Desde el pasado domingo Mumia Abu-Jamal, periodista y activista preso hace 32 años, está desaparecido dentro de la prisión. El lunes por la mañana lo devolvieron a la enfermería de la prisión SCI Mahanoy en Pensilvania, Estados Unidos, después de atravesar por una crisis médica y remitido a cuidados intensivos.
Desde el domingo no han permitido a familiares, amigos, abogados y médicos que vean a Mumia, desconociendo su estado actual de salud
El 22 de abril el Departamento de Correcciones rechazó la petición de Mumia para que un médico independiente le diera un diagnóstico más preciso de su actual condición.
En esta situación las autoridades carcelarias podrían lograr la ejecución de Mumia que sus enemigos policiacos y políticos siempre han querido, denunciaron sus familiares mediante un comunicado.
Según informaron los familiares del ex Pantera Negra, los médicos han aplicado sobredosis de insulina, por la supuesta diabetes que padece, pero él nunca ha padecido de esta enfermedad.
La organización Campaña para Llevar a Mumia a Casa, de Nueva York, comentó que Mumia se ha quejado de sentirse mal desde enero pasado. Si hubiera recibido la atención necesaria, no estaría en esta situación. Esta crisis muestra el problema de la falta de servicios de salud en las prisiones de Estados Unidos como una violación fundamental de los derechos humanos.
Fue condenado a muerte bajo las órdenes del juez Albert Sabo, miembro vitalicio de la Orden Fraternal de Policía. Es conocido el episodio donde Sabo dijo a un colega que le ayudaría a freír al negro. Desde el año 2011, Mumia Abu-Jamal no está condenado a la muerte rápida por inyección letal, sino a la muerte lenta en prisión bajo una sentencia de cadena perpetua.
En días pasados Mumia envió un mensaje a todas las personas que se han preocupado por su estado de salud. Cientos, tal vez miles de personas hicieron llamadas, escribieron correos, salieron a protestar, salieron a manifestarse. Yo no sabía que ustedes estaban ahí porque había perdido la consciencia durante parte de ese tiempo. No los vi. No los oí. Pero los sentí en mi corazón. Los sentí en mis huesos. Los siento ahora y les agradezco.