nace y vive en nuestros pueblos y barrios periféricos, en nuestro País de Islas. 

Nacimos en 2008 cuando la estafa a la que llamaron crisis hizo que, lo que para las de abajo era nuestro día a día, la exclusión y la pobreza, llegara a las clases medias y a sus medios de persuasión. Nacimos sin querer porque ya existíamos. Ya habitábamos los colectivos y movimientos sociales de nuestro país. Ya caminábamos mano con mano y pie con pie, siendo compañeras en otras batallas que eran la misma pero con otros nombres. Ya nos habíamos mirado a los ojos y compartido juntas eso que llaman apoyo mutuo y que para nosotras es el pan que nos alimenta en las mañanas. Ya nos sentíamos, soñábamos y creábamos juntas eso que decíamos querer para el futuro en el presente en el que resistimos.

Equivocándonos mucho, metiendo los pies en el barro de las incoherencias, hablando pero haciendo, existiendo en la falsa vida de las redes de internet pero también construyendo relación y transformando desde la vida real de nuestras calles y barrios. Resistiendo con mayúsculas a la represión que se hace carne en la precariedad económica, en sus multas y detenciones, en la violencia física y mental con la que este sistema nos castiga a diario a las que sabemos que sí hay salida, que solo en nosotras está la otra vida nueva que necesitamos construir.

Nacimos con otras y así hemos seguido viviendo. Enredadas con las que comparten nuestros sueños y nuestras pesadillas. Con las que sufren con nosotras desde las distancias que acortamos con lazos de complicidad, con las baladrinas que andan los mismos caminos y con las cercanas que son nosotras, con las que aprendimos que las diferencias que nos unen son nuestra mejor arma, con nuestra Casa de La Orotava y las rebeldes que la habitan tejiéndose las ganas de seguir creyendo. Empeñadas en el sí, en la construcción de nuestras propias herramientas autogestionadas y en paralelo a su poder y sistema patriarcal de siglos, en la economía social y feminista que libere a estas islas del colonialismo que las asfixia, en el reparto real de la riqueza que todas producimos, en una sociedad basada en la justicia social que nos iguala para crecer juntas.

Han sido muchas derrotas de las que hemos aprendido a levantarnos todas a una, pero también algunas victorias que nos han demostrado que pocas somos capaces de incidir en la realidad. Hemos conseguido introducir en la agenda política canaria y en el debate en la calle la Renta Básica de las Iguales y demostrado su viabilidad en el municipio de La Orotava, transformado el Punto de Información de derechos sociales de La Casa en un arma colectiva para denunciar el maltrato social a las personas en exclusión y presionado con ella para mejorar su situación, que es la nuestra.

Declarado La Orotava primer municipio antimilitarista del Estado. Puesto a la vista de todas que la pobreza en Canarias es culpa de que la riqueza que producimos está en manos de pocas, de las herederas de los conquistadores, de las familias que han vendido nuestras vidas a intereses extranjeros. Denunciado y explicado la RIC como un invento para que las que más tienen vivan a costa de las que nada tenemos. Puesto en jaque a Coalición Canaria en su terreno, en las elecciones, demostrando con la campaña “Vivir Dignamente” que problemáticas transversales como la vivienda, los suministros, el transporte público y gratuito, tienen solución solamente con voluntad política. Dejando claro que sin sus privilegios no habría miseria. Entendiendo y llevando a la práctica que es en lo cotidiano en donde habita el cambio que anhelamos.

Más de una década después, seguimos naciendo y viviéndonos porque, como nos enseñaron las zapatistas, “somos el camino para que otros se caminen de un lado al otro, para todas hay un principio y un fin, para nosotras no”, la política de verdad, la de hacernos cargo y tomar las riendas de nuestra vida no acaba nunca pues es para siempre mientras nos queden semillas en el zurrón.

Trabajamos desde las organizaciones y personas que habitamos el Espacio Sociocultural La Casa en el municipio de La Orotava, al norte de la isla de Tenerife, con más de veinte años de luchas colectivas y comunales, desde la autogestión asamblearia y a través de la Biblioteca Popular Javier Montes de Oca, la radio social y comunitaria Radio Pimienta, la Universidad Popular de La Casa que recoge saberes técnicos, formativos y populares al alcance de todas las personas, el Punto de Información y denuncia sobre Derechos Sociales, y enredándonos con todo el movimiento social canario en todas las luchas populares que se dan en nuestro territorio. Últimamente muy centradas en la lucha contra la Industria Turística y su desgarro del territorio y las personas en la campaña «El Turismo es Colonialismo» y acompañando junto a la Asamblea de Apoyo a las Personas Migrantes de Tenerife, a la gran afluencia de compañeras y compañeros que en busca de una vida mejor, llegan a nuestras costas.

Canarias es el segundo territorio con más personas en situación de pobreza y exclusión social de todo el actual Estado Español. La normalidad en nuestro archipiélago canario es el empobrecimiento, la explotación, el sufrimiento, la precariedad y la desigualdad. La distancia social es abismal, los ricos más ricos y las empobrecidas cada vez con más situaciones de precariedad y miseria, desigualdad que, según el informe de Intermón Oxfam “Una reconstrucción justa es posible y necesaria”, nos sitúa al Archipiélago con un incremento de más de 47 mil personas que entrarán en la situación de pobreza, la 2º comunidad autónoma con más impacto en la desigualdad de todo el estado y con más de 800 mil personas en situación de empobrecimiento y exclusión social. Con unas respuestas desde la responsabilidad pública, que no salen de la cuarentena, siendo la 3º comunidad, a la cola en menos inversión por habitante en políticas sociales. Las personas que malviven ya en condiciones de pobreza extrema llegan a 400 mil. La actual pandemia ha incrementado en un 20% el número de personas empobrecidas.

Siendo sinceras, nos ha costado mucho poder encajar en el ritmo europeo y en la locura de los grandes territorios y las grandes ciudades de ese continente que no es el nuestro, a pesar de pertenecer a él políticamente de manera obligada. Eso ha hecho que, como buenas colonizadas, permanecieramos mucho tiempo calladas y a la espera de encontrar un hueco, y aún no tenemos muy claro haberlo encontrado. Pero la paciencia se ha convertido en una de nuestras características históricas de tierra periférica de todo.

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