“Si hay algo irreversible, es la resistencia”: movimiento No-Tav en Italia

Luca Giacomelli, Diana Cortese y Alejandro González Ledesma Foto: Davide Dalmiglio

Valle de Susa, Italia. La vida comunitaria en el pueblo de Susa, Turín, se encuentra atravesada por una geografía invisible, definida por el rechazo mayoritario, pero también por el apoyo de algunos de sus habitantes al proyecto del Tren de Alta Velocidad (TAV). Es indudable que casi 20 años de conflicto imprimieron un cierto aire de tensión entre la gente. Esta impresión salta a la vista apenas se llega a la estación de trenes que conecta al pequeño pueblo de 6 mil habitantes con Turín, la capital de la región. Diego, un miembro del movimiento No-Tav, explica en entrevista con Desinformémonos que “las diferencias en el pueblo no son un asunto de buenos y malos, sino de una situación compleja en donde la depresión económica y la ignorancia juegan un papel fundamental”.

“Yo personalmente me di cuenta relativamente tarde que el proyecto de la Alta Velocidad era nocivo para la comunidad y el territorio”, comenta Diego. Y, sonriendo, explica: “a mí me pasó como al chiste del tipo que, manejando de noche, escucha a un comentarista en la radio advirtiendo a los automovilistas sobre la presencia de un loco que maneja en sentido contrario; y el tipo piensa:  debe ser más de uno, porque desde hace rato vengo esquivando a varios locos que vienen en contrasentido. El problema es que no puedes ir en contra de la realidad por mucho tiempo sin darte cuenta de que estás equivocado, y yo creo que a la gente de Susa que está a favor del proyecto le pasa exactamente lo mismo”.

Ante la falta de trabajo y oportunidades, muchas personas están convencidas de que la obra traerá empleos para la gente del valle; otros, por su parte, mantienen intereses más concretos, como los dueños de los hoteles y los restaurantes, que hospedan y alimentan a los numerosos contingentes de carabineros, desplegados de manera permanente en el territorio. Pero, ¿por cuánto tiempo puede funcionar esta situación? La lógica del dinero “escaso y sucio, pero instantáneo”, advierte Diego, “no puede funcionar por mucho tiempo. Incluso si se llega a imponer la obra, ésta concluirá, y no sólo no habrá creado ningún empleo o infraestructura que contribuya al desarrollo de la comunidad, sino que terminará destruyendo por completo el territorio y la calidad de vida de la gente.”

En las obras de Chiomonte, a las afueras del pueblo de mismo nombre -a siete kilómetros de Susa- se está destruyendo una zona otrora boscosa solamente para experimentar la viabilidad del túnel definitivo, a través de la creación de un “túnel de prueba”. El de prueba, luego de algunos meses de iniciado, avanzó poco más de 200 metros, de los aproximadamente siete kilómetros de montaña que debería atravesar (el verdadero deberá tener una longitud de 50 kilómetros).

Mario Carvargna, presidente de la asociación Pro-Natura, advirtió en un artículo publicado en el año 2010, sobre los graves riesgos a la salud que representan tanto las pruebas en Chiomonte como la completa realización de la ferrovía, partiendo de los efectos nocivos que tuvo la construcción de la autopista que actualmente pasa por la misma zona. En 1992, dicha autopista provocó una alarma ambiental debido a las altas concentraciones de plomo y arsénico encontradas en el vino que se produce en Chiomonte, como consecuencia del polvo de cemento liberado en el ambiente durante su construcción. “Las obras de la autopista de Chiomonte duraron sólo cinco años, y al momento de los estudios ya estaban concluidas. La duración de los trabajos de la ferrovía, según el proyecto, será de al menos tres o cuatro veces más”, concluye Carvargna.

Hasta el 27 de junio del 2011, la zona donde hoy se construye el túnel experimental fue resguardada permanentemente por miembros del movimiento. En esa fecha, la policía y el ejército lograron desalojarlos tras el despliegue de un operativo que arrojó cientos de heridos y decenas de detenidos. Actualmente, más que los progresos de la obra (visiblemente escasos, no obstante las fanfarrias mediáticas que festejan lo contrario), llama la atención que alrededor se creó una verdadera fortaleza para proteger los trabajos, con vallas, alambre de púas de doble filo y potentes reflectores que iluminan los bosques circundantes, para evitarle sorpresas a la guardia permanente de la policía y el ejército.

La tensión es constante dentro de la obra-fortaleza: mientras Diego muestra la zona, de improviso dos guardias comienzan a moverse nerviosamente y poco después llega una patrulla de la policía. Somos solamente cinco personas, pero el nerviosismo está justificado, señala Diego: “Están en alerta porque esta noche vendremos todos a hacer un paseo con Giacu”.

