La rebelión de los abuelos en Nicaragua

Ethelvina Sánchez Ortega

Nicaragua. La exigencia de pensión reducida para adultos mayores en Nicaragua fue respondida con represión contra los ancianos organizados y jóvenes que los apoyan.

Desde hace aproximadamente seis años, miles de adultos mayores, agrupados en la Unión Nacional del Adulto Mayor (UNAM), reclaman su derecho a la pensión reducida –reconocido en el artículo 49 de la Ley de Seguridad Social, que continúa vigente. En 1994, bajo el gobierno de Violeta Barrios de Chamorro, se derogaron los artículos del Reglamento General de Seguridad Social por el que las personas que no cumplen con la cantidad necesaria de semanas cotizadas tienen acceso a una pensión reducida.

En mayo de 2013, la UNAM entregó a la Asamblea Nacional de Nicaragua una propuesta de ley para recibir la pensión reducida. Cerca de 8 mil ‘‘viejitos’’, de los 15 mil que acoge esta organización, recibían algunos beneficios sociales de parte del gobierno de Daniel Ortega. Esa ayuda se perdió poco a poco y sus demandas se intensificaron. El viernes 14 de junio, Porfirio García, presidente de UNAM, anunció la toma de las sucursales del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) a partir del lunes 17 del mismo mes.

Lunes 17 de junio

Los diarios y canales de televisión informaron que en Managua y algunos departamentos de Nicaragua, los ‘‘viejitos’’ tomaron las sucursales del INSS. En algunas hubo forcejeos y varias personas terminaron lesionadas. Los adultos mayores pidieron a la población ayuda con comida, frazadas y, principalmente, apoyo moral.

Algunos amigos los visitaron en el día y otros, por la noche.

Martes 18 de junio

Los “viejitos” tomaron nuevamente las instalaciones centrales del INSS. A mediodía, un grupo de jóvenes se organizó e invitó a otros a recolectar alimentos para enviárselos a los manifestantes. Dentro del edificio estuvieron más de 200 miembros de UNAM. Personal del edificio y directivos de esta institución quedaron atrapados hasta que la Policía Nacional (PN) consiguió sacarlos, por otras vías, una vez caída la noche.

Por la noche, los jóvenes ahí reunidos ayudaron a repartir la comida que los  mismos ‘‘viejitos’’ cocinaron. En el lugar hubo más presencia policial y el paso hacia el edificio se cerró. Llegaron más patrullas con agentes de la PN que no dejaron pasar el agua y las colchonetas que amigos y conocidos llevaron. Finalmente, cedieron y les entregaron medicinas y otros víveres. Los jóvenes los acompañaron hasta las dos de la madrugada.

Miércoles 19 de junio

Más retenes policiales no dejaron pasar a más miembros de UNAM que llegaron a protestar. Jóvenes, organizaciones de la sociedad civil y medios de comunicación esperaron a que los oficiales permitieran el paso de más comida y agua. Comenzaron los forcejeos entre los manifestantes y la policía. Cayó la primera valla y todos corrieron hacia adelante. Exigieron que se pasara el agua y la comida para los que aún estaban dentro del edificio. Minutos después, el retén de oficiales comenzó a avanzar y hubo empujones y golpes. Todos los presentes vieron cómo a dos personas se las llevaron al otro lado del cordón policial y los golpearon, incluyendo a un periodista.

Hubo chavalos detenidos y se los llevaron a “El Chipote”’, celdas famosas que funcionaron para tortura durante la dictadura de Somoza y que están nuevamente en uso. Algunos otros fueron llevados a estaciones de la PN. Figuras de la política se presentaron al lugar y los medios oficialistas alegaron que todo fue un montaje de la ‘‘extrema derecha’’.

Jueves 20 de junio

Casi a las 2:30 de la madrugada se recibió una llamada en la que informaron que los ‘‘viejitos’’ fueron trasladados a algunos hospitales. La PN los desalojó en autobuses con la excusa de que se sentían mal y los atenderían los médicos. A las 8:00 de la mañana, tres cordones de la PN todavía resguardaban el paso hacia el edificio central. En ese momento ya varios manifestantes, adultos mayores que fueron sacados en los autobuses, regresaron para continuar con la protesta. La noche anterior los jóvenes que estuvieron en vela contaron chistes, bailaron la Macarena y cantaron música revolucionaria a los oficiales, quienes solamente observaron, algunos cansados, esperando el relevo.

