En su casa Toni Muñoz enciende la calefacción una semana sí y otra no. «La pongo solo cuando tengo a la niña», explica Muñoz separado y con la custodia compartida de su hija. «Si ella no está, tiro de mantas y jersey», reconoce este bombero forestal madrileño, especialista en llegar en helicóptero a los fuegos en las situaciones más críticas cada verano, pero que este invierno tiene que reducir al máximo sus gastos, al peligrar su plaza en el servicio de extinción de incendios por los recortes.
El caso de Muñoz no es aislado. Él explica que tiene varios amigos con «dificultades» económicas que también han desempolvado las «mantas de la abuela» para rebajar la factura de la luz. Otros buscan alternativas más económicas para no dar la luz o el gas, como los pellets (biomasa). Y le cuentan que «en los pueblos» se quema más leña que nunca en chimeneas y salamandras. Mantas, leña y frío…, es lo que los expertos llaman el auge de la pobreza energética.
La Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) pionera en estudiar esta problemática poco conocida en España pero cada vez más extendida calcula que este invierno más de 2,5 millones de familias, el 15% de los hogares, no calientan sus viviendas de forma adecuada (18-20 grados) por falta de recursos con los que pagar las facturas.
Facturas sin pagar
José Luis López, director del proyecto pobreza energética de ACA, confirma que el número de pobres energéticos ha crecido un 5% en solo dos años, espoleado por la reducción de los ingresos de las familias a causa del paro y por el encarecimiento de la energía (en enero sube la luz un 3%, en julio pasado ya subió un 7%).
La falta de calor en el hogar «causa incluso más muertes que los accidentes de tráfico Las compañías de la luz, el gas y el agua no tienen costumbre de facilitar datos sobre morosos. Intrum Justitia, multinacional sueca encargada de cobrar los impagos de Endesa, entre otras compañías, ha realizado un estudio que arroja una subida en el último año del 1,5% al 1,8% de las pérdidas por impago en las cuentas de las suministradoras de energía y agua. «Es un nivel bastante bajo», advierten, «en parte porque es difícil vivir sin agua o sin energía, pero la recesión ha hecho que la mayoría de las empresas noten mayores retrasos en el pago por parte de sus clientes».
En Cruz Roja saben bien qué ocurre si no se paga el recibo. En dos meses, llega el corte del servicio. Lidian con ello a menudo. El 43% de las personas que atienden no pueden costearse la calefacción, según su última memoria. Son más de un millón de personas sin ingresos, explica José Javier Sánchez, responsable de inclusión social de la ONG. Además, cada vez gente que antes tenía una situación «normalizada» entra en riesgo de pobreza por la pérdida del empleo.
Mantas sí, estufa no
Sánchez identifica tres factores que agravan la pobreza energética en España: la precariedad laboral, la mala calidad de las viviendas (aislamiento/humedades) y la subida de los precios de la energía.
En Cruz Roja han implantado este año por primera vez una ayuda específica a los afectados de pobreza energética. Además de ayudar a pagar algún recibo a familias con necesidades y educar en el consumo más responsable, distribuyen estufas y mantas en plena campaña invernal. «Cada vez más nos dicen que sí a las mantas y no a las estufas, porque no pueden pagar los recibos», explican en Cruz Roja.
Gladis, 70 años, y su esposo, con alzheimer, son beneficiarios del programa de asistencia de Cruz Roja. A su piso de Cornellá (Barcelona) los voluntarios han llevado este invierno mantas para la familia, así como una estufa para que el enfermo de la casa no pase frío.
Los expertos, que piden que se tenga en cuenta la eficiencia energética en las nuevas construcciones, alertan de las graves consecuencias para la salud de ser pobre energético. La falta de calor en el hogar «causa incluso más muertes que los accidentes de tráfico, a ella se pueden atribuir de orden de 2.300 de muertes prematuras cada invierno», aseguran.