La historia de Beyond Care
Estados Unidos. Después de enfrentarse a la precariedad en el trabajo, bajos salarios y desempleo, Susana Peralta y otras 19 mujeres tomaron la visión de una reestructuración radical del lugar de trabajo para ejerecerla como realidad. Su creación fue la cooperativa Beyond Care que floreció en 2008 como una nueva forma de proporcionar empleo de calidad para la comunidad de Sunset Park, Brooklyn.
El lugar de trabajo alternativo ofrece un servicio alternativo de media jornada y jornada completa para cuidar niños, en donde las mujeres son sus propias jefas y eligen sus propios horarios y salarios, un diferencia radical si se compara con los lugares de trabajo tradicionales.
«No sólo creamos un espacio con salarios más justos, sino que hemos encontrado una manera de dar empleo a toda nuestra comunidad», dice Peralta, la presidenta de la cooperativa Beyond Care.
Peralta y sus compañeras de trabajo son exactamente lo que Richard Wolff y su organización, Democracy at Work, en colaboración con Truthout y otros socios, conceptualizaron para el futuro del empleo.
Democracy at Work nació en 2011, después de que el programa de radio de Wolff, Economic Update, se volvió popular en más de diez ciudades, y sus oyentes estuvieron cada vez más desesperados por una solución a la abismal crisis económica y del empleo.
«La gente quería una solución, así que tuvimos que responder a esta demanda», dijo Wolff. «La respuesta que se nos ocurrió es democracia en acción, algo que respondiera a las críticas que estamos haciendo a las fallas del sistema para resolver sus propios problemas, y al fracaso del viejo socialismo tradicional en ser un modelo que atraiga y emocione a la gente».
La idea fundamental de Democracy at Work es la creación de una sociedad basada en empresas autodirigidas por sus trabajadores. Totalmente igualitaria en todos los sentidos, los trabajadores dirigen el negocio, comparten los activos y crean un espacio de trabajo que se ejecuta en armonía no sólo con sus trabajadores, sino a toda la comunidad.
Wolff argumenta que los trabajadores que tienen el control de sus propios lugares de trabajo son mucho menos propensos a querer ir a trabajar al extranjero, pagar malos sueldos o contaminar sus propias comunidades. Además, las empresas de los trabajadores llegan a ser plenamente operativas, se benefician aquellos que participan como trabajadores, así como los clientes y las comunidades a las que sirven.
Pero antes de que Beyond Care entrara en pleno funcionamiento, las mujeres trabajaban todos los días sólo para promover el negocio y para conseguir sus primeros clientes. Tenían que construir la guardería con la sola idea, sin dinero, fue totalmente responsabilidad suya conseguir el ímpetu para el negocio. Colocaron volantes por todo el barrio, tratando de difundir información sobre su cooperativa. Después de cuatro años de promoción de boca en boca y de más publicidad, el colectivo consiguió su primer cliente.
Ahora, Beyond Care cuenta con más clientes de los que puede manejar; la guardería tiene que negarse a recibir a casi siete clientes por semana debido al crecimiento de su popularidad. A los les encanta que sus hijos estén aprendiendo español y que Beyond Care funcione de manera completamente democrática, agrega Peralta.
Las mujeres asisten constantemente a cursos de formación y actualmente están trabajando en la ampliación de sus servicios para satisfacer las necesidades de los niños con discapacidades. A diferencia de otros lugares de trabajo tradicionales, complacer a su base de clientes es vital para la supervivencia de Beyond Care.
«Si trabajas con una agencia, trabajas para complacer a tu jefe, cuando trabajas por una cooperativa, tienes más incentivos para complacer a los clientes, porque tu trabajo depende directamente de eso», explica la desarrolladora colectiva Emma Yorra.
Pero quizás lo más importante, dice Peralta, es la seguridad del empleo que proporciona un trabajo dirigido por el colectivo. Nadie se preocupa por no tener clientes o ser despedido y no tener un lugar a dónde ir. Siempre hay clientes y trabajo qué hacer para la comunidad.
«Todas tenemos los mismos beneficios y seguridad ahora», asegura Peralta. «No es solamente quienes iniciamos la cooperativa; estamos interesadas en algo que beneficie a toda la comunidad.»
Esta «reorganización radical y democratización de la empresa», de acuerdo con Wolff, otorga a los trabajadores el control total de sus lugares de trabajo, les permite decidir sobre sus salarios y horas justas de trabajo, tal como Beyond Care ha estado haciendo durante los últimos cuatro años. En un ambiente de trabajo democrático, ya no deciden los salarios los jefes o agencias, resolviendo así el problema de los trabajadores que sufren la incapacidad de pagar los gastos básicos.