Buscando al elfo Giacu

Después de las nueve de la noche del 6 de diciembre, la gente comienza a reunirse en un estacionamiento cerca del pueblo de Giaglione, a dos kilómetros de la obra-fortaleza. Al final son poco más de doscientas personas provenientes de Susa, Chiomonte y Bussoleno, otro bastión de la lucha No-Tav. El clima es festivo, no obstante el nerviosismo ante la posibilidad de una reacción violenta por parte de la policía. Y es que en los últimos meses la represión hacia el movimiento se recrudeció: a la constante campaña mediática en contra de la resistencia, se suman las detenciones selectivas y la reactivación de viejos procesos judiciales no sólo en el territorio del Valle de Susa, sino también contra personas solidarias de otras regiones de Italia. Los cargos van desde ataques a la paz pública hasta intento de homicidio y terrorismo.

La caminata rumbo a Chiomonte comienza. Los “violentos”, “sediciosos”, “anarco-insurreccionalistas” y demás adjetivos que pueblan el vocabulario del desprestigio teledirigido, tienen en promedio más de 50 años. Es una noche fría -no tanto como debería, dicen-, con menos cuatro grados, y Diego bromea: “si al llegar a las obras todos nos quitamos los gorros ante los reflectores de la policía, la respuesta sería una aurora blanca, considerando todas las canas que acumulamos”.

El recorrido se hace sin consignas, y se ilumina el camino en medio del bosque con linternas y teléfonos celulares. La gente platica sobre las últimas noticias de la resistencia en los distintos pueblos; intercambian impresiones sobre las leyes a medida recién aprobadas que los consideran terroristas, y se cuentan las últimas novedades de la familia y la comunidad. En general, el nivel de información que maneja la gente hace pensar en una verdadera inteligencia colectiva en acción.

Más que la realización de la obra, con la ocupación de Chiomonte el gobierno italiano busca crear en la gente (sobre todo en los opositores), la sensación de que el proyecto no dará marcha atrás. No es casual que el 12 de noviembre del año 2013, Mario Virano, presidente del Observatorio Turín-Lyon, declarara que “cualquier persona con honestidad intelectual y buen sentido se da cuenta de la irreversibilidad de esta obra”. Esta clase de declaraciones, comunes a toda la clase política, no minan los ánimos del movimiento No-Tav. “La acción de esta noche”, explica un joven que prefiere no dar su nombre, “tiene como objetivo acosar a los invasores y demostrarles una vez más que aquí estamos, y que si hay algo irreversible es la resistencia”.

Es media noche cuando, en franca violación a la ley, llegan los primeros manifestantes al borde de la obra-fortaleza. Como todos saben por estos rumbos, acercarse al último tramo de la calle de terracería que lleva a las obras de Chiomonte está prohibido, debido a una orden de la prefectura que limita la libertad de tránsito en la zona. La ley establece claramente que dicha prohibición puede extenderse solamente por un periodo limitado de tiempo, pero desde el inicio de los trabajos de construcción -hace un año y medio-, la orden de la prefectura fue renovada al menos 13 veces de manera continua, evidenciando una interpretación bastante particular de la ley, tal como han señalado en numerosas ocasiones los abogados del movimiento. La orden, en todo caso, es un pretexto genial para justificar eventuales arrestos.

Apenas superado el “confín de la legalidad”, alguien bromea sobre el efecto navideño de las numerosas torretas de la policía iluminando la montaña. Mientras tanto, desde distintos puntos del bosque se escuchan algunas voces que gritan el nombre de Giacu, como quien busca a alguien que se ha perdido. Giacu es el diminutivo de Giacomo, en lengua piamontés. “Para los manifestantes”, explica Diego, “Giacu es un elfo No-Tav que se pierde en el bosque y le hace travesuras a la policía y al ejército”. En paseos como éste, la gente le llama a gritos para evitar que se pierda, o para reprenderlo cuando esporádicamente estalla una bomba de papel o un fuego pirotécnico en el perímetro de la obra.

“Somos todos elfos”, agrega Mario, otro miembro del movimiento, “y buscamos a Giacu siempre que venimos a esta parte del bosque a protestar, sea de día, de noche o en la madrugada. El problema”, dice, irónico, “es que a veces despertamos a la policía en noches más frías que ésta.”

Durante el mitin, que se improvisa con megáfono o a capella, los manifestantes reafirman su voluntad de resistir por el tiempo que sea necesario en defensa de su territorio. De tanto en tanto, los oradores son interrumpidos por la gente que canta a coro canciones contra el TAV, o  que llama nuevamente a Giacu tras el estruendoso estallido de alguna bomba de papel. Luego de dos horas, los manifestantes se retiran del lugar ordenadamente hacia Giaglione.

