Nuestros bosques, nuestra vida

Dulce María Ramos Mora y Nahum Elias Orocio Alcantara*

Foto: Gerardo Magallón / Desinformémonos

A pesar de las múltiples llamadas de alerta sobre la emergencia climática, la pérdida de la cubierta forestal en el mundo parece no tener freno. Los bosques son vitales frente a este escenario, porque son sumideros naturales de carbono, que almacenan en forma de biomasa, además de que regulan el clima y el ciclo hidrológico, retienen el suelo y previenen su erosión. Por esta razón, su protección debería ser una prioridad estratégica para todos los países.

Con la deforestación no solo se destruyen árboles, los bosques albergan más de la mitad de las especies terrestres y son la fuente de 75% del agua dulce del planeta. Por otro lado, este proceso atenta contra más de mil millones de personas, entre ellos pueblos indígenas que habitan los bosques, con los que tienen una conexión no solo física, sino espiritual.1

La deforestación es el resultado de la interacción de diversas causas entre las que se cuenta el cambio de uso de suelo, que convierte áreas forestales en tierras agrícolasganaderas o en monocultivos. A lo anterior se suma la expansión urbana y la construcción de infraestructura turística y de comunicaciones, que degrada y fragmenta los ecosistemas forestales. Otra causa de la deforestación es la tala clandestina, con la cual se explota los bosques para extraer madera de manera ilegal, lo que afecta a grandes áreas. Estos factores, impulsados por el modelo económico dominante, se retroalimentan y generan un ciclo continuo de degradación socioambiental.

De acuerdo con la Comisión Nacional Forestal (Conafor),2 la deforestación en México ha disminuido en comparación con el año de 2016, en que se talaron más de 350 mil hectáreas de bosques. No obstante, algunos casos muestran que la pérdida de la cubierta forestal en nuestro país mantiene un ritmo alarmante.

Tal es el caso de los bosques de la sierra Tarahumara, en el estado de Chihuahua, que están seriamente amenazados por la tala clandestina, y en las últimas semanas los pueblos indígenas que los habitan han vuelto a denunciar el incremento de este delito por parte del crimen organizado.3 Esta situación, que han reclamado por más de tres décadas, afecta la calidad y la cantidad de agua indispensable para su subsistencia, y con ello su seguridad alimentaria.

En el otro extremo del país, la selva Maya está siendo objeto de una acelerada deforestación por la expansión de la frontera agrícola, las plantaciones de monocultivos como el maíz y la palma de aceite, la ganadería extensiva, la construcción de carreteras, proyectos turísticos y urbanos que han fragmentado grandes extensiones de este ecosistema. En 2021, la WWF4 incluyó a esta selva como un nuevo “frente de deforestación”, que se suma a otros 23 sitios que en conjunto concentran la mayor pérdida de bosques a nivel global, debido a que poseen un alto número de puntos críticos de pérdida forestal, en donde grandes áreas de bosque remanente están seriamente amenazadas.

Esto muestra que, a pesar de las políticas y los programas gubernamentales del presente sexenio, así como de los compromisos internacionales para reducir la deforestación, esta no cesa.

Por ejemplo, el programa Sembrando Vida, lanzado en 2019 por el gobierno federal para combatir la pobreza y la degradación ambiental, ha sido fuertemente criticado debido a que se considera que su incorrecta implementación y monitoreo han contribuido a la “deforestación inducida”, ya que algunos beneficiarios pudieron verse incentivados a deforestar para sembrar árboles frutales con el fin de recibir los apoyos económicos.5, 6 Se estima que entre 2019 y 2021,7 dicho programa contribuyó a la pérdida de casi 73 mil hectáreas de bosque.

Por otro lado, la construcción de proyectos insignia como el Tren Maya y el Corredor Transístmico han provocado la deforestación de extensas superficies de bosques y selvas en el sureste mexicano. Diversos medios denunciaron la tala de más de siete millones de árboles a lo largo del trayecto del tren,8, 9 mientras que se ha señalado que el Corredor Transístmico provocó la pérdida de más de siete mil árboles tan solo a comienzos de 2024.10

Al mismo tiempo, las instituciones encargadas de proteger nuestros bosques han sufrido un drástico declive presupuestal en este sexenio. Por ejemplo, la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, responsable de preservar estas zonas, y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, encargada de hacer cumplir la legislación ambiental y combatir delitos como la tala ilegal, han sufrido grandes recortes, lo que ha limitado su capacidad de operación.11 Por su parte, la Comisión Nacional Forestal, responsable del combate a los incendios, la restauración y el manejo sustentable de los bosques, enfrenta una situación económica aún más crítica, con recursos insuficientes para cumplir sus funciones.12

Frente a este panorama, cada vez más personas, colectivos y comunidades campesinas e indígenas, que dependen de los bosques para su sustento, defienden sus territorios frente a las actividades extractivas, los desarrollos inmobiliarios y de comunicación y la tala ilegal. Estos grupos se enfrentan a la violencia, el desplazamiento forzado y la criminalización, e incluso pierden la vida. Tal es el caso de Homero Gómez, asesinado en 2020 por defender los bosques de la mariposa monarca en el estado de Michoacán.

