La cerrazón del Gobierno español, que arrastra al francés, para no encarar el diálogo directo con ETA recomendado por la Declaración de Aiete genera una situación de alta inestabilidad en el proceso de soluciones, pese a los esfuerzos de mediadores internacionales y de la propia ETA, según las fuentes consultadas por NAIZ.
La agencia estatal Efe difundió el domingo un despacho para dar cuenta de reuniones mantenidas, supuestamente, en Noruega, por delegados de ETA con la Comisión de Verificación. El teletipo de la agencia ha dado pie a titulares que muestran una realidad poco asentada, cuya fragilidad puede verse incrementada, precisamente, por este cúmulo de especulaciones, y ser aprovechada por los sectores securócratas para limitar los márgenes de actuaciones instancias internacionales, incluso gobiernos, que pudieran comprometerse con un proceso de paz.
Las filtraciones de los últimos tiempos, siempre a tenor de las opiniones recabadas por NAIZ en fuentes del movimiento independentista, se interpretan como un intento de dificultar los canales y marcos de relación con ETA, a la vez que se intenta desvirtuar la agenda de soluciones que los facilitadores internacionales han manejado.
En las informaciones periodísticas, la cuestión se centra casi en exclusiva en el desarme de ETA, cuando, paradójicamente, la gestión de aquellos que reclaman con más ahínco ese desarme y hasta la disolución de la organización, como el propio Gobierno español, está perjudicando objetivamente a que todo ello se pueda abordar de una forma ordenada, tal como aconsejan los propios expertos en resolución de conflictos.