Las personas que huyen de los países en guerra, que a pesar del frío y las intensas lluvias siguen llegando por miles a la Península de los Balcanes en su intento por  llegar al centro de Europa,  se encuentran con el anuncio de la construcción de vallas en Austria y con un «campo para refugiados» en Eslovenia.

Recientemente Austria anunció que levantará una valla en la frontera sur con Eslovenia,  para “permitir un acceso ordenado y controlado” anunció la ministra del interior, Johanna Mikl-Leitner, cuyo gobierno ha justificado la medida porque «existe una actitud más impaciente, agresiva y emocional de los refugiados en los últimos días», mencionó.

En los últimos días, cientos de refugiados entraron a Austria desde Eslovenia, rompiendo el cerco policial, después de esperar largas horas resistiendo, a la intemperie, temperaturas muy frías, y en este país, desplegaron tanques y militares para escoltar el paso de los refugiados hasta la frontera austríaca.

En Austria, la decisión de construir una valla, se dio a conocer unos días después de que el presidente de la Comisión Europea se reuniera con varios líderes para revisar la ruta de los refugiados a través de Los Balcanes.

Mientras tanto, en Eslovenia,  Brezice es un campo de refugiados que “se parece a Guantánamo” comentan a eldiario.es algunas personas que ahí se encuentran.  

Los refugiados en Brezice pasan días sin comida, duermen a la intemperie o en casas de campaña sobre el pasto y solo hay cuatro letrinas para más de dos mil personas. El lugar se observa miserable, lleno de hogueras y basura.

En las afueras, pegados a las vallas metálicas que los delimitan, están decenas de voluntarios que pretenden repartir medicinas y no les es permitido.

A Brezice llegan caminando 2,500 refugiados cada día, que es el cupo fijado por las autoridades eslovenas. El gobierno no les facilita autobuses desde la frontera hasta el sitio,  por lo que deben caminar más de 15 kilómetros, los que se suman a los miles que ya llevan recorridos desde que salieron de sus países de origen. 

En la ruta a través de los Balcanes, que recorren por la frontera de Serbia con Croacia, los refugiados soportan noches a la intemperie,  en medio del lodo formado por la lluvia y las temperaturas bajo cero,  sin que ninguna autoridad se preocupe por darles alguna atención. 

Médicos del Mundo ha alertado sobre una posible situación de emergencia en la zona, pues atienden casos de hipotermia de niños pequeños, desmayos y enfermedades por la falta de asistencia sanitaria. Esta organización advierte que, si no hay una respuesta humanitaria, “las condiciones pueden ser potencialmente mortales en el ya próximo invierno”.

“No somos asesinos ni delincuentes. No hemos hecho nada malo más que abandonar nuestro país huyendo de la muerte. Cuando te despiertas y te acuestas escuchando bombas, las opciones son pocas. No entendemos porqué Europa nos deja tirados, ya que después de que nos dicen que vengamos porque los motivos de nuestra huida son válidos, nos encierran en esta cárcel sin agua ni comida”, se pregunta un joven sirio de 22 años que estudiaba ingeniería en Alepo y ques el caso de Mohammad. Un joven sirio de 22 años que hace mes y medio abandonó su casa de Alepo tras los incesantes bombardeos en su ciudad. Sus padres y hermanos no han podido salir con él porque invirtieron todos los ahorros que tenían para que el hijo mayor de la familia huyera del país. 

Los días pasan y la historia se repite. Filas humanas de miles de personas que caminan 16 kilómetros desde la frontera a Brezice, el «campo para refugiados» esloveno en el que están encerrados. 

Kayed, otro refugiado sirio dice:  “Esto es Guantánamo 2 y que lo oiga el mundo. A los refugiados que huimos de la guerra y del terror de Daesh nos encierran en Guantánamo 2”.