El Observatorio de Conflictos Socioambientales de la Universidad Iberoamericana (OCSA)13 documenta afectaciones sociales y ecológicas, así como los hechos de violencia provocados por proyectos extractivos en México, entre ellos los que ocasionan la pérdida de la cubierta forestal.

Detener la deforestación y la degradación de nuestros bosques demanda acciones urgentes. La nueva administración federal (2024-2030) tiene la gran oportunidad de implementar soluciones integradas, adaptadas a los diferentes contextos, que beneficien tanto a la sociedad como a la naturaleza, lo que requiere la articulación entre gobiernos, empresas, comunidades locales, pueblos indígenas, organizaciones de la sociedad civil y consumidores. Sin embargo, la gestión y el manejo sustentable de los bosques solo será posible si transformamos nuestro sistema económico y los paradigmas de desarrollo, colocando en el centro a la naturaleza y a las personas.

[1] Pacheco, P., Mo, K., Dudley, N., Shapiro, A., Aguilar-Amuchastegui, N., Ling, P., Anderson, C., y Marx, A. (2021). Frentes de deforestación: causas y respuestas en un mundo cambiante. World Wide Fund for Nature. Disponible en: https://wwfes.awsassets.panda.org/downloads/wwf_frentesdeforestacion_resumen_enero2021.pdf

[2] Comisión Nacional Forestal (Conafor) (2023). Estado que guarda el sector forestal en México 2022. Conafor. Disponible en: https://www.gob.mx/conafor/documentos/estado-que-guarda-el-sector-forestal-en-mexico-2022-349939

[3] Programa de Interculturalidad y Asuntos Indígenas Ibero (2024). Programa de Asuntos Indígenas IBERO denuncia tala ilegal en la Tarahumara. Prensa Ibero. Disponible en: https://ibero.mx/prensa/programa-de-asuntos-indigenas-ibero-denuncia-tala-ilegal-en-la-tarahumara

[4] Pacheco, P., Mo, K., Dudley, N., Shapiro, A., Aguilar-Amuchastegui, N., Ling, P., Anderson, C., y Marx, A. (2021). Frentes de deforestación: causas y respuestas en un mundo cambiante. World Wide Fund for Nature. Disponible en: https://wwfes.awsassets.panda.org/downloads/wwf_frentesdeforestacion_resumen_enero2021.pdf

[5] Meza, G. (2022). Deforestación y debilitamiento de la organización comunitaria, consecuencias de Sembrando Vida. Resonancias. Blog del Instituto de Investigaciones Sociales de la unam. Disponible en: https://www.iis.unam.mx/blog/wp-content/uploads/2022/10/reconfig-campo-sept.pdf

[6] Campos, A., y Morett, J. (2023). Sembrando Vida ante el panorama de la deforestación en México. Educate con Ciencia31(42). Disponible en: https://doi.org/10.58299/etz9nb15

[7] World Resources Institute (wri) (2021). Analizan impactos forestales y potencial de mitigación de sembrando Vida. Boletín de prensa. Disponible en: https://es.wri.org/noticias/boletin-de-prensa-analizan-impactos-forestales-y-potencial-de-mitigacion-de-sembrando-vida

[8] Forbes Staff (2023). Ecocidio del Tren Maya: la obra requirió la tala de más de 10 millones de árboles en el sureste de méxico, dicen activistas. Forbes México. Disponible en: https://www.forbes.com.mx/ecocidio-del-tren-maya-la-obra-requirio-la-tala-de-mas-de-10-millones-de-arboles-en-el-sureste-de-mexico-dicen-activistas/

[9] López, R., y Daen, A. (2024). 7 millones de árboles talados para construir el Tren Maya, reconoce el gobierno; tramo 5, el de más deforestación. Animal Político. Disponible en: https://animalpolitico.com/verificacion-de-hechos/te-explico/arboles-talados-tren-maya

[10] Servicios para una Educación Alternativa, A. C., Educa (2024). Tala SEMAR 7 mil árboles por el interoceánico, alertan defesores de Unión Hidalgo. Disponible en: https://www.educaoaxaca.org/tala-semar-7-mil-arboles-nativos-por-el-interoceanico-alertan-defensores-de-union-hidalgo/

[11] Chacón, G., Llano, M., y Palmeros, M. (2023). Cuidar lo que importa: el presupuesto para el cuidado del ambiente y las áreas naturales protegidas en el ppef 2024. Análisis y recomendaciones. Noroeste Sociedad Civil para la Sustentabilidad Ambiental. Disponible en: https://nossamexico.com/cuidar-lo-que-importa-2024/

[12] Oceana Protegiendo los Océanos del Mundo (2023). Análisis del presupuesto para el sector ambiental 2018-2024. Disponible en: https://mx.oceana.org/blog/menos-presupuesto-para-el-medio-ambiente/

[13] Más información en https://ocsa.ibero.mx/

*Dulce María Ramos Mora, coordinadora del Programa Universitario para la Sustentabilidad de la IBERO, y Nahum Elias Orocio Alcantara, asistente del mismo

Publicado originalmente en la IBERO

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