La jornada de protesta no ha terminado: apenas se reúnen todos en el estacionamiento, algunos voluntarios organizan una “serenata” para los policías que se hospedan en el hotel Napoleón, en el pueblo de Susa. “Somos viejos pero tenemos mucha energía”, comenta un señor, luego de constatar que son las dos y media de la mañana.

Resistir en los tribunales

Para los opositores al Tren de Alta Velocidad, practicar la resistencia no es una cosa indolora. Además de la violencia organizada de los cuerpos represivos, existen múltiples instrumentos usados por la magistratura de Turín contra los activistas del movimiento. Tras varios años de resistencia, muchos fueron golpeados también por la represión jurídica; actualmente, son casi cien los procesos abiertos en contra del movimiento, con más de 500 personas denunciadas, indagadas o condenadas. Esta suerte, sin embargo, no se limita a los anarquistas o a los miembros de los centros sociales que se solidarizan con el movimiento, y afecta sobre todo a las personas comunes que participan o simplemente simpatizan con la lucha.

La enorme heterogeneidad de los pueblos en resistencia, así como su tenacidad y determinación para frenar el tren, obligaron a la magistratura a dar un salto de calidad en el terreno punitivo. El mensaje es claro: desde ahora, todos -participantes del movimiento y gente solidaria-, pueden ser acusados de “terrorismo” y/o “asociación subversiva”. Este clima de represión fue el centro de la discusión de un encuentro organizado el 7 de diciembre, en Bussoleno, bajo el título “El derecho a la resistencia. El Valle no se detiene”. El evento incluyó numerosas participaciones del equipo legal del movimiento No-Tav, así como de periodista e investigadores.

Claudio Novaro, abogado del movimiento, denunció que es cada vez más evidente el peso atribuido a la identidad política de los individuos indagados, tanto en los procesos judiciales como en las detenciones cautelares. Una cuestión particularmente grave que, tal como sostiene Novaro, recuerda los métodos judiciales de la Alemania de los años treinta, donde no sólo se juzgaba el hecho en sí, sino sobre todo a la identidad de la persona juzgada, con el fin de determinar el tipo y la severidad de la pena.

Otros exponentes recordaron las constantes denuncias de la Unión Europea contra la sobrepoblación de las cárceles italianas, con particular referencia a las detenciones cautelares en espera de juicio, a las que el Estado recurre en casos particularmente graves, pero que se aplican con mucha desenvoltura cuando se trata de los miembros del movimiento No-Tav.

Stefano Bertone dio cuenta de un estudio-denuncia llevado a cabo por investigadores y miembros del movimiento sobre la tristemente célebre “Operación Hunter”, una acción militar llevada a cabo por los cuerpos de seguridad del Estado italiano, que el 3 de julio de 2011 causó estupor a nivel nacional por el grado de brutalidad que la caracterizó. Uno de los hechos más graves fue el despliegue de toda clase de argucias legales para evitar que cualquier uniformado se viera involucrado en un proceso legal, no obstante las denuncias y las pruebas flagrantes esgrimidas por los abogados del movimiento, entre las que se cuentan videos, fotografías, testimonios y la nada despreciable cantidad de 4 mil 357  cargas de lacrimógenos utilizados durante las seis horas que duró el enfrentamiento, según un informe de la propia policía filtrado por el colectivo Anonymous.

La cuestión No-Tav ayudó a superar algunas de las divisiones al interno de los movimientos sociales en Italia. Una activista de Radio Onda Rossa explica que la división es producto sobre todo de la represión de Génova, en 2001. El problema es que luego de la cumbre del G-8, el movimiento social italiano terminó por interiorizar la división entre “buenos y malos”, impuesta por los medios de comunicación a través de la figura multiusos del black block, lo que afectó la organización y todo intento de unidad. Hoy, subraya la activista, “observamos que la fractura en el tejido de los movimientos está sanando, y que esto se debe en gran parte a los pueblos en lucha del Valle de Susa”.

Escuchando las palabras de los participantes en el evento, y de los elfos No-Tav, queda claro, en todo caso, que ya no es posible reducir los alcances de esta lucha a la mera cuestión de la ferrovía. No sólo se lucha contra una obra nociva desde todos los puntos de vista, sino también contra un sistema completo de gestión clientelar de las relaciones sociales, basado en la repartición de concesiones de infraestructura, y la separación de instituciones presuntamente democráticas de las necesidades de la gente, para el continuo favorecimiento de las élites económicas y políticas en este país.

Publicado el 16 de diciembre de 2013

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