San Lorenzo -Nariño-, un municipio cuya economía se basa principalmente en el café y la agricultura, es una fuente de agua para sí mismo y para otros municipios. Hace parte del proceso del Territorio Campesino Agroalimentario del Macizo (TECAM), de la Red Social de Familias Lorenceñas Las Gaviotas, que confluyen en el Comité de Integración del Macizo Colombiano -CIMA- y por supuesto del Coordinador Nacional Agrario de Colombia -CNA-. En este territorio se desarrolla una agricultura sostenible, el rescate de las semillas propias, nativas y tradicionales bajo la propuesta de la agroecología.
Esta lucha por defender la vida, el territorio, el agua y la comida ha llevado a declarar este municipio como territorio libre de transgénicos por el concejo municipal el pasado 4 de abril. Por eso, la Red social Las Gaviotas junto a otros actores como Pastoral Social, los guardianes de semillas y el campesinado Lorenceño celebran esta importante decisión, porque es otro esfuerzo para cercar al municipio y al departamento de las amenazas mineras y del capital privado que busca robarse los bienes comunes y destruir la naturaleza (en San Lorenzo hay cuatro titulaciones mineras en la parte alta, donde nacen fuentes hídricas).
Se han presentado varios tipos de alarmas que desde hace dos años motivaron a impulsar esta iniciativa, como es el caso de encontrar semillas tradicionales contaminadas por transgénicos en el municipio de Arboleda, conejos con tumores cancerígenos y daños económicos debido a la importación de estos productos a la economía nacional y local, pues trae miseria al pequeño y mediano campesino que no puede competir con las multinacionales[1]. Así mismo, se buscó asesoramiento, información, consultas, para emprender acciones como la recolección de firmas, el proceso de concienciación en los habitantes del municipio y la conformación de un comité que llevara a cabo este proceso.
¿Pero cuáles son los efectos de estas semillas artificiales?
Erosionan la biodiversidad del suelo, contaminan las semillas propias y contaminan la naturaleza con los agrotóxicos que deben usarse en este tipo de cultivos para rendir su producción. Ni las gallinas de las fincas se comen estas semillas importadas que venden en las tiendas. Se conocen casos donde ha producido cáncer en conejos. Tanto es el daño que produce este producto, que la legislación europea lo ha prohibido en algunos países de este continente, aunque la alimentación humana global es un negocio privado de las multinacionales[2].
En ese sentido, la alternativa de los campesinos de San Lorenzo es garantizar los derechos de los campesinos al continuar con la declaración a todos los municipios productores de comida libres de transgénicos, al tiempo de seguir exigiendo al Estado que no importe este tipo de productos, como lo son el maíz, el algodón y la soya. Por otra parte, se debe hacer un proceso de multiplicación y consumo de alimentos hechos con semillas tradicionales o nativas, fortalecer los centros que se encargan de proteger y guardarlas, intercambiarlas en todos los espacios donde se participe y crear conciencia de consolidar la agrodiversidad.
El logro de esta alternativa, pasa porque todas las organizaciones campesinas tengan entre sus actividades la siembra y multiplicación de alimentos nativos. En cada organización debe existir un comité de semillas que impulse redes de guardianes, centros de semillas y hacerlas valer en todo momento. No hay que olvidar establecer acuerdos con las alcaldías, concejos municipales, entidades departamentales para que se difundan estos productos tradicionales. Desde la finca, la vereda, en la movilización, son válidas las acciones encaminadas a defender este patrimonio de las comunidades.
Después de la declaración en San Lorenzo, los campesinos y campesinas buscarán la vía para que esto se convierta en política pública municipal para lograr incidir en el Plan de Ordenamiento Territorial, planes de desarrollo y demás proyectos colectivos. El diálogo con la institucionalidad no para allí, se le hará seguimiento a la administración local en materia de control de los productos que llegan a las tiendas del municipio. Desde los procesos del CIMA en este territorio, seguirán transitando hacía la agroecología, por medio de la reconstrucción de la escuela agroambiental, garantizando el acompañamiento técnico de campesino a campesino.
*Este artículo fue realizado gracias al diálogo con Rober Elio, miembro del Comité de Integración del Macizo Colombiano -CIMA-Nariño.
[1] Cifras de la Sociedad de Agricultores de Colombia -SAC- demuestran que mientras las exportaciones del sector crecieron entre 2000 y 2015 en 4,8%, las importaciones lo hicieron en 107%, lo que representa 11,4 millones de toneladas de importación frente a 4,2 millones de toneladas exportadas. https://www.elheraldo.co/economia/colombia-importa-30-de-los-alimentos-que-consume-273145
Otro dato, es la importación a Argentina de cereales, alimentos para animales, tractores, bicicletas, grasas y aceites naturales, semillas y frutos; y productos de navegación marítima y fluvial. http://www.portafolio.co/economia/los-paises-y-productos-que-colombia-mas-importa-501040
[2] La Unión Europea (UE) tan sólo permite el cultivo de un tipo de maíz transgénico (MON810), siendo España su mayor productor, con pequeñas superficies cultivadas en otros cinco países. Alemania, Francia, Austria, Hungría, Grecia, Luxemburgo, Polonia y Bulgaria han prohibido su cultivo. https://www.ecologistasenaccion.org/IMG/pdf/zonas-libres-transgenicos.pdf
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