Llegó más ayuda y más compañía. Los estudiantes se comenzaron a organizar y se levantaron dos champas: una para atención médica y otra para que algunos ancianos descansaran. La comida se repartió con bonos, siempre priorizando a los ‘‘viejitos’’. Llegaron voluntarios médicos, todos estudiantes.

Viernes 21 de junio

Los miembros de UNAM continuaron su protesta. En las redes sociales, el movimiento de chavalos y algunos no tanto, se conoció con la etiqueta #ocupainss. La ayuda comenzó a llegar de caras desconocidas, personas que jamás habían estado en una protesta o apoyando una causa. Por la noche se improvisó un concierto con algunas bandas y artistas nacionales. Fue la mejor noche que se vivió.

Sábado 22 de junio

Horas después del concierto, entre las 4:00 y las 4:30 de la madrugada del 22 de junio, un grupo de aproximadamente 50 jóvenes y adultos mayores, fueron atacados por más de 200 paramilitares. En camiones de la Alcaldía de Managua, encapuchados y usando camisas de la Juventud Sandinista, llegaron personas a golpear a los que estaban en el sitio. Las tres filas de policías normalmente presentes desaparecieron. Quedó solamente una fila de oficiales, quienes patearon y empujaron a las jóvenes que los buscaron para protegerse. Algunos pudieron escapar y fueron refugiados por vecinos, otros fueron pateados y golpeados con martillos. A los hombres los desnudaron y dejaron en calzoncillos.

A las 5:30 de la mañana, acudió más gente en apoyo a los manifestantes al lugar, que ahora estaba ocupado por simpatizantes del gobierno. Los muchachos estaban golpeados y algunos todavía en calzoncillos. Llegaron periodistas, manifestantes y algunos representantes de organizaciones civiles. Luego llegaron Monseñor Leopoldo Brenes y Monseñor Silvio Báez, quienes intentaron dialogar con los simpatizantes del gobierno. Sin embargo, no se logró una respuesta.

Luego del ataque, los jóvenes se replegaron a la catedral de Managua y pidieron asilo, que fue permitido casi una hora después. Los detenidos del jueves todavía no eran liberados y no se sabía su paradero. La ayuda para los miembros de UNAM continuó y la catedral sirvió como centro de acopio durante el fin de semana. El lunes 24 de junio el gobierno, a través de sus empleados y simpatizantes del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), con uso de recursos del Estado, convocó a una marcha en ‘‘apoyo’’ a UNAM. Para sorpresa de todos, don Porfirio García, presidente de UNAM estuvo en la tarima principal. Se anunció la reanudación del diálogo y la continuación de la asistencia a los “viejitos’’, pero no se mencionó el derecho a la pensión reducida.

Viernes 28 de junio

La Policía Nacional no respondió por la represión vivida durante la protesta y el ataque del 22 de junio, en el que también fueron robados siete vehículos y otros materiales, incluyendo un cajón peruano que sirvió para amenizar con música la noche del ataque. Muchos de los involucrados son víctimas de represalias. Se exigió permanentemente justicia ante lo que se vivió.

El Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH) realizó un informe sobre las violaciones de derechos humanos en el contexto de la protesta de los adultos mayores por su derecho a una pensión reducida de vejez y presentó denuncias ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En su informe, el CENIDH documenta que varios ancianos fueron heridos como resultado de la represión, las detenciones arbitrarias contra jóvenes que apoyaron la protesta, tortura y amenazas de tortura, incluyendo la violación sexual contra las mujeres, y el ataque de un grupo de alrededor de 300 jóvenes encapuchados, con camisetas de la Juventud Sandinista, que actuaron con la aquiesencia de la PN para desalojar a los manifestantes con violencia y robar sus pertenencias. Estos hechos constituyen violaciones al derecho de movilización, libertad de expresión, libertad personal, propiedad personal, a la integridad física y sicológica, así como al derecho a defender los derechos, ya que los propios miembros del CENIDH fueron agredidos. La Policía Nacional afirmó en un comunicado que los hechos denunciados no ocurrieron y que existen intereses oscuros y mal intencionados para deslegitimar a la institución.

La represión del gobierno llevó la demanda del derecho a la pensión reducida de los viejitos hacia la exigencia de justicia y libertad de expresión en Nicaragua.  La solidaridad de los jóvenes es un signo esperanzador, mientras que la represión y el control a través de grupos paramilitares forman parte de un “castigo ejemplar” que busca desalentar la solidaridad y la protesta.

Publicado el 08 de julio de 2013

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