#24A De Ecatepec a la ciudad de México: No estamos solas

Eliana Gilet

No fue casual que la marcha comenzara en Ecatepec, el municipio del Estado de México que ostenta todos los nefastos records de violencia contra niñas y mujeres.
A pesar de estar a sólo 30 kilómetros del centro, acortar las distancias simbólicas resulta a veces más complicado. Estas fotos registran parte de ese intento, en camiones, abordando el metro, cantando en el viaje, ante la mirada de la gente que no sabía muy bien qué decir.
Al llegar a la marcha en el centro, una masa de las más variadas mujeres se manifestaba como se le había ocurrido, pintando carteles, el cuerpo, las calles, todo lo que se prestara a escuchar.
También se presentaron otros conflictos que abren interrogantes al pujante movimiento feminista mexicano. El contingente separatista, de puras mujeres al frente, se encargó de expulsar a todo varón, periodistas y fotógrafos incluidos, que se metiera entre sus filas.
Una buena parte sostiene que si a los protagonistas de otras luchas no se le cuestiona la cabecera de sus propias movilizaciones, no ven porqué a las mujeres habría de cuestionarles esa primacía. Los hombres ya han tenido prioridades suficientes, dicen.
Otra parte entiende que los hombres deben ser incluidos en la lucha, porque se requiere de todo el mundo controlar esta violencia desbocada y porque es a ellos a quien se dirige el reclamo de ya basta.
A pesar de eso, entre las chicas de las organizaciones y colectivas convocantes hay una sensación de satisfacción con el resultado del llamado a una Primera Movilización Nacional, que tuvo sus repiques en más de 40 ciudades mexicanas.
La última foto está dedicada a Irinea Buendía, víctima y sobreviviente de la violencia, y con ella y como ella, a todas las luchadoras incansables contra la impunidad en el Estado de México.

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