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Vivir la ausencia luchando: Patricia López una madre en búsqueda de desaparecidos en México

Aleida Quintana

En el marco del Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada que se conmemora cada 30 de agosto, recordamos la desaparición forzada en Michoacán,  de Pablo Sánchez López y la ardua labor de defensa de DDHH y de búsqueda de personas desaparecidas que a emprendido su madre Patricia López, entendiendo que la desaparición es una herida abierta en el país y que es importante honrar la vida y la lucha de las mujeres que a causa de la desaparición de un ser querido se han sumado a la defensa de los derechos humanos de las familias que padecen la desaparición forzada en México, ante un contexto que ha resultado peligroso y hostil para su exigencia de justicia.

Patricia López

Contexto

México atraviesa desde hace varios sexenios por una preocupante crisis en materia de DDHH, lo que ha ocasionado que diversos organismos internacionales emitan recomendaciones al Estado para atender de manera pronta e integral cada una de estas problemáticas entre las que se encuentran los feminicidios, la trata de personas y las desapariciones forzadas. Cabe destacar que en 2008 México ratifico la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas, el cual es un instrumento internacional que establece las obligaciones de los Estados de prevenir, investigar, sancionar y garantizar los derechos de las víctimas a recibir protección, la búsqueda y localización de las personas desaparecidas, el derecho a la verdad y la reparación, entre otros.

Sin embargo, el contexto actual de desapariciones en México es preocupante, en junio de 2020, Alejandro Encinas, Subsecretario de Derechos Humanos, Población y Migración de la SEGOB, dio a conocer a través de rueda de prensa que de 1964 a junio de 2020 fueron reportadas como desaparecidas 177 mil 844 personas en nuestro país, reconociendo que siguen sin ser localizadas un total de 61 637 personas desaparecidas en México y 3 631 fosas clandestinas en todo el territorio nacional. De ese total de desapariciones, el 97% corresponde de 2006 a 2019, en tanto que 1.46% está relacionado con las desapariciones forzadas ocurridas durante la guerra sucia.  En dichos datos figura el estado de Michoacán encontrándose entre las diez entidades que concentraban el mayor número de personas desaparecidas.

La Desaparición Forzada de un hijo

Pablo Sánchez López, nació el 03 de agosto de 1989 estaba próximo a cumplir 24 años de edad cuando fue víctima de desaparición forzada en Morelia, Michoacán en 2013. Se dedicaba a la herrería y desde niño se caracterizó por ser una persona noble y empática. Su madre menciona que él siempre fue su “brazo derecho”, se siente orgullosa de él porque siempre se preocupó por ella, recuerda con nostalgia:

“Cuando mi hijo tenía 14 años, vio como su padre me agredió, en ese momento (a su corta edad) se acercó a mi llorando y me dijo que yo era hermosa y que no debía permitir que me violentaran, eso me lleno de fuerza”

Pablo Sánchez López, fue visto por última vez el 16 de marzo de 2013 a las 11:30 pm en Morelia, Michoacán. Esa noche, según narraron a su madre algunos testigos, su hijo entro corriendo a un establecimiento de comida para resguardarse de policías ministeriales que lo perseguían sin motivo alguno.

Los ministeriales entraron al establecimiento, lo amarraron y lo sacaron mientras le apuntaban con un arma de fuego, privándolo de la libertad junto a otros jóvenes. Nadie intervino ni dijo nada. Incluso los informantes de su madre tardaron dos meses en dar su testimonio, lo cual dificulto las primeras búsquedas iniciadas por su propia familia.

Su madre, de nombre Patricia López, quien se ha convertido en defensora de derechos humanos y madre buscadora de desaparecidos, califica el silencio de quienes fueron testigos de la desaparición de su hijo como parte de un proceso de indiferencia que se vivía en Michoacán en ese momento, además de un clima de miedo y terror instaurado desde el 2006 por las acciones de Felipe Calderón para la mal llamada Guerra contra el Narcotráfico la cual genero un alza en los índices de delitos vinculados al crimen organizado. La recurrencia de delitos graves como los secuestros, homicidios, tortura, desapariciones y feminicidios en Michoacán había dejado como consecuencia una normalización de la violencia, la gente poco a poco se iba “acostumbrando” a ser testigo de estos delitos y a callar como mecanismo de protección.

“Había miedo, conforme iba investigando, me di cuenta que en el lugar de donde se llevaron a mi hijo, era común la desaparición de jóvenes de parte de policías, era algo que se sabía, pero nadie hacia nada. La gente tenía mucho miedo, miedo de que al hablar también se los llevarán”. Patricia

Retos que enfrentan las mujeres buscadoras

Paty, como prefiere que le digan, dice que el silencio y la indiferencia de la sociedad agravaron su dolor, los primeros días de búsqueda fueron agotadores ya que no contaba con datos certeros sobre lo que había ocurrido con su hijo, salía diariamente a buscar a las comunidades cercanas, incluso hubo días en que tuvo que dormir en la calle.

“Todos me decían que no sabían nada, que no lo vieron, algunos incluso me dijeron que mi hijo se había ido de vacaciones a la playa. Después de dos meses me contaron la verdad, lo que vieron, eso me dio coraje y tristeza, pero ahora entiendo que no me dijeron por miedo, trato de entender que no me dijeron porque ellos también tienen familia.”

Para Patricia la desaparición “es un delito que destruye la vida, el entorno social, aísla y destruye a las familias”, buscar para ella significa un proceso de reconstrucción y esperanza.

“Nosotras (las madres buscadoras) nos encontramos en un limbo, es muy doloroso no tener a nuestros hijos/as. Hay días muy tristes, en el que una no quisiera ni abrir los ojos, hay días de mucho llanto, vivir con el dolor es fácil. Todos estos años he sentido una mezcla de coraje, indignación y tristeza. Me gusta salir a caminar, concientizar a las personas y a los jóvenes me ayuda.”

Las madres buscadoras se han vuelto un referente de lucha en nuestro país, si algo debemos aprender de ellas, es su fuerza, su coraje y empatía para buscar justicia por los suyos y por todxs nosotros.

Violencia y represión en contra de mujeres en buscadoras

A ocho años de la desaparición de Pablo, su madre sigue sin conocer el paradero de Pablo Sánchez, el pasado 16 de marzo de 2021, mientras realizaba una manifestación pública para exigir la presentación con vida de su hijo, fue intimidada y fotografiada por funcionarios públicos del estado de Michoacán, a lo que se sumaron amenazas de muerte vía telefónica y una campaña de difamación y desprestigio en redes sociales, mismas que fueron reportadas a las autoridades competentes. Dichas acciones han traído consecuencias en la vida de Patricia López quien actualmente coordina caravanas en vida, y quien funge como representante del Colectivo Familiares en tu búsqueda y el Consejo Estatal de Búsqueda de Michoacán.

Pablo Sánchez López, fue desaparecido el 16 de marzo de 2013, en el municipio de Morelia, Michoacán, actualmente tendría 32 años de edad. Mide 1.67 metros, es de tez morena, ojos medianos color café oscuro y tiene tatuajes en el cuello, brazos y espalda, así como una cicatriz en el abdomen. Si cuentas con información sobre su paradero, puedes comunicarte a los siguientes teléfonos de Atención de la FGR: 01 800 00 85 400, o marca al 088.

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