Este es un contenido de la Unidad de Investigaciones Periodísticas de CulturaUNAM, publicado en su sitio Corriente Alterna, disponible aquí. Para leer más historias, visita corrientealterna.unam.mx
Foto: German Romero / Cuartoscuro; Edith López Ovalle
El 30 de diciembre de 2021 se cumplirán 40 años de la desaparición forzada de Juan Carlos Mendoza Galoz, normalista disidente que transformó cinco basureros de Ecatepec y Nezahualcóyotl en escuelas. La exigencia de su hijo Juan Carlos, quien mantiene viva la búsqueda, es clara: encontrarlo con vida y que haya una responsabilidad penal hacia aquellos que participaron en su desaparición.
En 1981 la economía del país daba las primeras señales de crisis y el entonces presidente José López Portillo dijo que defendería “el peso como un perro”. Ese fue el año de la desaparición de Mendoza Galoz, a manos de la entonces Dirección de Seguridad Pública y Tránsito del Distrito Federal. Lo último que supo su familia fue que lo recluyeron en el Campo Militar Número Uno.
“Mi abuela se llamaba Esperanza. Desde ese entonces y hasta el momento de su muerte, ella tocó puertas, se manifestó y se entrevistó con prácticamente todos los presidentes y secretarios de Gobernación en turno. Hizo de todo”, narra Juan Carlos vía telefónica.
Cuando Esperanza Galoz Alfonsín falleció el 29 de octubre de 2019, el senador Emilio Álvarez Icaza compartió una fotografía de ella para externar su pésame. En ella, aparece Espereanza vestida de negro, menuda, con un semblante pensativo; colgada al cuello, la foto de su hijo Juan, tal como hacen las buscadoras de desaparecidos de esta última década. “Doña Esperanza nunca dejó de luchar por la libertad de Juan Carlos”, escribió Álvarez Icaza.
Hoy su nieto mantiene viva la búsqueda.
RESPONSABILIDAD Y JUSTICIA
Quienes buscan a sus seres queridos, que desaparecieron entre la década de los sesenta y los noventa, no han visto ningún cuerpo. “Nuestra búsqueda tiene que ser bajo la presunción de que están vivos”, dice Jorge Humberto Gálvez Girón, director del Museo Casa de la Memoria Indómita y fundador del comité ¡Eureka!, una organización de familiares de desaparecidos y presos políticos de la “Guerra Sucia”.
Juan Carlos, también integrante de ¡Eureka!, coincide.
—La exigencia es la presentación con vida de mi papá y de todos los desaparecidos por razones políticas.
Ante el anuncio de la creación de la Comisión para el Esclarecimiento de la Guerra Sucia, Juan Carlos mantiene distancia.
Afirma que el Estado mexicano no deja de estar lleno de burocracia, clasismo y complicidades “muy difíciles de sortear”. Pese al discurso, no cree que lograr justicia por los crímenes del pasado sea una prioridad tal como lo presume esta administración.
—En realidad, tardamos casi año y medio en ser parte de su agenda. Las sesiones de trabajo empezaron entre junio y julio de 2020.
NADAR EN UN MAR DE ARCHIVOS
En 2002, durante la presidencia de Vicente Fox, se ordenó entregar al Archivo General de la Nación(AGN) 4,223 cajas con documentos de la extinta Dirección Federal de Seguridad (DFS), considerada la principal responsable de la mayoría de las detenciones y desapariciones forzadas en México.
Su consulta resultó complicada por la manera en que los documentos fueron archivados por indicaciones de Vicente Capello y Rocha, un agente de la DFS que siguió custodiando el grueso de documentos sobre la “Guerra Sucia” resguardados en el Archivo General de la Nación.
“Eso era peor que tener dos candados: ahí estaban los papeles, cientos de miles de hojas sin orden aparente; y quien tenía forma de acceder a ellos, justamente, era uno de los perpetradores”.
En 2020 el nuevo director del AGN, Carlos Ruiz Abreu, despidió a Capello y ordenó la reapertura de los archivos sin saber que el exagente se iría con todo y el secreto de lo que había ahí, pues no existe un índice sobre el contenido de los documentos.
Ahora, por medio de un programa de inteligencia artificial, existe la posibilidad de ordenar el contenido y arrojar conexiones en el mar de papeles.
“Pero encontrar, archivísticamente, un documento que diga que el Ejército ha detenido y desaparecido sistemáticamente a ciudadanos mexicanos es un poco iluso”, advierte Juan Carlos.
Resulta difícil que las personas puedan procesar tal cantidad de datos, pero con ayuda de la tecnología podría lograrse con el fin de establecer relaciones entre los documentos, lo que abre una posibilidad de aportar pruebas contundentes.
EL COMITÉ ¡EUREKA! Y EL 68
Juan Carlos marcha cada 2 de octubre desde que tenía 15 años. En este 2021 acudirá a la marcha, por primera vez, como representante de ¡Eureka!, cuyas integrantes —las Doñas— dejaron de marchar poco antes de la pandemia debido a que la mayoría rebasa los ochenta años.
Para el hijo del profesor Juan Carlos Mendoza, el Comité 68 y ¡Eureka! son como dos caras de una misma moneda. Entiende los hechos de la “Guerra Sucia” como una continuación de la masacre de estudiantes de 1968 en Tlatelolco. Violencia que incluso se extiende hasta gobiernos contemporáneos: Tlatlaya, Ayotzinapa o los recientes ataques contra los zapatistas en Chiapas.
“Lo tenemos que ver como un fenómeno continuo en el tiempo. Ante el reclamo de grupos populares, campesinos, obreros y estudiantiles por querer construir un Estado que sirviera a sus gobernados, la reacción a esta demanda es el terrorismo de Estado que vivimos”.
Por eso él marcha este sábado con el Comité 68. Por la memoria de su abuela Esperanza y la justicia de su padre Juan Carlos; por los que se fueron, las que ya no pueden salir a protestar y quienes, tras varias décadas, siguen desaparecidos.
—No podemos esperar al gobierno. Nos hemos tenido que transformar nosotros como forma de combatir el flagelo de la desaparición forzada.
Publicado originalmente en Corriente Alterna
