Gaza, la vida dentro de una enorme prisión

Bianca Zammit

Gaza, Palestina. Nasser Abu Thaima es el líder tribal del pueblo que lleva el mismo nombre, localizado al sur de Gaza. Él trabajaba como albañil en Israel. Cuando comenzó el cerco se terminó su posibilidad de trabajar en Israel, así que se dedicó a la agricultura. Su familia tiene 14 dunam (medida equivalente a 1000 m²) en la tierra de amortiguamiento. Durante los últimos tres años regresaba a esta zona para plantar trigo en invierno, y para cosecharlo en el verano. Este verano, mientras trabajaba, aparecieron detrás de la cerca de la frontera cuatro jeeps del ejército israelí. Los soldados dispararon y algunos tiros cayeron a cinco metros de donde estaba él. “Los años anteriores cosechamos el trigo sin problema. En cambio este año los soldados nos dispararon y está claro que nos quieren herir. De mí dependen 35 niños y adultos, y como ahora no puedo trabajar en Israel, este es el único trabajo que queda. Cosechamos la mitad del trigo. Esto nos ayudará por algunos meses.”

La prensa internacional ha notificado recientemente que el cerco a Gaza ha entrado en una nueva fase, “facilitando” la vida de 1.3 millones de habitantes en la franja de Gaza. El gobierno de Israel hizo pública su decisión de permitir el ingreso a Gaza de otros productos, entre los que están juguetes infantiles, chocolate, agujas, salsa catsup y dulces (mostrando así lo más inhumanos del cerco). La UNRWA, la misión de la ONU responsable de los refugiados palestinos, dijo que mientras las fronteras permanezcan cerradas el cerco continuará infligiendo miseria y castigando a toda la población.

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