Invitamos a los zapatistas para escuchar sus experiencias y compartirles las nuestras. Sin querer copiar «modelos», pensamos, como ellos, que hay diferentes geografías y contextos, y aún así, vemos muchas cercanías: desde la relación con la tierra hasta los métodos organizativos de autogestión y caminos federalistas-comunales. Muchos de nosotros hemos seguido la lucha zapatista desde el inicio. Mantenemos relaciones estables con compañeros que han viajado a México y siguen la situación sobre el terreno. ¡Tenemos el internacionalismo en nuestros corazones!
Para recibir a la delegación zapatista nos estamos organizando como una macro área temática, la de las redes campesinas que deberían ver jornadas de lucha y una marcha por la Tierra en Mondeggi, en Toscana. Así como en los distintos territorios, donde estamos presentes con nuestros mercados sin comerciantes, como en Umbría y Roma, junto con los compañeros de las ciudades.
Conectivo terraTERRA (tT) es una red campesina y artesanal fundada en 2004, que vive e interviene en el centro de Italia, y está dividida en nodos territoriales y forma parte de una red nacional de acción agroecológica. La conciencia de los problemas sociales y ambientales, sus entrelazamientos y los intentos de frenar las derivas destructivas del modelo agroindustrial, son algunas de las razones del nacimiento de tT. Nos dimos cuenta de que, para frenar este modelo, era necesario articular un camino que cuestionara el sistema capitalista y autoritario, y que eso tenía que hacerse en nuestros territorios, conectando con otros sectores sociales que están en crisis.
Como red, marcamos un camino que definimos como “diseñar en el hacer”. Desde los primeros encuentros comenzamos a organizar los mercados de agricultores y artesanos, el «mercado sin comerciantes» donde, junto con la distribución de productos y la creación de ingresos para los pequeños agricultores y artesanos, se construye información y capacitación en torno a los desastres producidos por agroindustria. Así es como pensamos que comienza la construcción de relaciones, al cuestionar los roles impuestos, como productor / consumidor, se desencadena una relación entre ciudad y campo. Los aproximadamente 150 años de historia criminal agroindustrial, en su vulgar sencillez, lamentablemente nos brindan mucho material, junto con lo que vemos todos los días dentro de nuestros territorios. Estamos presentes en los distintos comités contra la destrucción y la contaminación, creando vínculos entre los agricultores y construyendo el vínculo entre el conflicto social y los proyectos agroecológicos.
Junto con las realidades de la ciudad definimos los caminos de la ecología urbana. Debido a las modalidades, cada vez más rápidas, de una degradación general en la que el capitalista se empeña para maximizar las ganancias, al descargar los costos y contradicciones sobre los trabajadores, el medio ambiente y las poblaciones de los territorios, se gestan escenarios de resistencia entre ciudad y campo, que se enfocan en la cooperación social autogestionada y en la horizontalidad de las decisiones, y además aceleran el crecimiento de nodos territoriales y la participación de otros productores.
Somos conscientes de que el camino de la autogestión dentro de un mercado capitalista nos expone a cuestiones críticas. La práctica de garantía participativa, conformada por encuentros en los lugares de producción y vida, con la verificación de buenas prácticas realizadas en colaboración entre la ciudadanía y el medio rural, abierta y transparente, es la alternativa que practicamos y proponemos respecto a la Certificación orgánica oficial. No en contra de las pequeñas empresas que lo utilizan, sino en contra de la especulación de grandes productores que tienen líneas de producción “orgánica” que, en nuestra opinión, es sobre todo «entretenimiento» para vender.
Nuestras redes están formadas por campesinos y situaciones tanto «reguladas» como también oficialmente certificadas. Nos llamamos, «campesinos de facto», y juntos reivindicamos el derecho a cultivar, a transformar según las buenas prácticas y a distribuir los excedentes.
La pandemia actual ha puesto en crisis varias de nuestras modalidades, y para poder compartir nuestros productos, hemos activado la distribución a través de grupos de compra e intercambio solidario, así como en redes territoriales que practican el apoyo mutuo, con métodos de distribución que explican las diferencias con el «bienestar», en una inspiración que se extiende desde los territorios al internacionalismo. También se incrementó el empobrecimiento de las clases bajas, y consideramos que es uno de los ejes por los que hay que luchar juntos.
Somos una red que involucra múltiples territorios. Estamos presentes en todos los comités de defensa ecológica en nuestros lugares de vida y trabajo. Participamos y construimos situaciones de lucha contra el uso insensato de pesticidas y monocultivos (en el centro de Italia se está extendiendo el de las avellanas, altamente contaminantes), contra los métodos de la agroindustria. Nos movilizamos, junto con las redes de las ciudades, contra el comercio minorista a gran escala. También prestamos atención a los problemas relacionados con la atención básica de la salud. Además, seguimos de cerca las luchas de los trabajadores, incluso si en los territorios donde estamos presentes en este momento no hay conflictos en este sector.
Durante la pandemia, colaboramos con nuestros productos, y en la medida de lo posible, con las «cajas solidarias» de comida, para los trabajadores precarizados y desocupados en las ciudades. Las realidades campesinas, especialmente las informales, carecen de ayuda institucional.
Anécdotas, sólo me viene una a la mente, que, quizás, nos une: ¡NO SE TOMA EL PODER, SE SORPRENDE!