Sin embargo, la seguridad del empleo sería el resultado más beneficioso de las empresas auto-dirigidos por sus trabajadores, añade Jen Hill, cofundadora de Democracy at Work.
«Cuando las personas tienen seguridad en su trabajo, y libertad de participar en la política, en la vida de la casa y pasar tiempo con sus familias, se produce una sociedad más educada y creativa donde todos tienen voz», dice Hill. «Estas generaciones podrían auto-expresarse, ser más equitativas y más seguras. Lo contrario de lo que el capitalismo nos ha dado: inseguridad y la desigualdad».
La Historia de Red Emmas
La libertad y el control democrático de una cooperativa permitieron a los miembros fundadores de la librería Red Emmas en Baltimore, Maryland, la libertad de expandirse más allá de un negocio tradicional. Colectivizada a finales de 2004, Red Emmas ha florecido en un negocio totalmente sostenible, con una cafetería que sirve café de comercio justo, un espacio para el debate político, un laboratorio de computación libre y una plantilla para que otros puedan comenzar su propio colectivo.
«Queríamos construir una infraestructura para crear el mundo que queremos ver y un espacio que nos permita poner en práctica nuestra política», dijo Kate Khatib, miembro fundador del colectivo Red Emmas. «Emmas es un experimento, un laboratorio para ver si estas cosas que hablamos en nuestra literatura realmente funciona, y si no, ¿por qué no funciona? ¿Qué podemos hacer en su lugar?»
La librería es propiedad de los 14 miembros del colectivo y está dirigida por ellos y por un grupo de voluntarios. Red Emmas se convirtió en un producto de su propia política, dando a cada miembro voz en todos los aspectos de la operación. Pero Emmas todavía tiene algunos de los mismos obstáculos que muchas otras librerías independientes de todo el país tienen. El colectivo todavía enfrenta momentos de dificultad en ventas de libros o reparación del espacio.
A pesar de que Emmas es un colectivo abierto, uno necesita seis meses para convertirse en un miembro de pleno derecho. Después de tres meses de trabajo voluntario durante cinco horas a la semana y una serie de puestos de control y revisiones, el colectivo debe llegar a un consenso completo antes de invitar a alguien a unirse. Después, con tres meses más de trabajo como miembro provisional, son elegibles para convertirse en un miembro completo del colectivo y firman oficialmente a los documentos de propiedad de Red Emmas.
«Los colectivos ofrecen una manera de cambiar nuestra forma de pensar en el trabajo», dice John Duda, otro miembro y cofundador del colectivo. «Es un espacio que cambia las expectativas de la gente sobre lo que el trabajo puede ser».
El consenso se convierte en la base de cada jornada de trabajo. Cada miembro y voluntario sabe exactamente dónde va cada bombilla del espacio, cuánto dinero se ha ganado durante la semana y de dónde vienen los productos agrícolas para la cooperativa (locales, de propiedad familiar, tiendas de comestibles) También los miembros tiene que participar en cada decisión de negocio.
Reuniones semanales colectivas se ejecutan para que cada participante tenga la oportunidad de expresar su voz. Cada miembro se centra en un aspecto determinado de Emmas: relaciones públicas, ordenamiento de los libros, voluntarios y logística. La democracia directa produjo que Emmas sea una de las librerías mas visitadas en Baltimore y de ser el modelo de una coopertiva que pueda influir otros proyectos de negocio.
«Es gratificante ver que es posible construir algo que sea sostenible, y que tenga la capacidad de reproducirse a sí mismo como una institución», dijo Duda. «Esto abre un espacio donde las personas aprenden a vivir un poco diferente».
Democracy at Work está difundiendo esta plantilla para que sea más fácil para los colectivos y cooperativas que puedan surgir en las ciudades donde el desempleo está deteriorando comunidades enteras. La organización está produciendoo videos informativos para que estos métodos sean más accesibles, y hay planes para organizar un centro de formación donde las ideas se manifiestan en planes de negocio concretos.
«Estamos desarrollando un movimiento. Tenemos la idea básica. Tenemos un público muy entusiasta», dijo Wolff. «Está creciendo, pero el truco es cómo encontrar una manera de aglutinar gente, darles suficiente para hacer para que se sientan parte de algo, porque eso es lo que quieren».
Reproducido con permiso de Truth-out.org
Publicado en Desinformémonos el 14 de enero de 2013