Un taller de vida llamado Los Jijos del Maíz

Sergio Castro Bibriesca

México, DF. Los Jijos del Maíz cumplieron dos años de vida. Francisco Barrios “el Mastuerzo”, Gus, Íker y Josué forman la banda y “cantan para el pueblo”, dice Paco; “la banda ha sido un taller cotidiano de canción, de rock, de audio, de grabación de todos los saberes que hay aquí”.

Comenzaron un 27 de agosto de 2010 tocando en un comedor comunitario de Iztapalapa. “Llevamos dos años pero siempre estamos picando piedra”, reconoce Barrios, y explica que “el surgimiento de esta banda es muy importante” porque es algo que él quería hacer. En tono de broma dice que “es evidente que hay un respeto hacia la ancianidad de mi persona, pero en realidad es un pretexto para colectivizar una necesidad que he perseguido desde el inicio: la de decir nuestra realidad”.

Todo empezó cuando Armando Vega-Gil lo invitó a escribir el prólogo de su libro llamado La ventana y el umbral. Josué cuenta que Paco Barrios hizo una rola llamada igual que el título del libro, “nos invitó y comenzamos a ensayar el Gus y yo -guitarra y bajo-, y en esos días Paco se encontró con Iker y lo invitó”. Como un chispazo que encendió el fuego, así de inesperado, ensayaron, y al acabar invitaron a Iker a formar una banda: “Dijo que sí y empezamos”, rememora Gus; aquella primera velada en Iztapalapa “fue una tocada memorable: nos invitaron de comer y hubo poca gente, pero nadie nos calló”. Y nos describe a qué suenan los Jijos del Maíz: “Somos un grupo de rock recio, macizo, grunge, ‘con carnitas’”.

En estos dos años, comenta Paco, “han habido giras frustradas, giras muy cansadas, muy desgastantes y muy enriquecedoras”. Y para su fortuna, no han parado de tocar. Todos recuerdan una gira por Europa. “Tuvimos 24 toquines, cargábamos nuestros amplos, batería, todo. Viajamos en coche, en avión, en camión, en barco, en tren; caminamos un chingo, fue una madriza”, recuerda Gus.

En esa gira conocieron las luchas que enfrentan otros pueblos. Paco recuerda que “fue impresionante la movilización de los compas en aquel paro nacional del 29 de marzo (de 2012) en el Estado español, pero particularmente en Cataluña”. De aquella experiencia compusieron una canción en catalán, La Rambla del Poblenou; cuenta El Mastuerzo que “fue una canción que nos acercó mucho a esas luchas desde las izquierdas, y que nos acerca a un espacio ocupado por compas artistas críticos al sistema”. El lugar se llama la Texedora y está a una cuadra de La Rambla.

Intentaron hacer la misma gira tiempo después; sin embargo, platica Paco, “cuando llegamos a Madrid a mí me dejaron pasar, pero a los Jijos del Maíz no. Los regresaron a las 24 horas”. Esa experiencia detonó la recreación de una canción en euskera de Mikel Laboa, “una canción muy sentida que habla, entre otras, cosas de la libertad”, explica El Mastuerzo. Agrega Iker: “Nos dieron en la madre por la cuestión de la lana”. Recuerda que estaban devastados porque habían dejado todo por dos meses “y de repente ya estábamos acá de regreso. Fue muy fuerte”.

La canción de Mikel Laboa, “evidentemente se la dedicamos al País Vasco, pero en especial a su gente -no a todos, por ejemplo, no a los dueños del Banco Bilbao Vizcaya, a ellos no les dedicamos ni una chingada-”. Y agrega que cada una de las canciones “nos vinculan a todas esas luchas en el mundo. Nos vinculan no sólo como una banda en la vida cotidiana, sino como una posición ante los demás”.

Su siguiente escala fue en Chile. Josúe sonríe y recuerda que “estábamos muertos de hambre, madreados del corazón, hechos mierda, rolando por Santiago”. Y continúa: “Tocamos un par de veces en Santiago, y de ahí nos fuimos a un festival en Valdivia al que no fue nadie, sólo unas 20 personas”; de ahí partieron a Neuquén, Argentina.

Pasados buenos y malos momentos, un disco está en puerta. “Aún no sabemos cómo se llamará”, aclara Paco Barrios. Sin embargo, adelanta que “el disco contará todas estas historias”. Estar en otros lugares “permite crear canciones y conocer otras historias”. Recuerda que en Italia se acercaron mucho a una comuna “de locos”; había antropólogos, filósofos, artistas, “gente de verdad”, que les propusieron escribir una canción que en español se llamaría Vivir sin el poder. Uno de los antropólogos escribe desde hace mucho sobre las relaciones dentro de esa comuna -donde se plantean vivir sin el poder- “y es un tema que queremos hacer en italiano porque como bien dicen, esto es un experimento constante”, reflexiona Barrios.

Esas historias se reflejan en cada canción de los Jijos del Maíz. “Recuerdo que para viajar de Italia a Alemania íbamos a tomar un tren que nos cobraría 600 euros por cada uno; obviamente no teníamos para pagar, así que nos aventamos unas 20 horas con todo nuestro equipo y cambiando de tren; sólo nos costó como 20 euros por cada uno”, recuerda Francisco. Han dejado amistades, historias e incluso amplificadores en otras tierras; sin embargo, para El Mastuerzo, “es una fortuna contar con esta banda”.

La forma en que llevan su palabra a otros lares tiene “una base interpersonal”, explica El Mastuerzo; se quedan “en casa de compas y rara vez en algún hotel de dos o cinco estrellas, -aunque no tenemos prejuicios contra eso, y además lo merecemos-, y eso nos ha acercado a la banda”.

Los Jijos del Maíz intentan hacer “lo que podemos como artistas, que es vincular nuestra humilde obra a una serie de luchas en donde creemos que nuestras canciones, nuestra manera de tocar, de entender el mundo, es pertinente. Queremos regresar a todos esos lados donde hemos tocado, creemos que es importante que lo que decimos lo conozcan otras personas”, sentencia El Mastuerzo. Agrega que “la música que hacemos, a priori, es para el pueblo. Queremos hablar de nuestra realidad sin asumir el rol de que lo que decimos es la neta; es poner la música al servicio de algunas causas”.

Habrá festejo atrasado por sus dos años. “Haremos el aniversario de los Jijos del Maíz el 12 de octubre. Nos gustaría hacerlo en el Lunario, en un lugar grande. Queremos llenarlo y tratar de ganarnos un varo”, agrega Paco. “Es un gozo tocar y ver a todos los locos haciendo música. Es una chingonería que suceda eso”. Van dos años, un disco en puerta y ya existe la necesidad “de un siguiente disco, un tercero”, con “rolas de todos nosotros”. Porque como dice Paco, “los Jijos del Maíz tienen mucho que decir”.

Publicado el 17 de septiembre 2012

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