Atenas, 7 de noviembre. Los diputados griegos adoptaron el miércoles a última hora de la noche el nuevo plan de austeridad exigido por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a cambio de asistencia financiera. La aprobación se dio por votación mínima, pese a las protestas de miles de personas frente al Parlamento.
Los griegos protestaron contra el nuevo paquete de rigor que pretende ahorrar 18 mil millones de euros de aquí a 2016, en el país más afectado tras la crisis de deuda de la eurozona, que lleva tres años con medidas de austeridad y cinco de recesión y donde el desempleo rebasa 25.1 por ciento de la población.
La aprobación del plan era una condición impuesta por los acreedores internacionales para reanudar la entrega de ayuda financiera a Grecia, que sin ella podría caer en cesación de pagos a finales de mes. Los ministros de Finanzas de la zona euro deben reunirse el 12 de noviembre para examinar el caso griego y eventualmente autorizar un tramo vital de préstamos de 31 mil 200 millones de euros congelados desde junio.
La policía griega arrojó chorros de agua contra los manifestantes que lanzaban bombas molotov frente al Parlamento, durante la mayor manifestación registrada en un año contra los recortes de gastos para evitar la bancarrota.
A pesar de la lluvia, casi 100 mil manifestantes, algunos coreando «¡Peleen!¡Les están chupando la sangre!», llenaron la plaza y calles aledañas mientras los parlamentarios debatían los impopulares recortes de presupuesto y reformas laborales.
Los diputados griegos votaron presionados por los manifestantes. La tensión se sintió tanto fuera de la cámara, cuando un grupo de unos 300 encapuchados dispararon proyectiles y lanzaron bombas molotov contra la policía, como dentro, cuando un incidente en la sesión interrumpió el debate.
Las medidas, contenidas en un solo artículo de 400 páginas, plantean el recorte de los sueldos más altos de funcionarios, desde el jefe del estado mayor del Ejército hasta los profesores de universidad, pasando por policías, bomberos y jueces, que este miércoles tacharon la medida de «inconstitucional» e «ilegal». Los sueldos de los diputados, en cambio, se mantienen.
También se prevé un aumento de la edad de jubilación de 65 a 67 años, recortes en las pensiones de más de mil euros mensuales, la partida de miles de funcionarios, una mayor desregulación del mercado laboral, que incluye el abaratamiento y facilitación de despidos, la apertura a la competencia de profesiones protegidas y aumentos de impuestos sobre el gas y el tabaco.
La violencia estalló cuando un puñado de manifestantes intentó sobrepasar una barricada para entrar en el Parlamento, a lo que las fuerzas antidisturbios respondieron con gases lacrimógenos, bombas de humo y, por primera vez en una protesta contra la austeridad, chorros de agua. Al menos 35 personas fueron detenidas y no hubo reportes de heridos de importancia, según reportes de la policía.
El caos se extendió al interior de la asamblea, donde la sesión se vio brevemente interrumpida cuando los trabajadores del Parlamento hicieron huelga en protesta por un cláusula que habría recortado sus salarios. En un humillante cambio de opinión, el gobierno se vio obligado a cancelar la medida para permitir el reinicio de la sesión.
El gobierno logró 153 votos en el Parlamento de 300 escaños, y el partido conservador Nueva Democracia y el socialista Pasok expulsaron a siete diputados de sus bancas por no apoyar la votación.
Toda la oposición, 128 diputados de los 299 presentes, votó en contra. El paquete de recortes es precursor de la ley de presupuesto 2013, que el gobierno espera que se apruebe el domingo.
«Hemos dado un paso determinante y optimista hacia la recuperación», declaró el primer ministro conservador Antonis Samaras al salir de la cámara, previendo que la votación del presupuesto 2013, programada el domingo, «se aprobará sin problemas».
Convocados por los principales sindicatos y por la oposición de izquierda radical y comunista, más de 70 mil manifestantes según la policía casi 100 mil, según los medios, se reunieron a finales de la tarde ante el Parlamento para protestar contra este nuevo plan de ajuste.
La capital griega se vio paralizada el martes y miércoles a causa del paro general, aunque el metro volvió a funcionar esta tarde para que los manifestantes pudieran movilizarse. Los transportes marítimos y aéreos estuvieron perturbados. El sector sanitario también se vio afectado, con las farmacias cerradas y los hospitales funcionando a mínimos. También se sintió el paro en algunos bancos, en la justicia y las administraciones locales, mientras en las calles se observaba la acumulación de basura.