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“Negra, mujer, villera y lesbiana”: Mónica Benicio, mujer de la activista brasileña asesinada Marielle Franco

Sofía Solari

“El de Marielle es un crimen atroz contra los derechos humanos”, dijo Benicio. 


Imagen: Bernardino Avila

Mónica Benicio, pareja de la concejala brasileña asesinada Marielle Franco, visitó Argentina para denunciar la impunidad que pesa sobre el crimen de la activista. Franco recibió cuatro balazos en la cabeza el 15 de marzo mientras volvía en auto de una reunión en Río de Janeiro, tras interceptada por otro vehículo, desde donde salieron los disparos. Marielle falleció junto al conductor.

Benicio, invitada por organismos de derechos humanos y agrupaciones políticas, participó de un homenaje a la militante del Partido Socialismo y Libertad que se realizó el miércoles en el Congreso, con la presencia de Adolfo Pérez Esquivel, Nora Cortiñas y Pino Solanas. Además, Benicio visitó ayer el Parque de la Memoria y recorrió las placas de los desaparecidos en la última dictadura argentina. Acompañada por “Mariellita”, muñeca que imita a pequeña escala la fisionomía de Marielle, Benicio conversó con PáginaI12. “El de Marielle es un crimen atroz contra los derechos humanos. El mundo mira a Brasil con extrema vergüenza”, denunció.

–¿Cómo está actualmente la causa de Marielle Franco?  

–Hasta ahora sólo se señalan algunas líneas de investigación mucho más propuestas por los medios que por las autoridades. Concretamente hoy no se tiene nada, ni claras declaraciones ni pronunciamientos. Sólo declaraciones vacías que no tienen nada que acredite que estamos realmente caminando a descubrir quién la mató, quién la mandó a matar y las motivaciones de ese crimen. Ya son 175 días sin nada.

–Al momento del asesinato, el presidente de Brasil, Michel Temer, dijo que su crimen no que-dará impune, ¿usted cree que habrá justicia?

–Temer es un presidente ilegítimo, un golpista, que yo no lo reconozco como presidente, entonces la palabra de ese señor no me vale nada. Sobre justicia, él no entiende absolutamente nada. Las declaraciones que hizo fueron por el compromiso que le exige ser el presidente de Brasil y porque el asesinato de Marielle fue un crimen atroz contra los derechos humanos y por lo que todo el mundo miró a Brasil con extrema vergüenza. El mundo entero pide justicia por Marielle y el en su rol político se pronunció, pero yo no tengo ninguna duda de que el caso de Marielle no quedará sin justicia, no importa los años y el esfuerzo que lleven.

–¿Cómo fue el apoyo de los organismos internacionales de derechos humanos?

–Recibí mucho apoyo no sólo del área de derechos humanos sino principalmente de mujeres que son defensoras de derechos humanos y que se articulan en diferentes puntos del mundo y me llevan para charlar, debatir y acogerme como se hizo ayer en el homenaje a Marielle en el Congreso de la Nación y donde me hicieron saber que no estoy sola en esta lucha. Eso es fundamental porque me da fuerzas para seguir.

–Marielle denunciaba constantemente el violento accionar de las fuerzas policiales en Río de Janeiro y en especial en las favelas. ¿Tenía miedo de lo que pudiesen producir sus denuncias?

–No había ninguna sospecha de amenaza. Ella no tenía miedo a nada; era muy combativa en la manera de expresarse y de pronunciarse. Pero nada de lo que ella hizo justifica la barbarie que pasó el 14 de marzo.

–Marielle, que nació en la favela de Maré, al norte de Río de Janeiro, estaba preocupada por mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos que viven en esos barrios, ¿Cómo fue para ella vivir ahí?

–Vivir en las favelas no es fácil. Una vez yo estaba ayudando a Marielle a preparar un discurso y use una frase que me dijo una vez una amiga, y que me impactó mucho: “el villero ya nace en la tragedia”. Quienes nacemos ahí, nos acostumbramos a ese contexto violento sin percibir que vamos banalizando todo tipo de violencia, ya sea social, política o económica. Pero al mismo tiempo, no nos damos cuenta de algo importante y es que en ese proceso nos volvemos resistencia. Es muy duro bajo algunos puntos de vista, pero también es muy bonito porque hay una unión fraterna, un espíritu de vecindad que no es común en los barrios de clase media.

–¿Cómo influyeron en la formación política de Marielle, sus vivencias en Maré?  

–Creo que fueron fundamentales porque ahí aprendió a ser solidaria, a tener empatía por el otro. Esa formación que es una formación de origen solidaria, humilde, hizo que crezcamos y tengamos otro tipo de postura al ocupar un espacio de poder, porque conocemos ese dolor de cerca.  Por eso la política de Marielle se construía sobre el afecto, era una política que abrazaba a todos en la calle, que siempre sonreía, que lloraba cuando veía a una madre perder a su hijo o a un villero tener su casa invadida por la policía. Marielle se reconocía en el dolor del otro.

–En 2017 Marielle asumió como concejala por Río y fue la quinta más votada, ¿qué representaba Marielle? 

–En Brasil, los espacios de poder estuvieron siempre dominados por hombres, blancos, machistas y con plata. La candidatura de ella llegó en un momento en que la ciudad necesitaba una gestora que cargara en su mismo cuerpo todas las causas que defendía y esa era su virtud. Era mujer, negra, villera y lesbiana y defendía esos derechos. Era necesario que tuviéramos una figura como ella para intentar cambiar la política sucia de Río de Janeiro.

–¿Cómo fueron los años de Marielle como concejala?

–Fue concejala por un año y tres meses, en un mandato que debería haber durado cuatro. A pesar de que construyó colectivamente muchos proyectos de ley, cuando iban a votación, todos eran rechazados. Al día de su muerte no logró aprobar ningún proyecto. No obstante, después de siete meses trajimos de vuelta a votación seis proyectos. Cinco de ellos que buscaban la seguridad de la población villera periférica, la seguridad de la mujer, los logramos aprobar después de su muerte. Esas eran las luchas que abanderaba Marielle. Hoy si la tuviéramos a ella por ahí todavía no tendríamos ningún proyecto aprobado.

–¿Cómo sigue su vida ahora?

–Así como me encuentran acá. En un trajín de viajes para todas partes del mundo a donde me invitan. Seguiré manifestándome como activista, defensora de derechos humanos y pidiendo justicia por el caso de Marielle. Hoy hay un proyecto, que es algo que me toca personalmente, no solo de justicia para Marielle sino la continuidad de su lucha para evitar que se pierda.

–¿Qué significa ser mujer, negra, lesbiana y nacida en la favela?

–En una palabra: resistencia.

 

Publicado originalmente en Página 12

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